Así lo aseguró el consejero delegado de la firma en Portugal, Matías Pérez Alejo, quien repasó la reestructuración acometida por la empresa para «sobrevivir» en un momento «especialmente difícil», justo cuando se celebra su 50 aniversario.
Cepsa ocupa actualmente la cuarta posición en el sector en el mercado luso, por detrás de Galp, Repsol y BP, y presenta una plantilla cercana a los 650 empleados después de un «proceso de ajuste» que redujo el personal cerca de un 19%.
La empresa, de origen español y controlada por el fondo Abu Dhabi IPIC, factura en Portugal en torno a 1.800 millones de euros anuales, lo que representa cerca de un 7 % de los ingresos totales del grupo, y vende 1,3 millones de toneladas de combustibles.
En suelo luso mantiene una red con 260 estaciones de servicio, tras absorber en 1997 las gasolineras de Elf y en 2008 las del grupo Total, y cuenta además con una planta en Matosinhos, al norte del país, donde almacena combustible.
El desembarco en Portugal se remonta a la década de los 60, coincidiendo con la entrada en funcionamiento la refinería de Palos de la Frontera, en Huelva.
«Por nuestra posición geográfica, lo natural era venir a Portugal. Comenzamos con la venta de asfalto, sumamos más líneas de producción y fuimos creciendo», recordó Pérez Alejo.
La severa crisis que atraviesa Portugal, que acumula tres años consecutivos en recesión, supuso «una disminución significativa del consumo de combustibles que también tuvo consecuencias en la facturación», según el responsable de la empresa en suelo luso.
«Con la crisis también el consumidor ha cambiado de referencia y ahora se centra en el precio, donde tenemos una competencia muy dura con grandes superficies y marcas blancas», reconoció Pérez Alejo.
Según sus datos, el sector de la venta de combustible en el país registró un retroceso del 25 % entre 2009 y 2013, aunque la venta directa que practica Cepsa le ha permitido «compensar en parte y suavizar» los efectos de esta contracción.
Además del contexto económico desfavorable, Pérez Alejo señaló como dificultades añadidas la entrada en vigor de varias medidas aprobadas por el actual Gobierno luso, de signo conservador.
La decisión de convertir antiguas autovías en autopistas provocó un desplome del tráfico rodado en esas vías, con el consiguiente perjuicio para las estaciones de servicio localizadas en ellas.
«Nosotros quisimos tener una posición estratégica en ese área y ahora mismo nos encontramos con una situación dramática, muy dura, con un volumen de pérdidas anual de 5 millones de euros y sujetos a contratos de explotación de las gasolineras de larga duración», precisó.
También lamentó que Portugal optara por aumentar el porcentaje de biocarburante que se incorpora al gasóleo en 2013, lo que encarece el producto, mientras que España hizo lo contrario, una falta de coordinación en sus políticas que supone costes añadidos para la firma.
Otra «complicación» es la intención del Ejecutivo luso de obligar a las petroleras a ofrecer en sus estaciones de servicio «producto simple», más conocido como «gasolina de bajo coste», sin aditivos.
El objetivo de esta medida, que figura en un borrador que ya está en manos de empresas del sector, es que el consumidor pueda reponer combustible a un menor precio y dar la posibilidad de ganar competitividad a diferentes sectores lusos, como el del transporte.
En su opinión, esta medida supondría una dificultad más para las petroleras, ya que obligaría a las empresas a «disponer de tanques adicionales» en sus estaciones de servicio.
«Nosotros estamos dispuestos y preparados para cumplir lo que plantea el Gobierno, aunque mantendremos a la venta nuestra gama con aditivos», afirmó el responsable de Cepsa.
Pérez Alejo recordó que más de la mitad del precio de venta del combustible en suelo luso corresponde a impuestos, lo que explica que sea ligeramente más caro que en otros países europeos, entre ellos España.
A pesar de las dificultades, Cepsa no se plantea abandonar suelo luso y mantiene su apuesta por Portugal, tal y como aseguró el mes pasado el consejero delegado de todo el grupo, Pedro Miró, durante los actos de celebración de su aniversario en Lisboa.
«Nos vemos aquí otros 50 años y haremos lo que sea necesario para sobrevivir», recalcó el responsable de su división lusa, quien confía en una recuperación económica que parece más próxima.
