Los automóviles emiten hasta un 45% más de CO2 que el que dicen en sus anuncios, según varias asociaciones de consumidores

La OCU informó que los fabricantes de automóviles, para reducir las emisiones de CO2, comercializan vehículos «en teoría menos contaminantes», aunque «la realidad es que estas reducciones son bastante menores a las anunciadas», en su opinión.

Así, el informe recogió las mediciones reales del consumo y de los gases emitidos por los automóviles, que siempre son superiores a las publicadas. Según datos de un estudio del Consejo Internacional para el Transporte Limpio (ICCT), la diferencia entre los datos anunciados y los reales pasó del 10% en 2011 al 25% en 2012.

Esta variación se traduce en un sobrecoste de 300 euros anuales para el automovilistas. Según las asociaciones de consumidores, los fabricantes utilizan diferentes «trucos» para obtener menores emisiones en las homologaciones, como hinchar los neumáticos más de lo normal, usar ruedas de baja resistencia a la rodadura o camuflar salientes del coche para mejorar la aerodinámica.

Ante esta situación, las organizaciones solicitaron la aplicación desde 2017 del Worldwide Light Duty Test Procedure (WLTP), como un protocolo que permite evitar dichos trucos y mejorar el actual ciclo de homologación de consumo.

Los automóviles emiten hasta un 45% más de CO2 que el que dicen en sus anuncios, según varias asociaciones de consumidores

La OCU informó que los fabricantes de automóviles, para reducir las emisiones de CO2, comercializan vehículos «en teoría menos contaminantes», aunque «la realidad es que estas reducciones son bastante menores a las anunciadas», en su opinión.

Así, el informe recogió las mediciones reales del consumo y de los gases emitidos por los automóviles, que siempre son superiores a las publicadas. Según datos de un estudio del Consejo Internacional para el Transporte Limpio (ICCT), la diferencia entre los datos anunciados y los reales pasó del 10% en 2011 al 25% en 2012.

Esta variación se traduce en un sobrecoste de 300 euros anuales para el automovilistas. Según las asociaciones de consumidores, los fabricantes utilizan diferentes «trucos» para obtener menores emisiones en las homologaciones, como hinchar los neumáticos más de lo normal, usar ruedas de baja resistencia a la rodadura o camuflar salientes del coche para mejorar la aerodinámica.

Ante esta situación, las organizaciones solicitaron la aplicación desde 2017 del Worldwide Light Duty Test Procedure (WLTP), como un protocolo que permite evitar dichos trucos y mejorar el actual ciclo de homologación de consumo.

Si siguen aumentando las emisiones de CO2, la temperatura del planeta subirá seis grados a final de siglo

«Si seguimos emitiendo cada vez más carbono, el planeta se va a calentar mucho», afirmó Solomon. «Las mejores estimaciones dan un aumento de entre 2 y 6°C a finales del siglo XXI».

En rueda de prensa, añadió que «el nivel del mar se elevará con el aumento de temperaturas y seguirá subiendo incluso muchos siglos después de que dejemos de emitir porque el océano profundo seguirá absorbiendo calor y expandiéndose, y el hielo se seguirá fundiendo«.

Según aseguró, «muchas islas desaparecerán por completo», y la tendencia general es que «en un mundo más cálido las áreas húmedas sean más húmedas y las secas, más secas».

Insistió en que «esto es «especialmente probable» en el área mediterránea a largo plazo, y aunque siga habiendo años más lluviosos, a los países del sur de Europa y norte de África «les va a tocar de lleno».

«Las estadísticas muestran que cada vez hace más calor en verano; eso no significa que todos los veranos vayan a ser más calurosos en todas partes, sino que el fenómeno ocurrirá con más frecuencia. Si tienes 40 años y piensas en el verano más cálido de tu vida adulta, cuando tengas 80, si el planeta se ha calentado dos grados de media, casi todos los veranos serán así. Con dos grados más, el mundo será distinto», concluyó Solomon.

