El número de consumidores de gas natural aumenta, pero disminuye la demanda durante 2012, según la CNE

Así se desprende de los datos del Informe trimestral de supervisión del mercado minorista de gas natural en España publicado por la Comisión Nacional de la Energía (CNE).

Desde la patronal gasista Sedigas aseguraron que esta situación se produce por la gran caída del consumo de gas para la producción de electricidad en ciclos combinados. Prueba de ello es que en los últimos cinco años, desde 2008 hasta 2012, cayó un 55% la generación por ciclo combinado, según datos de Sedigas.

En concreto, en 2012 descendió un 23% el uso de los ciclos combinados respecto a 2011, lo que, según fuentes del sector gasista, se produce por el aumento del uso de las energías renovables, sobre todo la eólica, para la producción de electricidad; y del menor precio del carbón de importación.

En esta línea, desde el sector gasista calificaron de «contradictorio» que se apoye desde las autoridades el uso de renovables para reducir emisiones de CO2 a la atmósfera y, a la vez, se esté obligando a la quema de más carbón.

Por ello, sostuvieron que, ya que en España existe una estructura de ciclos combinados, ésta se emplee más. El parque español se encuentra «infrautilizado» porque se están «priorizando» otras energías.

El consumo de gas en 2012 se repartió de la siguiente forma: un 60% por parte de la industria, que ascendió un 6,1%; un 16% por el consumidor doméstico, que creció un 8,3%; y el 23% para la generación de electricidad (ciclos combinados), que cayó un 23%.

Según la CNE, los grupos con mayores ventas en el conjunto del mercado son Gas Natural Fenosa (41,83%), Endesa (15,25%), UF Gas Comercializadora (12,13%), Cepsa (6,76%), EDP (5,96%), Iberdrola (5,67%). Otros diecinueve grupos empresariales suman en conjunto el 12,41% restante del mercado de gas en España.

Comparando el año 2012 con los valores registrados en el año 2011, se observa que en términos de ventas, vieron reducida su cuota Iberdrola (-3,34 puntos porcentuales) y Unión Fenosa Gas Comercializadora (-1,21 puntos porcentuales) y han aumentado su cuota el Grupo Gas Natural Fenosa (4,80 puntos porcentuales).

En relación con el número de clientes de gas natural al final del cuarto trimestre, por grupos societarios, Gas Natural Fenosa tiene 4.223.589 consumidores (el 57,2%), seguido de Endesa con 1.252.349 (16,96%), Iberdrola con 797.211 (10,79%), EDP con 769.975 (10,43%), Galp con 301.731 (4,09%) y E.ON Energía con 38.640 (0,52%).

Descontando el efecto del traspaso de aproximadamente 245.000 clientes desde la cartera de clientes de Gas Natural Fenosa a Endesa en la Comunidad de Madrid, Gas Natural Fenosa es la comercializadora con mayor crecimiento neto en 2012, con una captación de aproximadamente 100.000 clientes, mientras que Endesa pierde unos 30.000 clientes.

El número de clientes suministrados a precio libre es de 5.100.663, lo que supone el 69,07% del total de clientes de gas, mientras que los clientes suministrados a tarifa de último recurso son 2.284.539, lo que representa el 30,93% del total de clientes. En el año 2012, el número de clientes suministrados a precio libre ha aumentado en 400.000, lo que supone un 5% del total de clientes de gas.

La CNE destacó que continúan disminuyendo los consumidores acogidos a las tarifas de último recurso (TUR) frente a los clientes de gas que optan por un contrato de suministro a precio libre, que crecen en 82.768 clientes con respecto a septiembre de 2012. A finales de diciembre el número de clientes suministrados a precio libre es de 5.100.663 clientes, el 69,07% del número de clientes del mercado nacional.

En relación con el número de clientes en el mercado español de gas en el cuarto trimestre, por grupos societarios, Gas Natural Fenosa tiene la mayor cuota, con 4.223.589 consumidores (el 57,2%), seguido de Endesa con 1.252.349 (17,0%), Iberdrola con 797.211 (10,8%), EDP con 769.975 (10,4%), Galp con 301.731 (4,1%) y EON con 38.640 (0,5%).

