El presidente de Enagás, Antonio Llardén, explicó que la bajada de la demanda prevista para este año «no nos dice nada», porque en el sector del gas existen dos submercados completamente diferente.
Así, las previsiones apuntan que el mercado convencional, que abarca a hogares, locales comerciales e industria y que supone el 75% del total, crecerá un 6% este año.
Llardén indicó que este repunte se debe, sobre todo, al efecto de «la industria y la cogeneración» (un sistema que permite generar electricidad y aprovechar el calor que se desprende en el proceso), aunque también a que «este año está siendo algo más frío» que el anterior y a que se «está incrementando el número de hogares que tienen gas».
Sin embargo, el gas que se utiliza para generar electricidad en centrales de ciclo combinado, que supone el cuarto restante del mercado, bajará en un 20%, debido al menor funcionamiento de estas plantas.
Según Llardén, en España «tenemos unas instalaciones eléctricas, que llamamos ciclos combinados, muy eficientes», pero que «no funcionan a la potencia que podrían».
Esto se debe a que «hay una potencia renovable muy importante que tiene prioridad de funcionamiento sobre los ciclos combinados», a lo que se suma una mayor generación de carbón y a la menor demanda eléctrica como consecuencia de la crisis.
De cara al año que viene, Llardén descartó que «el número de horas que funcionan los ciclos» vaya a estar «excesivamente influido» por la aplicación del denominado «céntimo verde», que gravará la utilización de gas natural para generar electricidad.
En su opinión, es mucho más importante «encontrar un equilibrio» entre el volumen de potencia instalada renovable, nuclear, térmica de carbón y de gas.
La competencia mejorará si logra la red francesa de gas
Asimismo, el presidente de Enagás destacó que la oferta de la compañía para hacerse con parte de la red de gas de Francia tendrá efectos beneficiosos para toda Europa, ya que si logra estos activos se construirían más interconexiones y esto aumentaría la competencia.
Llardén explicó que Enagás decidió liderar un consorcio internacional para pujar por la compañía Transport Infraestructures Gaz France (TIGF), filial de Total y propietaria de los gasoductos del sur de Francia.
El presidente subrayó que se trata de una empresa que Enagás conoce «muy bien» y de la que tiene un «conocimiento personal», ya que se trata del «vecino» del norte, con el que están trabajando para poner en marcha las interconexiones a través de los Pirineos.
En este consorcio, la gasista española sería el socio industrial, el que aporta «la experiencia y la gestión», y estaría acompañada por «dos grandes fondos de inversión».
Aunque se desconocen los detalles de la operación por cuestiones de confidencialidad, Llardén destacó que si Enagás llega a hacerse con el contrato y gestionar parte de la red francesa, esto facilitaría «más competencia y un mayor tránsito (de gas) norte-sur o sur-norte».
En su opinión, esta mejor conexión sería buena para el país, porque permitiría abaratar los peajes o cuotas por usar los gasoductos, «pero también sería bueno para el resto de Europa», porque España es un «puerto de llegada de gas procedente de países muy diferentes que podría ir hacia el resto de Europa en caso de necesidad o simplemente para abaratar los precios».
Además, permitiría avanzar hacia uno de las grandes ambiciones del sector, convertir a España en un «hub» o centro de distribución de gas para toda Europa.
España tiene «una posición estratégica», además de «una gran ventaja competitiva respecto a otros países europeos», sus infraestructuras, ya que cuenta con siete plantas de regasificación «potentes» y tanques que permiten «recibir y almacenar gas un cierto tiempo para redistribuirlo a otros países por barco o por tubería».
De hecho, Llardén apuntó que España empieza a ser un país «de tránsito» del gas, ya que, a pesar de la caída del consumo, Enagás transportará este año un 1% más de combustible que el pasado año.
Enagás transporta «más gas del que realmente consumimos en el país» porque parte del combustible que descargan las compañías en los puertos españoles se dirige a Portugal, Francia e incluso «se recargan buques con gas que hay almacenado para ir a otros destinos como puede ser Japón».
De momento, estas exportaciones no son muy significativas en volumen, aunque a la larga podrían ser relevantes en términos económicos. Esto se debe a que los costes de mantenimiento del sistema -gasoductos y regasificadoras- son fijos y se reparten cada año entre los diferentes operadores, es decir, entre las empresas que compran y venden el gas.
Así, si hay «más movimiento de gas» cada empresa tendrá que pagar menos, lo que sería «bueno para todos», porque «abarataría el coste de la energía en nuestro propio país».
Las regasificadoras canarias abaratarán la luz
Por otro lado, el presidente de Enagás defendió el carácter prioritario de la construcción de dos plantas de regasificación en las Islas Canarias porque mejorarán el suministro del archipiélago y permitirán abaratar el recibo de la luz en todo el territorio nacional.
Llardén explicó que, debido a la crisis, se ha «congelado» la inversión en nueva infraestructura, con la excepción de tres tipos de proyectos: interconexiones internacionales, almacenamientos subterráneos y las regasificadoras en las Islas Canarias.
El objetivo de la puesta en marcha de estas regasificadoras es llevar la red de gas natural a «la única parte del territorio nacional» que todavía no dispone de este combustible.
Esta es una cuestión prioritaria porque se trata de una «nueva fuente de suministro que da una mayor seguridad a las islas», según Llardén.
Además, pondrá a disposición de factorías, hoteles y hospitales «un combustible que es menos contaminante y muy flexible» a «un territorio que tiene un fuerte desarrollo turístico» y posibilidad de instalar industria, como es Canarias.
A esto hay que añadir, según Llardén, una razón económica. La generación de electricidad en las islas «es más cara que en otras partes del territorio nacional» y, por ello, requiere de un «dinero extra» que se obtiene de los Presupuestos Generales del Estado o de la propia tarifa.
Así, una vez que entren en funcionamiento las regasificadoras, se podrían instalar centrales de ciclo combinado en Canarias, de manera que «el coste total de la energía producida sería inferior», lo que beneficiaría al «conjunto del país», que ya no tendría que pagar el desfase.
Llardén indicó que el proyecto de regasificadora de Tenerife «está ya muy adelantado» y que espera que se pueda iniciar la construcción de la planta el próximo año. Sin embargo, la instalación de Gran Canaria está aun pendiente de concretar su emplazamiento definitivo, una decisión que corresponde al Gobierno de la región.