Si siguen aumentando las emisiones de CO2, la temperatura del planeta subirá seis grados a final de siglo

«Si seguimos emitiendo cada vez más carbono, el planeta se va a calentar mucho», afirmó Solomon. «Las mejores estimaciones dan un aumento de entre 2 y 6°C a finales del siglo XXI».

En rueda de prensa, añadió que «el nivel del mar se elevará con el aumento de temperaturas y seguirá subiendo incluso muchos siglos después de que dejemos de emitir porque el océano profundo seguirá absorbiendo calor y expandiéndose, y el hielo se seguirá fundiendo«.

Según aseguró, «muchas islas desaparecerán por completo», y la tendencia general es que «en un mundo más cálido las áreas húmedas sean más húmedas y las secas, más secas».

Insistió en que «esto es «especialmente probable» en el área mediterránea a largo plazo, y aunque siga habiendo años más lluviosos, a los países del sur de Europa y norte de África «les va a tocar de lleno».

«Las estadísticas muestran que cada vez hace más calor en verano; eso no significa que todos los veranos vayan a ser más calurosos en todas partes, sino que el fenómeno ocurrirá con más frecuencia. Si tienes 40 años y piensas en el verano más cálido de tu vida adulta, cuando tengas 80, si el planeta se ha calentado dos grados de media, casi todos los veranos serán así. Con dos grados más, el mundo será distinto», concluyó Solomon.

Si siguen aumentando las emisiones de CO2, la temperatura del planeta subirá seis grados a final de siglo

«Si seguimos emitiendo cada vez más carbono, el planeta se va a calentar mucho», afirmó Solomon. «Las mejores estimaciones dan un aumento de entre 2 y 6°C a finales del siglo XXI».

En rueda de prensa, añadió que «el nivel del mar se elevará con el aumento de temperaturas y seguirá subiendo incluso muchos siglos después de que dejemos de emitir porque el océano profundo seguirá absorbiendo calor y expandiéndose, y el hielo se seguirá fundiendo«.

Según aseguró, «muchas islas desaparecerán por completo», y la tendencia general es que «en un mundo más cálido las áreas húmedas sean más húmedas y las secas, más secas».

Insistió en que «esto es «especialmente probable» en el área mediterránea a largo plazo, y aunque siga habiendo años más lluviosos, a los países del sur de Europa y norte de África «les va a tocar de lleno».

«Las estadísticas muestran que cada vez hace más calor en verano; eso no significa que todos los veranos vayan a ser más calurosos en todas partes, sino que el fenómeno ocurrirá con más frecuencia. Si tienes 40 años y piensas en el verano más cálido de tu vida adulta, cuando tengas 80, si el planeta se ha calentado dos grados de media, casi todos los veranos serán así. Con dos grados más, el mundo será distinto», concluyó Solomon.

Un estudio de WWF destaca que España aumentó sus emisiones de CO2 en un 18,7% respecto a 1990 y pide cambiar el modelo energético

Por ello, WWF reclamó un giro al Gobierno en su política energética hacia un modelo «más renovable y saludable» porque, en este momento está favoreciendo un modelo «acabado» basado en las energías más contaminantes y señaló que, la forma más barata y efectiva para reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y de otros gases de efecto invernadero sería prescindiendo del carbón para generar electricidad.

Durante la presentación del informe, el responsable del inventario de emisiones, José Santamarta, aseguró que España «ha incumplido el Protocolo de Kioto (2008-2012), como era de esperar» y es uno de los países industrializados que más aumentó sus emisiones respecto a 1990, en un 18,7% respecto a ese año base. En el periodo 2008-2012, España emitió una media de 24,5% de incremento frente al año base y superó, por tanto, el 15% asignado por el Protocolo de Kioto.

Entre los causantes, Santamarta apuntó al sector energético como el mayor responsable del conjunto de las emisiones, con un 78% del total, por lo que, en su opinión, «solo una política que promocione las energías renovables puede evitar un incremento alarmante de CO2 cuando comience la recuperación económica».