Los comercializadores con un mayor crecimiento por cuota de ventas son, Endesa (3,04%), Iberdrola (1,67%). Por el contrario el grupo con mayor pérdida de cuota es UF Gas Comercializadora con -1,96%.

En el cuarto trimestre se incorporaron 36.572 nuevos clientes netos, por lo que el mercado de gas natural en España ha alcanzado la cifra de 7.385.202 a finales de diciembre.

A finales de diciembre de 2012 hay 3.768 clientes sin derecho a tarifa de último recurso que todavía siguen siendo suministrados por un comercializador de último recurso.

Los clientes de gas suben en más de 100.000 en 2012 y Gas Natural Fenosa mantiene su hegemonía en el mercado, según datos de la CNE

Gas Natural Fenosa, con un 41,83%, de las ventas, mantiene su hegemonía en este mercado, muy por delante del segundo principal competidor, que es Endesa, con un 15,25%. Unión Fenosa Gas Comercializadora tiene una cuota del 12,13%, frente al 6,76% de Cepsa, el 5,96% de EDP y el 5,67% de Iberdrola.

Durante el ejercicio, Iberdrola redujo en 3,34 puntos porcentuales su cuota y Unión Fenosa Gas Comercializadora lo hizo en 1,21 puntos, mientras que el grupo Gas Natural Fenosa la incrementó en 4,80 puntos porcentuales.

En términos de clientes, Gas Natural Fenosa tiene 4,2 millones, o el 57,2% del total, frente a los 1,25 millones de Endesa (16,96%), los 797.211 de Iberdrola (10,79%), los 769.975 de EDP (10,43%), los 301.731 de Galp (4,09%) y los 38.640 de E.ON Energía (0,52%).

Gas Natural Fenosa fue la comercializadora con mayor captación neta de clientes durante el año, con cerca de 100.000, mientras que Endesa pierde 30.000, indicó el regulador energético. No obstante, estas cifras no tienen en cuenta el efecto de traspaso de cerca de 245.000 clientes desde la cartera de clientes de Gas Natural Fenosa a Endesa en la Comunidad Autónoma de Madrid.

El número de clientes suministrados en el mercado libre es de 5,1 millones en la actualidad, lo que supone el 69,07% del total, mientras que los clientes suministrados a tarifa de último recurso ascienden a 2,28 millones, lo que representa el 30,93% del total de clientes.

A lo largo del ejercicio 2012, el número de clientes suministrados en el mercado libre se incrementó en 400.000, lo que supone un crecimiento del 5% con respecto a 2011.

Al cierre del pasado año había 3.768 clientes de gas natural sin derecho a la tarifa de último recurso (TUR) que seguían siendo suministrados por comercializadores de último recurso.

La demanda de gas de hogares y empresas aumenta un 5,7% en 2012 y alcanza su récord histórico

El avance estadístico ofrecido por la Asociación Española del Gas (Sedigás) también cifró en 1.148 millones de euros las inversiones materiales acometidas por el sector durante el ejercicio, frente a los 1.616 millones de euros incluidos en la memoria del año pasado. A nivel europeo, España sigue siendo el país con más terminales de descarga y regasificación, y descarga el 37% del gas natural licuado (GNL) que llega a la Unión Europea.

De hecho, Sedigás citó como «punto fuerte» de la industria la variedad de orígenes de suministro, que incluye once países. En este sentido, el principal suministrador de gas el pasado año fue Argelia, con un 41% del total, seguido de Nigeria (15 %).

Además, destacó la puesta en marcha de nuevas instalaciones de cogeneración, lo que impulsó el incremento en el consumo convencional, en el que la industria tiene un peso del 60%.

La industria se mantuvo en 2012 como el principal consumidor de gas del gas (60%), seguido de la generación eléctrica para producir electricidad que acaparó el 23%, mientras que el sector doméstico y comercial demandó un 16% del total. Este último grupo eleva su consumo por las temperaturuas más bajas y por el esfuerzo en la captación de nuevos clientes.

La caída en la demanda de gas en ciclos combinados responde al incremento de la participación de las energías renovables, entre las que destacaron las instalaciones solares y eólicas, y el menor precio del carbón de importación. La demanda total de gas natural en 2012 fue de 362.687 gigavatios hora (GWh) o de 31,2 bcm (31.200 millones de metros cúbicos).

