Argelia, apertura a medio gas

Argelia, 32,9 millones de habitantes. La economía más dinámica del Magreb con un crecimiento del 6,5 % de su PIB. Estas son las señas de identidad de un país que tiene en su empresa estatal Sonatrach su principal instrumento de política económica y exterior. Desde hace un par de meses los medios de comunicación se centran de forma periódica en Argelia. Desde un punto de vista energético los motivos son varios: su posición como mayor proveedor de gas a España (32 %), su reciente reunión en Doha con otros países exportadores de gas para la posible formación de una OPEG (OPEP del gas), la revisión de tarifas que vienen reclamando en los contratos de abastecimiento que mantiene con nuestro país, y su papel como comercializador en nuestro mercado.

Argelia es un país muy dependiente de la economía del gas y el petróleo. Aunque en un primer momento, en los 70, la economía argelina era más petrolera que gasista, y participó como miembro de la OPEP, en la última década esto ha ido cambiando progresivamente y actualmente en la economía argelina es el gas el que tiene un peso preponderante.

Del nacionalismo energético a una posición aperturista

A pesar de esta dependencia energética, como fuente de riqueza, Argelia, en lo referente a política energética, ha evolucionado en los últimos tiempos desligándose de políticas de nacionalismo energético. Mientras en otras regiones -principalmente latinoamericanas- en los últimos años países como Venezuela o Bolivia han reemprendido iniciativas conducentes a instaurar un incipiente nacionalismo económico. En 2005, la legislación argelina realizó un cambio en su ley de hidrocarburos que resultó el final del monopolio que se había estado manteniendo hasta entonces. Esto supuso una línea rupturista que desmarcaba la propiedad del Estado de los recursos energéticos, convirtiendo así a Sonatrach –la mayor empresa argelina- en el instrumento en el que el gobierno argelino ha centrado su política energética.

Esta ley de 2005, está caracterizada por el hecho de que Argelia rompe con el monopolio estatal dejando a las empresas extranjeras libertad de entrada y reservando a únicamente Sonatrach la posibilidad de participar en los proyectos impulsados por empresas extranjeras en un porcentaje que varía entre el 20 y el 30 %. De esta manera se comenzaron a proyectar proyectos como el de Gassi Touil en el que Sonatrach únicamente mantenía un 20 % de la participación frente al 80 % restante en manos de Repsol (48 %) y Gas Natural (32 %).

Sin embargo, esta línea aperturista, que recibió numerosas críticas internas en el país sufrió un leve retroceso en 2006 con la vuelta al establecimiento de un 51 % mínimo de participación de Sonatrach en los proyectos realizados. La fuerte presión interior y el cambio en el escenario internacional hicieron cambiar de opinión al gobierno argelino.

En concreto, Argelia tenía la intención, con esta ley, de obtener una reciprocidad de inversiones con los países a los que exporta, en particular los europeos, y así poder extender su ámbito de actuación a toda la cadena de valor del gas. Sin embargo, esta internacionalización y apertura energética argelina no ha tenido de momento el éxito esperado, lo que explica en parte el cambio de postura. Argelia pretendía que Sonatrach pudiera hacerse con una posición destacada en los países a los que abastece, obteniendo un mayor margen y diversificando así las posibilidades de salida del gas argelino al exterior. Sin embargo, mientras Argelia hacia grandes esfuerzos aperturistas, los países europeos no se han implicado en la misma medida en necesarios por abrir sus mercados y hacerlos accesibles a la iniciativa de la empresa argelina, lo que ha hecho difícil mantener las posición del gobierno argelino ante los grupos de presión reacios a este giro en la política energética. De aquí que se optara por dar una tímida aunque importante marcha atrás en todo el proceso, volviendo a instaurar la participación mínima del 51% de Sonatrach en los proyectos, de forma similar a lo que Rusia viene haciendo con su estatal Gazprom.

Por todo ello, la posición argelina se ha vuelto menos aperturista, utilizando sus recursos como divisa de cambio e intentando así presionar en la medida de lo posible a los países a los que suministra. En el caso de España, Argelia ha solicitado revisar los contratos de abastecimiento de los que disfruta nuestro país y que según su responsable de energía argelino, Chakib Khelil, son un 20 % inferiores a los que marca el precio en los mercados internacionales de gas natural.

En la historia de relaciones Argelia-España, la reciente autorización por parte del gobierno español para comercializar en España por un único bcm no ha sentado nada bien al gobierno argelino que de manera indirecta, según algunos analistas, adopta así sus particulares represalias.

Retrasos en Gassi Touil

Argelia está pendiente de uno de los proyectos más importantes de gas de Argelia, la planta de licuefacción de Gassi Touil desarrollado Gas Natural y Repsol junto a Sonatrach y que según han informado las empresas españolas al gobierno argelino lleva retrasos. Por ello, Khelil ha indicado a España que exportará el gas a Italia por oleoducto, en lugar de a España, si no se solucionan los retrasos comunicados.

La planta de gas natural licuado de Gassi Touil es el proyecto más importante realizado por un consorcio internacional en Argelia y tendrá, cuando se finalice, una capacidad superior a las 4 millones de toneladas al año. En el proyecto, al que se llegó a un acuerdo en marzo de 2006, intervienen Repsol y Gas Natural, que junto a Sonatrach construirán y operarán la planta de licuefacción de gas natural. Además se encargarán de la exploración, producción, licuación y comercialización de un bloque de reservas de hidrocarburos en la zona de Gassi Touil, Rhourde Nouss y Hamra, en el este de Argelia.

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