Concretamente, precisó que las emisiones cayeron un 1,9% en 2012 respecto al año anterior, «a causa, no de las medidas del Gobierno sino de la crisis económica», que provocó una moderación en el consumo de electricidad, del transporte de mercancías y en el uso de vehículo privado. El descenso se produjo en «todos los sectores» excepto en la generación de electricidad, a causa del carbón, y en el del refino de petróleo.

Además, se refirió a los «altos» precios del petróleo y un descenso en el consumo de petróleo, de 50 millones de toneladas que llegaron a consumirse al año, en la época de máxima bonanza, a los 13 millones de toneladas de la actualidad.

Junto a ellas, otras causas de esta bajada de emisiones fueron la paralización de la construcción, la reducción en la venta de automóviles y las elevadas tasas de desempleo.

Santamarta culpó, en buena medida, al carbón nacional de las emisiones de GEI en España y aseguró que la mejor receta para lograr una economía baja en carbono y para cumplir Kioto sin recurrir a la compra de derechos de emisión sería «eliminar» el carbón del mix energético. Esa sería la fórmula más eficaz de lograr los objetivos.

En este sentido, consideró importante resaltar que la reducción de las emisiones podría haber sido mayor de no haber sido por el «decreto del carbón», que protege a este sector energético en España y que lastra económicamente al país al ser deficitario.

«Ojalá el Gobierno del PP haga lo mismo que Margaret Tatcher y cierre el carbón», deseó el experto. A este respecto, aseguró que se trata de una energía que es mala, muy contaminante, genera «unos pocos miles de empleo, 8.000, frente a los 120.000 de las energías renovables» y, además es «mucho más cara» por las primas y ayudas a la quema del carbón nacional y por las ayudas que reciben los mineros a través de la Seguridad Social.

«Hay que cerrar las minas de carbón. Es la fórmula más barata de reducir las emisiones», apostilló Santamarta que recordó que un kilowatio hora con carbón emite 1 kilogramo de CO2, frente a los 750 gramos del fuel o los 10-20 gramos de la energía fotovoltaica.

Para Mar Asunción, responsable del Programa de Cambio Climático de WWF España, lograr que el descenso de la emisiones se mantenga cuando comience la recuperación económica es clave, por lo que «hay que promover los proyectos nacionales y medidas internas de reducción de emisiones en todos los sectores, acabar con la incertidumbre regulatoria en el sector eléctrico y acometer una fiscalidad verde, tanto en el sector de la edificación, como en el del transporte».

A su juicio, el Gobierno está apostando por un modelo energético obsoleto, con combustibles fósiles y nuclear, y advirtió de que está «destrozando» el sector de lar renovables y alejándose de la senda del resto de países.

Las energías renovables, según afirmó la organización conservacionista, evitaron en 2012 la emisión de 38 toneladas de CO2 y de cerca de 200 millones durante el periodo 2008-2012. Por ello, pidió su impulso y la sustitución de las energías fósiles.

Entre las propuestas de la ONG, Asunción reclamó un cambio en el transporte que favorezca el colectivo y especialmente el ferroviario; una mayor ocupación de los vehículos; la mejora del parque automovilístico por la vía de la electrificación; una fiscalidad verde en el transporte o un plan de rehabilitación y modernización de edificios.

Finalmente, destacó la oportunidad que supone el autoconsumo de balance neto, cuya regulación está pendiente «por intereses concretos de Iberdrola». Asimismo, reclamó el fin de la moratoria a las energías renovables y que España apoye el «backloading», es decir, retirar derechos de emisiones de CO2 en el mercado europeo para elevar el precio por tonelada de CO2 en el mercado y, así, incentivar que las empresas se esfuercen en reducir sus emisiones por otras vías menos contaminantes.