Los 1.148 millones de euros invertidos durante el año permitieron incrementar las infraestructuras del sector, principalmente en la expansión de las redes de transporte y distribución. Tras el esfuerzo de 2012, las inversiones totales realizadas desde el año 2000 alcanzaron los 14.000 millones de euros en diversos activos.

Estas inversiones permitieron superar la cifra de 80.000 kilómetros de redes de transporte y distribución de gas, y también llegar a 1.579 municipios con servicio de gas, con lo que se cubre más del 75% de la población española y se alcanzaron los 7,4 millones de puntos de consumo.

Sedigás consideró que el gas natural «sigue siendo clave en la cobertura de las puntas de demanda eléctrica en España» y como soporte de las tecnologías de generación no gestionables. No obstante, la caída de demanda de gas para este fin redujo a un 14% la aportación de los ciclos combinados para la generación de electricidad al «mix» eléctrico.

Este menor consumo de gas para generación eléctrica ocasionó una menor intervención en el mercado de los ciclos combinados, cuyo factor de utilización a los largo del ejercicio se situó en un 19% de media.

Para Sedigás, los ciclos combinados son «la mejor opción para actuar de respaldo de las energías renovables por su flexibilidad operativa, eficiencia, coste de inversión y menor emisión de CO2 entre las energías tradicionales». No obstante, esta tecnología está «infra retribuida y, en las condiciones económicas actuales, será improbable que se hagan», aseguró.

El precio del gas licuado de petróleo por canalización bajará un 3,46%

En concreto, el precio máximo del término variable de la tarifa para usuarios finales de GLP por canalización antes de impuestos se situará desde este mismo martes en 106,1092 céntimos de euro por kilogramo, frente a los 109,9191 céntimos del mes anterior.

El precio del GLP, diversas mezclas de propano y butano utilizadas principalmente en urbanizaciones y chalés, experimentó fuertes descensos en abril, mayo, junio y julio de 2012, acumulando en estos meses un recorte de más del 16% respecto al precio vigente en enero de ese mismo año (103,4815 céntimos de euro por kilo).

No obstante, tras registrar considerables subidas en agosto y septiembre, bajar en octubre, subir de nuevo en noviembre y volver a retroceder en diciembre y en enero y febrero de 2013, el precio actual del GLP supera al existente a principios de 2012 en un 2,5%.

A pesar de ello, el término fijo de este combustible se va a mantener sin cambios en el presente mes de febrero, al situarse en 1,57 euros al mes, la misma cantidad que en enero.

Asimismo, el precio del GLP canalizado para su distribución a granel bajará un 4%, hasta los 91,5559 céntimos por kilogramo.

La revisión de precios de los gases licuados por canalización se realiza mediante una fórmula automática que pondera la cotización internacional de la materia prima, el flete (o coste del transporte) y la cotización internacional entre el euro y el dólar.

Los almacenes naturales de gas conllevan sus riesgos para España, un país dependiente de energía

La autorización del proyecto de almacenamiento natural de gas en el entorno del Parque Nacional de Doñana reabrió el debate sobre la conveniencia del uso de estas instalaciones.

Estos almacenes son un «aprovechamiento» de formaciones naturales, ya sean antiguos yacimientos de gas, formaciones salinas o acuíferos, explicaron diversas empresas del sector.

Sin embargo, Ecologistas en Acción se refiere a éstos como «rocas trampa», pues es en éstas donde se almacena el gas, es decir, no existen cavidades como tal en el subsuelo, sino que el gas se almacena dentro de rocas porosas, donde antes hubo otro material.

Para que el sistema resulte eficaz, es necesaria una estructura rocosa impermeable sobre las rocosas que las selle e impida la fuga del gas, explicó el vocal de la Junta de Gobierno del Colegio de Geólogos, Roberto Rodríguez.

Rodríguez apuntó que la capacidad de estos depósitos naturales puede llegar a ser 30 ó 50 veces superior a la de los artificiales y que, por tanto, resultan de gran valor frente a situaciones de crisis internacionales entre países que exportan gas a España, dado que podrían almacenar la provisión necesaria para «unos meses».

