El viejo programa del PSOE
El primero es suponer que los precios internacionales de la energía no afectarían en nuestro país en el caso de que la potencia instalada propia fuese suficiente para el autoabastecimiento.
De hecho, si España tuviera potencia para autoabastecerse al 100% no estaría aislada energéticamente de lo que ocurre en el resto del mundo. Un argumento semejante es el que está detrás de la existencia de supuestos problemas de abastecimiento energético en nuestro país. De hecho, España sólo ha tenido problemas de abastecimiento energético en la época de la autarquía. De hecho, dicha afirmación solo es posible en una economía autárquica como en el franquismo.
Una segundo supuesto falaz, procedente del Informe de Costes y Precios, promocionado por los ex consejeros de la CNE, Jorge Fabra y Jaime González, es «la ecuación costes-precios-tarifas viene sufriendo constantes distorsiones desde hace tiempo provocando, a la vez, repercusiones en el consumidor y un déficit tarifario que evoluciona a un ritmo creciente». Con esta afirmación se escabulle el problema de los costes regulados y su repercusión en la factura eléctrica (de hecho, no se hace referencia en todo el programa, siendo el 50 % de la factura). Parece como, si exprimir el mercado de generación por vía intervencionista fuese el bálsamo de fierabrás para solucionar el problema de los precios de la energía, cuando se ha demostrado la eficiencia conjunta de los precios del mercado de generación comparativamente.
En tercer lugar, en el programa trata de montar afirmaciones terroríficas sobre la nuclear (promoviendo el cierre del parque al fin de su vida útil, afectando a la calidad del mix energético actual diversificado) y otras afirmaciones que son directamente falsas, como que nuclear e hidráulica son tecnologías amortizadas (desoyendo la normativa contable, financiera y asumiendo los postulados retroprogresivos en esta materia). Así, los cierres de la nuclear se compensarían con más potencia renovable… el argumento del programa, casualmente, vuelve a coincidir. De hecho, este argumento supuestamente medioambientalista (hay expertos medioambientales favorables a la nuclear) no funciona para el PSOE con las instalaciones más contaminantes de carbono.
Y, a partir de ahí, es dónde se desliza el argumento retroprogresivo más refinado, que consiste en la constitución de un Fondo Estatal de Apoyo a las Energías Renovables, que perfectamente se puede engrosar con los nuevos gravámenes a la hidráulica y la nuclear (dos medidas más atrás), rompiendo la unidad de mercado eléctrico y su eficiencia, haciendo además el aprovechamiento de las afirmaciones maliciosas que señalan que no es transparente, en una campaña sin evidencias.
Por tanto, con respecto a la energía nuclear, primero se asusta, luego se grava, se transfieren presuntas rentas y luego se cierra.
En cuanto al programa el déficit tarifario, lo trata no como un problema continuado de incapacidad política para tener una política realista de los precios de la energía o tomar una opción sobre las primas a las energías renovables, sino como un problema de costes, manteniendo una opacidad total respecto a los costes regulados de transporte, primas y el desmadre ocurrido a tal efecto. Utiliza para ello una expresión eufemística: «Para resolver el problema del déficit tarifario no es suficiente elevar la tarifa eléctrica, como se ha venido haciendo en los últimos años, sino que resulta necesaria también una revisión en profundidad de los costes reconocidos por la regulación a las empresas».
Para redondear todo, el PSOE vuelve a requerir la elaboración de otro Libro Blanco de la Energía (con los resultados que dió el de Pérez Arriaga solicitado por el Ministro Montilla y seleccionado por el nuevo Director Gerente de la CNE, Antonio Fernández Segura). Probablemente esto es más entendible teniendo en cuenta que uno de los finalistas en aquel proceso para seleccionar autor fue el propio Jorge Fabra (y esta revelación es una exclusiva de esta publicación). El ex consejero de la CNE se sitúa en la órbita de Cristina Narbona de cara a la elaboración de este programa en lo que se refiere a energía y a los enganches políticos partidistas.
Varias cosas finales: mención al transporte sostenible y a la generación distribuida, que ya está previsto y desarrollado normativamente. La referencia a los sistemas de captura de carbono, sin valorar las experiencias actuales en términos de rentabilidad, costes y resultados. Y apunta al bombeo «regulado» (¿la mano que mece la cuna es la de Red Eléctrica?). Y para finalizar retoma las Leyes de Eficiencia Energética y de Energías Renovables que han estado dando vueltas ocho años en las promesas de los Debates del Estado de la Nación.
En conclusión, el programa del PSOE tiene dos argumentos fundamentales, el primero es la involución del modelo de liberalización del sector eléctrico, envuelto en el segundo, una coartada de la promoción de las energías renovables, en un giro medioambientalista, falaz, poco articulado y sospechoso por los argumentos que esgrime (de ideología politizada antimercado y pro marco legal estable), de cara a formular las propuestas que incluye.
Retroprogresivo y falsamente medioambientalista para justificar la aplicación de los presupuestos del sector retroprogresivo de la energía, autor e inspirador de un programa más ideológico que energético. El PSOE se entrega al populismo con una cobertura medioambientalista e ideologizada.
Nada nuevo aunque lo parezca.