Un estudio de WWF destaca que España aumentó sus emisiones de CO2 en un 18,7% respecto a 1990 y pide cambiar el modelo energético

Por ello, WWF reclamó un giro al Gobierno en su política energética hacia un modelo «más renovable y saludable» porque, en este momento está favoreciendo un modelo «acabado» basado en las energías más contaminantes y señaló que, la forma más barata y efectiva para reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y de otros gases de efecto invernadero sería prescindiendo del carbón para generar electricidad.

Durante la presentación del informe, el responsable del inventario de emisiones, José Santamarta, aseguró que España «ha incumplido el Protocolo de Kioto (2008-2012), como era de esperar» y es uno de los países industrializados que más aumentó sus emisiones respecto a 1990, en un 18,7% respecto a ese año base. En el periodo 2008-2012, España emitió una media de 24,5% de incremento frente al año base y superó, por tanto, el 15% asignado por el Protocolo de Kioto.

Entre los causantes, Santamarta apuntó al sector energético como el mayor responsable del conjunto de las emisiones, con un 78% del total, por lo que, en su opinión, «solo una política que promocione las energías renovables puede evitar un incremento alarmante de CO2 cuando comience la recuperación económica».

Concretamente, precisó que las emisiones cayeron un 1,9% en 2012 respecto al año anterior, «a causa, no de las medidas del Gobierno sino de la crisis económica», que provocó una moderación en el consumo de electricidad, del transporte de mercancías y en el uso de vehículo privado. El descenso se produjo en «todos los sectores» excepto en la generación de electricidad, a causa del carbón, y en el del refino de petróleo.

Además, se refirió a los «altos» precios del petróleo y un descenso en el consumo de petróleo, de 50 millones de toneladas que llegaron a consumirse al año, en la época de máxima bonanza, a los 13 millones de toneladas de la actualidad.

Junto a ellas, otras causas de esta bajada de emisiones fueron la paralización de la construcción, la reducción en la venta de automóviles y las elevadas tasas de desempleo.

Santamarta culpó, en buena medida, al carbón nacional de las emisiones de GEI en España y aseguró que la mejor receta para lograr una economía baja en carbono y para cumplir Kioto sin recurrir a la compra de derechos de emisión sería «eliminar» el carbón del mix energético. Esa sería la fórmula más eficaz de lograr los objetivos.

En este sentido, consideró importante resaltar que la reducción de las emisiones podría haber sido mayor de no haber sido por el «decreto del carbón», que protege a este sector energético en España y que lastra económicamente al país al ser deficitario.

«Ojalá el Gobierno del PP haga lo mismo que Margaret Tatcher y cierre el carbón», deseó el experto. A este respecto, aseguró que se trata de una energía que es mala, muy contaminante, genera «unos pocos miles de empleo, 8.000, frente a los 120.000 de las energías renovables» y, además es «mucho más cara» por las primas y ayudas a la quema del carbón nacional y por las ayudas que reciben los mineros a través de la Seguridad Social.

«Hay que cerrar las minas de carbón. Es la fórmula más barata de reducir las emisiones», apostilló Santamarta que recordó que un kilowatio hora con carbón emite 1 kilogramo de CO2, frente a los 750 gramos del fuel o los 10-20 gramos de la energía fotovoltaica.

Para Mar Asunción, responsable del Programa de Cambio Climático de WWF España, lograr que el descenso de la emisiones se mantenga cuando comience la recuperación económica es clave, por lo que «hay que promover los proyectos nacionales y medidas internas de reducción de emisiones en todos los sectores, acabar con la incertidumbre regulatoria en el sector eléctrico y acometer una fiscalidad verde, tanto en el sector de la edificación, como en el del transporte».

A su juicio, el Gobierno está apostando por un modelo energético obsoleto, con combustibles fósiles y nuclear, y advirtió de que está «destrozando» el sector de lar renovables y alejándose de la senda del resto de países.