Enagás, empresa que cuenta con tres de estos almacenes, destacó que uno de sus depósitos naturales en Yela (Guadalajara) tiene una capacidad de 2.000 millones de m3, mientras que sus tanques artificiales pueden llegar a los 150.000 m3.

Su fin, antes que de mero suministro, es más bien estratégico, explicó la portavoz de Enagás, y añadió como ejemplo la ciudad de Berlín «que todo su subsuelo es un almacén de gas».

La portavoz de esta empresa explicó que estos yacimientos naturales no suelen vaciarse completamente, sino que sólo se extrae una porción usualmente en invierno, mientras que en verano se procede al almacenamiento.

No obstante, los ecologistas apuntaron el riesgo de fuga de estas instalaciones y en este sentido, recordaron la catástrofe ambiental del Golfo de México «donde toda la tecnología empleada era la mejor».

«Toda actividad industrial conlleva unos riesgos», subrayó Rodríguez, un riesgo que afirma que es igual al de cualquier actividad extractiva, como la explotación petrolífera.

No obstante, el geólogo insistió en que los beneficios de esta actividad son mayores a sus desventajas y que el impacto medioambiental es exclusivamente el de las instalaciones de la superficie y el gasoducto.

En cuanto al proceso de inyección del gas en la estructura rocosa, fuentes de Gas Natural Fenosa explicaron que la técnica siempre es la misma y se desarrolla mediante gasoductos. Sin embargo, el proceso puede sufrir algunas alteraciones según el origen del depósito -sal, agua o hidrocarburo-, según Gas Natural Fenosa.

El caso de los antiguos yacimientos es el más sencillo, se agilizan los trámites, dado que no es necesario demostrar que el lugar es apto como almacén.

Cuando se trata de acuíferos, es necesario usar mayor cantidad de gas a fin de saturar la roca y desplazar el agua que radica en éstas. De ese modo, en el caso de los acuíferos hay una porción de gas que no podrá recuperarse.

En cuanto a la cavidades salinas se refiere, éstas se crean al inyectar agua dulce en la superficie rocosa en cuestión.

Los almacenes naturales de gas conllevan sus riesgos para España, un país dependiente de energía

La autorización del proyecto de almacenamiento natural de gas en el entorno del Parque Nacional de Doñana reabrió el debate sobre la conveniencia del uso de estas instalaciones.

Estos almacenes son un «aprovechamiento» de formaciones naturales, ya sean antiguos yacimientos de gas, formaciones salinas o acuíferos, explicaron diversas empresas del sector.

Sin embargo, Ecologistas en Acción se refiere a éstos como «rocas trampa», pues es en éstas donde se almacena el gas, es decir, no existen cavidades como tal en el subsuelo, sino que el gas se almacena dentro de rocas porosas, donde antes hubo otro material.

Para que el sistema resulte eficaz, es necesaria una estructura rocosa impermeable sobre las rocosas que las selle e impida la fuga del gas, explicó el vocal de la Junta de Gobierno del Colegio de Geólogos, Roberto Rodríguez.

Rodríguez apuntó que la capacidad de estos depósitos naturales puede llegar a ser 30 ó 50 veces superior a la de los artificiales y que, por tanto, resultan de gran valor frente a situaciones de crisis internacionales entre países que exportan gas a España, dado que podrían almacenar la provisión necesaria para «unos meses».

Enagás, empresa que cuenta con tres de estos almacenes, destacó que uno de sus depósitos naturales en Yela (Guadalajara) tiene una capacidad de 2.000 millones de m3, mientras que sus tanques artificiales pueden llegar a los 150.000 m3.

Su fin, antes que de mero suministro, es más bien estratégico, explicó la portavoz de Enagás, y añadió como ejemplo la ciudad de Berlín «que todo su subsuelo es un almacén de gas».

La portavoz de esta empresa explicó que estos yacimientos naturales no suelen vaciarse completamente, sino que sólo se extrae una porción usualmente en invierno, mientras que en verano se procede al almacenamiento.

No obstante, los ecologistas apuntaron el riesgo de fuga de estas instalaciones y en este sentido, recordaron la catástrofe ambiental del Golfo de México «donde toda la tecnología empleada era la mejor».