Las energías renovables, según afirmó la organización conservacionista, evitaron en 2012 la emisión de 38 toneladas de CO2 y de cerca de 200 millones durante el periodo 2008-2012. Por ello, pidió su impulso y la sustitución de las energías fósiles.

Entre las propuestas de la ONG, Asunción reclamó un cambio en el transporte que favorezca el colectivo y especialmente el ferroviario; una mayor ocupación de los vehículos; la mejora del parque automovilístico por la vía de la electrificación; una fiscalidad verde en el transporte o un plan de rehabilitación y modernización de edificios.

Finalmente, destacó la oportunidad que supone el autoconsumo de balance neto, cuya regulación está pendiente «por intereses concretos de Iberdrola». Asimismo, reclamó el fin de la moratoria a las energías renovables y que España apoye el «backloading», es decir, retirar derechos de emisiones de CO2 en el mercado europeo para elevar el precio por tonelada de CO2 en el mercado y, así, incentivar que las empresas se esfuercen en reducir sus emisiones por otras vías menos contaminantes.

Un estudio de WWF destaca que España aumentó sus emisiones de CO2 en un 18,7% respecto a 1990 y pide cambiar el modelo energético

Por ello, WWF reclamó un giro al Gobierno en su política energética hacia un modelo «más renovable y saludable» porque, en este momento está favoreciendo un modelo «acabado» basado en las energías más contaminantes y señaló que, la forma más barata y efectiva para reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y de otros gases de efecto invernadero sería prescindiendo del carbón para generar electricidad.

Durante la presentación del informe, el responsable del inventario de emisiones, José Santamarta, aseguró que España «ha incumplido el Protocolo de Kioto (2008-2012), como era de esperar» y es uno de los países industrializados que más aumentó sus emisiones respecto a 1990, en un 18,7% respecto a ese año base. En el periodo 2008-2012, España emitió una media de 24,5% de incremento frente al año base y superó, por tanto, el 15% asignado por el Protocolo de Kioto.

Entre los causantes, Santamarta apuntó al sector energético como el mayor responsable del conjunto de las emisiones, con un 78% del total, por lo que, en su opinión, «solo una política que promocione las energías renovables puede evitar un incremento alarmante de CO2 cuando comience la recuperación económica».

Concretamente, precisó que las emisiones cayeron un 1,9% en 2012 respecto al año anterior, «a causa, no de las medidas del Gobierno sino de la crisis económica», que provocó una moderación en el consumo de electricidad, del transporte de mercancías y en el uso de vehículo privado. El descenso se produjo en «todos los sectores» excepto en la generación de electricidad, a causa del carbón, y en el del refino de petróleo.

Además, se refirió a los «altos» precios del petróleo y un descenso en el consumo de petróleo, de 50 millones de toneladas que llegaron a consumirse al año, en la época de máxima bonanza, a los 13 millones de toneladas de la actualidad.

Junto a ellas, otras causas de esta bajada de emisiones fueron la paralización de la construcción, la reducción en la venta de automóviles y las elevadas tasas de desempleo.

Santamarta culpó, en buena medida, al carbón nacional de las emisiones de GEI en España y aseguró que la mejor receta para lograr una economía baja en carbono y para cumplir Kioto sin recurrir a la compra de derechos de emisión sería «eliminar» el carbón del mix energético. Esa sería la fórmula más eficaz de lograr los objetivos.

En este sentido, consideró importante resaltar que la reducción de las emisiones podría haber sido mayor de no haber sido por el «decreto del carbón», que protege a este sector energético en España y que lastra económicamente al país al ser deficitario.

«Ojalá el Gobierno del PP haga lo mismo que Margaret Tatcher y cierre el carbón», deseó el experto. A este respecto, aseguró que se trata de una energía que es mala, muy contaminante, genera «unos pocos miles de empleo, 8.000, frente a los 120.000 de las energías renovables» y, además es «mucho más cara» por las primas y ayudas a la quema del carbón nacional y por las ayudas que reciben los mineros a través de la Seguridad Social.

«Hay que cerrar las minas de carbón. Es la fórmula más barata de reducir las emisiones», apostilló Santamarta que recordó que un kilowatio hora con carbón emite 1 kilogramo de CO2, frente a los 750 gramos del fuel o los 10-20 gramos de la energía fotovoltaica.

Para Mar Asunción, responsable del Programa de Cambio Climático de WWF España, lograr que el descenso de la emisiones se mantenga cuando comience la recuperación económica es clave, por lo que «hay que promover los proyectos nacionales y medidas internas de reducción de emisiones en todos los sectores, acabar con la incertidumbre regulatoria en el sector eléctrico y acometer una fiscalidad verde, tanto en el sector de la edificación, como en el del transporte».

A su juicio, el Gobierno está apostando por un modelo energético obsoleto, con combustibles fósiles y nuclear, y advirtió de que está «destrozando» el sector de lar renovables y alejándose de la senda del resto de países.

Las energías renovables, según afirmó la organización conservacionista, evitaron en 2012 la emisión de 38 toneladas de CO2 y de cerca de 200 millones durante el periodo 2008-2012. Por ello, pidió su impulso y la sustitución de las energías fósiles.

Entre las propuestas de la ONG, Asunción reclamó un cambio en el transporte que favorezca el colectivo y especialmente el ferroviario; una mayor ocupación de los vehículos; la mejora del parque automovilístico por la vía de la electrificación; una fiscalidad verde en el transporte o un plan de rehabilitación y modernización de edificios.

Finalmente, destacó la oportunidad que supone el autoconsumo de balance neto, cuya regulación está pendiente «por intereses concretos de Iberdrola». Asimismo, reclamó el fin de la moratoria a las energías renovables y que España apoye el «backloading», es decir, retirar derechos de emisiones de CO2 en el mercado europeo para elevar el precio por tonelada de CO2 en el mercado y, así, incentivar que las empresas se esfuercen en reducir sus emisiones por otras vías menos contaminantes.

Varias ONG piden a Rajoy que apoye «urgentemente» el sistema europeo de comercio de emisiones

En su petición, que también dirigieron a 38 grandes empresas europeas, destacaron los beneficios para el clima y para la economía de este sistema.

Así, tras la «infructuosa discusión» que tuvo lugar el pasado viernes en el Consejo de Ministros donde no se pudo alcanzar una posición respecto al debate europeo sobre la reforma del Sistema Europeo de Comercio de Emisiones (ETS), las tres organizaciones ecologistas dirigieron una petición conjunta al presidente del Gobierno para que España se alinee con la mayoría de países europeos que ya apoyan esta medida.

En este sentido, consideraron que España debe posicionarse a favor del refuerzo del ETS y desmintieron los argumentos en los que se basa la oposición de algunas de las industrias españolas.

La responsable de la campaña de Cambio Climático y Energía de Greenpeace, Aida Vila, subrayó que los beneficios de esta medida se demostraron «ampliamente», sobre todo para países como España productores de las energías que el ETS debe incentivar, como son las renovables. A su juicio, no apoyar esta reforma «sólo puede basarse en la voluntad de priorizar el interés económico de unos pocos frente al del conjunto de la sociedad española, algo inaceptable y más si cabe en momentos de crisis económica como éste».

La petición se enmarca en el debate europeo respecto a la propuesta de la Comisión Europea de reformar el ETS que, debido al exceso de derechos de emisión, está cerca del colapso por el precio excesivamente bajo del CO2. La Comisión Europea propuso retirar parte de los derechos de emisión del mercado, de forma temporal, mientras se ponen en marcha reformas estructurales de mayor calado. La propuesta se votará el próximo 19 de junio en el comité de Medio Ambiente del Parlamento Europeo.