«Toda actividad industrial conlleva unos riesgos», subrayó Rodríguez, un riesgo que afirma que es igual al de cualquier actividad extractiva, como la explotación petrolífera.

No obstante, el geólogo insistió en que los beneficios de esta actividad son mayores a sus desventajas y que el impacto medioambiental es exclusivamente el de las instalaciones de la superficie y el gasoducto.

En cuanto al proceso de inyección del gas en la estructura rocosa, fuentes de Gas Natural Fenosa explicaron que la técnica siempre es la misma y se desarrolla mediante gasoductos. Sin embargo, el proceso puede sufrir algunas alteraciones según el origen del depósito -sal, agua o hidrocarburo-, según Gas Natural Fenosa.

El caso de los antiguos yacimientos es el más sencillo, se agilizan los trámites, dado que no es necesario demostrar que el lugar es apto como almacén.

Cuando se trata de acuíferos, es necesario usar mayor cantidad de gas a fin de saturar la roca y desplazar el agua que radica en éstas. De ese modo, en el caso de los acuíferos hay una porción de gas que no podrá recuperarse.

En cuanto a la cavidades salinas se refiere, éstas se crean al inyectar agua dulce en la superficie rocosa en cuestión.

Los almacenes naturales de gas conllevan sus riesgos para España, un país dependiente de energía

La autorización del proyecto de almacenamiento natural de gas en el entorno del Parque Nacional de Doñana reabrió el debate sobre la conveniencia del uso de estas instalaciones.

Estos almacenes son un «aprovechamiento» de formaciones naturales, ya sean antiguos yacimientos de gas, formaciones salinas o acuíferos, explicaron diversas empresas del sector.

Sin embargo, Ecologistas en Acción se refiere a éstos como «rocas trampa», pues es en éstas donde se almacena el gas, es decir, no existen cavidades como tal en el subsuelo, sino que el gas se almacena dentro de rocas porosas, donde antes hubo otro material.

Para que el sistema resulte eficaz, es necesaria una estructura rocosa impermeable sobre las rocosas que las selle e impida la fuga del gas, explicó el vocal de la Junta de Gobierno del Colegio de Geólogos, Roberto Rodríguez.

Rodríguez apuntó que la capacidad de estos depósitos naturales puede llegar a ser 30 ó 50 veces superior a la de los artificiales y que, por tanto, resultan de gran valor frente a situaciones de crisis internacionales entre países que exportan gas a España, dado que podrían almacenar la provisión necesaria para «unos meses».

Enagás, empresa que cuenta con tres de estos almacenes, destacó que uno de sus depósitos naturales en Yela (Guadalajara) tiene una capacidad de 2.000 millones de m3, mientras que sus tanques artificiales pueden llegar a los 150.000 m3.

Su fin, antes que de mero suministro, es más bien estratégico, explicó la portavoz de Enagás, y añadió como ejemplo la ciudad de Berlín «que todo su subsuelo es un almacén de gas».

La portavoz de esta empresa explicó que estos yacimientos naturales no suelen vaciarse completamente, sino que sólo se extrae una porción usualmente en invierno, mientras que en verano se procede al almacenamiento.

No obstante, los ecologistas apuntaron el riesgo de fuga de estas instalaciones y en este sentido, recordaron la catástrofe ambiental del Golfo de México «donde toda la tecnología empleada era la mejor».

«Toda actividad industrial conlleva unos riesgos», subrayó Rodríguez, un riesgo que afirma que es igual al de cualquier actividad extractiva, como la explotación petrolífera.

No obstante, el geólogo insistió en que los beneficios de esta actividad son mayores a sus desventajas y que el impacto medioambiental es exclusivamente el de las instalaciones de la superficie y el gasoducto.

En cuanto al proceso de inyección del gas en la estructura rocosa, fuentes de Gas Natural Fenosa explicaron que la técnica siempre es la misma y se desarrolla mediante gasoductos. Sin embargo, el proceso puede sufrir algunas alteraciones según el origen del depósito -sal, agua o hidrocarburo-, según Gas Natural Fenosa.

El caso de los antiguos yacimientos es el más sencillo, se agilizan los trámites, dado que no es necesario demostrar que el lugar es apto como almacén.