Asimismo, las ONG aseguraron que a diferencia del resto de mercados, el mercado europeo de comercio de emisiones no se autorregula de forma que la oferta de derechos de emisión se reduzca automáticamente, al descender la demanda. Por esta razón, estiman que cuando la oferta de derechos es excedentaria, como en la actualidad, debe intervenirse para que el sistema funcione correctamente para cumplir sus objetivos.

Los ecologistas aseguraron que la medida no repercutirá, como alegan algunas de las grandes eléctricas españolas, en un aumento del precio de la energía y apuntaron que, de acuerdo con el Gobierno de Reino Unido, lo que sí tiene un peso específico en este sentido es la oscilación de los precios de los combustibles fósiles. Por ello, añadieron que medidas como ésta contribuyen a reducir la dependencia de esos combustibles.

«El cambio climático ya está causando graves impactos ambientales, pero también económicos y sociales en España. Por ser uno de los más afectados de la Unión Europea por este fenómeno, nuestro país debería estar liderando este tipo de medidas en lugar de aliarse con los países que actúan de lastre para la política climática europea«, subrayó la responsable del programa de cambio climático de WWF, Mar Asunción.

Varias ONG piden a Rajoy que apoye «urgentemente» el sistema europeo de comercio de emisiones

En su petición, que también dirigieron a 38 grandes empresas europeas, destacaron los beneficios para el clima y para la economía de este sistema.

Así, tras la «infructuosa discusión» que tuvo lugar el pasado viernes en el Consejo de Ministros donde no se pudo alcanzar una posición respecto al debate europeo sobre la reforma del Sistema Europeo de Comercio de Emisiones (ETS), las tres organizaciones ecologistas dirigieron una petición conjunta al presidente del Gobierno para que España se alinee con la mayoría de países europeos que ya apoyan esta medida.

En este sentido, consideraron que España debe posicionarse a favor del refuerzo del ETS y desmintieron los argumentos en los que se basa la oposición de algunas de las industrias españolas.

La responsable de la campaña de Cambio Climático y Energía de Greenpeace, Aida Vila, subrayó que los beneficios de esta medida se demostraron «ampliamente», sobre todo para países como España productores de las energías que el ETS debe incentivar, como son las renovables. A su juicio, no apoyar esta reforma «sólo puede basarse en la voluntad de priorizar el interés económico de unos pocos frente al del conjunto de la sociedad española, algo inaceptable y más si cabe en momentos de crisis económica como éste».

La petición se enmarca en el debate europeo respecto a la propuesta de la Comisión Europea de reformar el ETS que, debido al exceso de derechos de emisión, está cerca del colapso por el precio excesivamente bajo del CO2. La Comisión Europea propuso retirar parte de los derechos de emisión del mercado, de forma temporal, mientras se ponen en marcha reformas estructurales de mayor calado. La propuesta se votará el próximo 19 de junio en el comité de Medio Ambiente del Parlamento Europeo.

Asimismo, las ONG aseguraron que a diferencia del resto de mercados, el mercado europeo de comercio de emisiones no se autorregula de forma que la oferta de derechos de emisión se reduzca automáticamente, al descender la demanda. Por esta razón, estiman que cuando la oferta de derechos es excedentaria, como en la actualidad, debe intervenirse para que el sistema funcione correctamente para cumplir sus objetivos.

Los ecologistas aseguraron que la medida no repercutirá, como alegan algunas de las grandes eléctricas españolas, en un aumento del precio de la energía y apuntaron que, de acuerdo con el Gobierno de Reino Unido, lo que sí tiene un peso específico en este sentido es la oscilación de los precios de los combustibles fósiles. Por ello, añadieron que medidas como ésta contribuyen a reducir la dependencia de esos combustibles.

«El cambio climático ya está causando graves impactos ambientales, pero también económicos y sociales en España. Por ser uno de los más afectados de la Unión Europea por este fenómeno, nuestro país debería estar liderando este tipo de medidas en lugar de aliarse con los países que actúan de lastre para la política climática europea«, subrayó la responsable del programa de cambio climático de WWF, Mar Asunción.