Cuando se trata de acuíferos, es necesario usar mayor cantidad de gas a fin de saturar la roca y desplazar el agua que radica en éstas. De ese modo, en el caso de los acuíferos hay una porción de gas que no podrá recuperarse.

En cuanto a la cavidades salinas se refiere, éstas se crean al inyectar agua dulce en la superficie rocosa en cuestión.

Ucrania y Rusia se enfrentan una vez más por el conflicto del gas

Los ucranianos recordarán el invierno de 2012 como uno de los más fríos de su historia reciente, con temperaturas negativas récord y ciudadanos ucranianos literalmente congelados en las calles.

Y mientras una ola de frío polar recorría la antigua república soviética, su Gobierno anunciaba ya en enero de 2012 una drástica reducción de la importación del gas ruso ante la práctica imposibilidad de pagar por éste unos precios que siempre denunciaron como abusivos.

Respondía entonces Gazprom, el monopolio estatal ruso que vende el gas a su homóloga ucraniana Naftogaz, que ésta tendría que abonar en cualquier caso el coste del volumen mínimo establecido por contrato sin importar la cantidad del combustible azul que recogiera del gasoducto que recorre su territorio camino a Europa.

Así lo establece el polémico contrato firmado en 2009 entre la entonces primera ministra ucraniana Yulia Timoshenko y el entonces jefe de Gobierno ruso, Vladímir Putin, un documento que le costó una condena a siete años de cárcel por abuso de poder a la política ucraniana, en la oposición desde 2010.

Dicho contrato, en vigor hasta 2019, obliga que Naftogaz pague anualmente por un mínimo de 41.600 millones de metros cúbicos de gas aunque haya importado menos debido a una cláusula del acuerdo denominada como «coge o paga» (take or pay, en inglés).

Pasado un año desde que Kiev tomara la arriesgada decisión de no cumplir con la cláusula «coge o paga» y después de importar en 2012 un 26,5% menos de gas que el año anterior, casi 9.000 millones de metros cúbicos menos del mínimo acordado en 2009, ha llegado la hora abonar las facturas.

El monopolio ruso reclama a Naftogaz 7.000 millones de dólares por el gas que no ha recogido la gasística ucraniana, mientras que en Kiev insisten en que ya han pagado todo el combustible importado el año pasado.

El ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Leonid Kozara, declaró en Bruselas que Ucrania no reconoce como deuda soberana la cantidad reclamada por Gazprom y agregó que las diferencias deben ser resueltas en la mesa de negociaciones.

A su vez, el embajador de Rusia en Ucrania, Mijail Zurábov, aseguró que la factura del consorcio ruso debe ser entendida como «una señal para la búsqueda de un compromiso» entre las partes.

Mientras tanto, expertos ucranianos consideraron que Naftogaz guarda un as en la manga que podría usar en un eventual pleito en el Arbitraje de Estocolmo en caso de que las partes no lleguen al compromiso.

Mijail Goncharov, experto en seguridad energética, y Maxima Alínova, especialista en derecho internacional, señalaron a la edición digital ZN.UA que Gazprom también incumplió una cláusula del contrato, la referida al volumen mínimo de tránsito de gas ruso hacia Europa, por el que Ucrania ingresa un porcentaje.

Según Goncharov y Alínova, Rusia debe transportar por el gasoducto ucraniano un mínimo de 110.000 millones de metros cúbicos al año, obligación que incumplió el año pasado.

Ucrania, que llegó a controlar dos tercios de todo el tránsito del gas ruso a Europa, perdió casi la mitad de este volumen en apenas unos años, según la Agencia de Información del Gas rusa.

La puesta en marcha del gasoducto Nord Stream, que une Rusia con el norte de Europa a través del fondo del mar Báltico y el incremento del gas transportado por el gasoducto Yamal-Europa hicieron que Ucrania perdiera su ventaja estratégica en poco más de un año.

La puntilla al 2012 la dio el presidente ruso en un acto más que simbólico para enterrar el histórico papel de Ucrania en el suministro del gas ruso a Europa: el inicio a la obra del gasoducto South Stream, de 2.400 kilómetros, que unirá Rusia con los países del sur europeo a través del mar Negro.

Gracias a Nord Stream, Rusia tiene capacidad para abastecer el norte de Europa con 55.000 millones de metros cúbicos de gas sin pasar por Ucrania, mientras que el South Stream podrá bombear hasta 63.000 millones de metros cúbicos a los países del sur de Europa.

Ucrania y Rusia se enfrentan una vez más por el conflicto del gas

Los ucranianos recordarán el invierno de 2012 como uno de los más fríos de su historia reciente, con temperaturas negativas récord y ciudadanos ucranianos literalmente congelados en las calles.

Y mientras una ola de frío polar recorría la antigua república soviética, su Gobierno anunciaba ya en enero de 2012 una drástica reducción de la importación del gas ruso ante la práctica imposibilidad de pagar por éste unos precios que siempre denunciaron como abusivos.

Respondía entonces Gazprom, el monopolio estatal ruso que vende el gas a su homóloga ucraniana Naftogaz, que ésta tendría que abonar en cualquier caso el coste del volumen mínimo establecido por contrato sin importar la cantidad del combustible azul que recogiera del gasoducto que recorre su territorio camino a Europa.

Así lo establece el polémico contrato firmado en 2009 entre la entonces primera ministra ucraniana Yulia Timoshenko y el entonces jefe de Gobierno ruso, Vladímir Putin, un documento que le costó una condena a siete años de cárcel por abuso de poder a la política ucraniana, en la oposición desde 2010.

Dicho contrato, en vigor hasta 2019, obliga que Naftogaz pague anualmente por un mínimo de 41.600 millones de metros cúbicos de gas aunque haya importado menos debido a una cláusula del acuerdo denominada como «coge o paga» (take or pay, en inglés).

Pasado un año desde que Kiev tomara la arriesgada decisión de no cumplir con la cláusula «coge o paga» y después de importar en 2012 un 26,5% menos de gas que el año anterior, casi 9.000 millones de metros cúbicos menos del mínimo acordado en 2009, ha llegado la hora abonar las facturas.

El monopolio ruso reclama a Naftogaz 7.000 millones de dólares por el gas que no ha recogido la gasística ucraniana, mientras que en Kiev insisten en que ya han pagado todo el combustible importado el año pasado.

El ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Leonid Kozara, declaró en Bruselas que Ucrania no reconoce como deuda soberana la cantidad reclamada por Gazprom y agregó que las diferencias deben ser resueltas en la mesa de negociaciones.

A su vez, el embajador de Rusia en Ucrania, Mijail Zurábov, aseguró que la factura del consorcio ruso debe ser entendida como «una señal para la búsqueda de un compromiso» entre las partes.

Mientras tanto, expertos ucranianos consideraron que Naftogaz guarda un as en la manga que podría usar en un eventual pleito en el Arbitraje de Estocolmo en caso de que las partes no lleguen al compromiso.

Mijail Goncharov, experto en seguridad energética, y Maxima Alínova, especialista en derecho internacional, señalaron a la edición digital ZN.UA que Gazprom también incumplió una cláusula del contrato, la referida al volumen mínimo de tránsito de gas ruso hacia Europa, por el que Ucrania ingresa un porcentaje.

Según Goncharov y Alínova, Rusia debe transportar por el gasoducto ucraniano un mínimo de 110.000 millones de metros cúbicos al año, obligación que incumplió el año pasado.

Ucrania, que llegó a controlar dos tercios de todo el tránsito del gas ruso a Europa, perdió casi la mitad de este volumen en apenas unos años, según la Agencia de Información del Gas rusa.

La puesta en marcha del gasoducto Nord Stream, que une Rusia con el norte de Europa a través del fondo del mar Báltico y el incremento del gas transportado por el gasoducto Yamal-Europa hicieron que Ucrania perdiera su ventaja estratégica en poco más de un año.

La puntilla al 2012 la dio el presidente ruso en un acto más que simbólico para enterrar el histórico papel de Ucrania en el suministro del gas ruso a Europa: el inicio a la obra del gasoducto South Stream, de 2.400 kilómetros, que unirá Rusia con los países del sur europeo a través del mar Negro.

Gracias a Nord Stream, Rusia tiene capacidad para abastecer el norte de Europa con 55.000 millones de metros cúbicos de gas sin pasar por Ucrania, mientras que el South Stream podrá bombear hasta 63.000 millones de metros cúbicos a los países del sur de Europa.

Ucrania y Rusia se enfrentan una vez más por el conflicto del gas

Los ucranianos recordarán el invierno de 2012 como uno de los más fríos de su historia reciente, con temperaturas negativas récord y ciudadanos ucranianos literalmente congelados en las calles.

Y mientras una ola de frío polar recorría la antigua república soviética, su Gobierno anunciaba ya en enero de 2012 una drástica reducción de la importación del gas ruso ante la práctica imposibilidad de pagar por éste unos precios que siempre denunciaron como abusivos.

Respondía entonces Gazprom, el monopolio estatal ruso que vende el gas a su homóloga ucraniana Naftogaz, que ésta tendría que abonar en cualquier caso el coste del volumen mínimo establecido por contrato sin importar la cantidad del combustible azul que recogiera del gasoducto que recorre su territorio camino a Europa.

Así lo establece el polémico contrato firmado en 2009 entre la entonces primera ministra ucraniana Yulia Timoshenko y el entonces jefe de Gobierno ruso, Vladímir Putin, un documento que le costó una condena a siete años de cárcel por abuso de poder a la política ucraniana, en la oposición desde 2010.

Dicho contrato, en vigor hasta 2019, obliga que Naftogaz pague anualmente por un mínimo de 41.600 millones de metros cúbicos de gas aunque haya importado menos debido a una cláusula del acuerdo denominada como «coge o paga» (take or pay, en inglés).

Pasado un año desde que Kiev tomara la arriesgada decisión de no cumplir con la cláusula «coge o paga» y después de importar en 2012 un 26,5% menos de gas que el año anterior, casi 9.000 millones de metros cúbicos menos del mínimo acordado en 2009, ha llegado la hora abonar las facturas.

El monopolio ruso reclama a Naftogaz 7.000 millones de dólares por el gas que no ha recogido la gasística ucraniana, mientras que en Kiev insisten en que ya han pagado todo el combustible importado el año pasado.

El ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Leonid Kozara, declaró en Bruselas que Ucrania no reconoce como deuda soberana la cantidad reclamada por Gazprom y agregó que las diferencias deben ser resueltas en la mesa de negociaciones.

A su vez, el embajador de Rusia en Ucrania, Mijail Zurábov, aseguró que la factura del consorcio ruso debe ser entendida como «una señal para la búsqueda de un compromiso» entre las partes.

Mientras tanto, expertos ucranianos consideraron que Naftogaz guarda un as en la manga que podría usar en un eventual pleito en el Arbitraje de Estocolmo en caso de que las partes no lleguen al compromiso.

Mijail Goncharov, experto en seguridad energética, y Maxima Alínova, especialista en derecho internacional, señalaron a la edición digital ZN.UA que Gazprom también incumplió una cláusula del contrato, la referida al volumen mínimo de tránsito de gas ruso hacia Europa, por el que Ucrania ingresa un porcentaje.

Según Goncharov y Alínova, Rusia debe transportar por el gasoducto ucraniano un mínimo de 110.000 millones de metros cúbicos al año, obligación que incumplió el año pasado.

Ucrania, que llegó a controlar dos tercios de todo el tránsito del gas ruso a Europa, perdió casi la mitad de este volumen en apenas unos años, según la Agencia de Información del Gas rusa.

La puesta en marcha del gasoducto Nord Stream, que une Rusia con el norte de Europa a través del fondo del mar Báltico y el incremento del gas transportado por el gasoducto Yamal-Europa hicieron que Ucrania perdiera su ventaja estratégica en poco más de un año.

La puntilla al 2012 la dio el presidente ruso en un acto más que simbólico para enterrar el histórico papel de Ucrania en el suministro del gas ruso a Europa: el inicio a la obra del gasoducto South Stream, de 2.400 kilómetros, que unirá Rusia con los países del sur europeo a través del mar Negro.

Gracias a Nord Stream, Rusia tiene capacidad para abastecer el norte de Europa con 55.000 millones de metros cúbicos de gas sin pasar por Ucrania, mientras que el South Stream podrá bombear hasta 63.000 millones de metros cúbicos a los países del sur de Europa.