Apaga y vámonos
Las ultimas actuaciones conocidas del Ministerio de Industria en el ámbito de la energía ponen de manifiesto, un estilo de actuación sumamente peligrosa en un sector tan complejo como el energético. El conflicto abierto por la garantía de potencia, la forma en que el Secretario General de Energía se ha irrogado como defensor de Red Eléctrica ante las distribuidoras (no ahorrando advertencias a las empresas) o la publicación de madrugada y por sorpresa de su Real Decreto Ley para la detracción de derechos de emisión entre 2008 y 2012 (con la situación política de los Presupuestos Generales del Estado, qué barbaridad) , configuran una peligrosísima espiral en los comportamientos del regulador y ‘retribuidor’ principal, que debe inducir a todos a la reflexión.
En paralelo, no se intenta afrontar en serio el problema político de la tarifa, ni la política estratégica a seguir, ni los problemas de redes de transporte, ni la retribución de la distribución, ni un análisis serio de las situación del mercado actualmente y su liberalización, sin darse cuenta de que todo ha cambiado, con los agentes principales que han reducido fuertemente su peso en el mercado y con la electricidad más barata de Europa y no se sabe afrontar el entorno, nada más que con medidas intervencionistas. A cambio, se reduce el papel del mercado, se erosiona a los órganos reguladores independientes que siendo ninguneados en sus decisiones pasan a ser un mero brazo armado administrativo de la Administración Central y, a la vez, la Unión Europea señala, identifica y caza todos los desmanes regulatorios con mayor claridad.
Así, la semana pasada el día 4, en la reunión que tuvieron los más altos representantes de las distribuidoras recibieron las admoniciones de Ignasi Nieto para que se ‘comportasen bien’ con el operador de sistema eléctrico y monopolista único en transporte, Red Eléctrica de España. La contrapartida bien explícita: la retribución a la distribución, puesta como moneda de cambio y almoneda si no se alineaban ‘adecuadamente’. Se puede ver que concepción del poder y de la retribución a una actividad necesaria existe en nuestros responsables.
Con respecto a un hecho reciente, la necesidad del apagón de los grandes clientes, por ejemplo, Nieto piensa que las empresas le retan con la con la garantía de potencia, y por eso, le plantan con las indisponibilidades. Eso es lo que se detrae de la lectura de las “crónicas oficiales de la energía” sobre la necesidad de desconectar a las grandes empresas del consumo, consumidores interrumpibles el pasado 12 de noviembre. A lo mejor es que simplemente le obedecieron, haciendo cierto el adagio de ‘No desees que tendrás el doble’. Es decir, tradujeron las señales que el mismo, desde su atalaya de Secretario General de Energía, marcó al eliminar la garantía de potencia y no poner el sistema alternativo para ganar tiempo y un dinerillo en el déficit tarifario. Los operadores recogieron su orden y la acataron. Por eso, hay centrales que solo pueden funcionar si existe un mecanismo análogo a la garantía de potencia que las retribuya, dados los precios de la generación de energía (el fuel, por ejemplo).
Si el Secretario General de Energía retira este mecanismo, significa por lógica de primer grado que quiere que no funcionen. A otras, sin estos mecanismos, les puede resultar indiferente los momentos en que pasen a estar indisponibles. Si el Secretario General de Energía, lo hace, que por algo será, quiere decir que le da igual que estas centrales entren en indisponibilidad, como las nucleares o las térmicas, en el momento que sea.
En un mercado, ese es el funcionamiento de la señal de los precios que envía un regulador. Si no fuera porque es gravísimo y porque nos retrocede a campañas institucionales contra el sector empresarial energético, se podría dar pábulo a una interpretación tan egocéntrica. Porque realmente lo que hicieron las empresas es avisar por varias vías con anterioridad de esa circunstancia y, desde el punto de vista empresarial, maximizar sus decisiones conforme a lo que el mismo regula y decide, sin anticipar sus consecuencias.
Por tanto, no es nada personal, por tanto, no se puede interpretar que es algo que se decide por hormonas en las empresas (que no tienen de ‘eso’, ‘de ‘eso’ sólo tienen los individuos concretos con sus acciones, sus palabras y sus talantes), sino por neuronas (que aplican ante un marco regulatorio concreto, a una provocación regulatoria escrita y una actitud regulatoria conocida).
Cuestiones parecidas hemos podido escuchar a cuenta de las negociaciones en su momento con el sector eólico, con las empresas fotovoltaicas, que siguen recibiendo amenazas a su modelo retributivo para que no haya ninguna estabilidad jurídica. Es decir, un comportamiento displicente (por ser suaves) con el mercado, con el sector empresarial, con los elementos y componentes financieros que están detrás de cualquier actividad o con la estabilidad jurídica. En todo caso, es un comportamiento completamente asimétrico respecto de los ‘agentes publificados del sistema’ y posiblemente generador de problemas, como los apagones en las redes o en la generación, como ya se ha visto.
Evidentemente esta actuación no tiene relación ni concordancia alguna con el que desde la Secretaria General de Energía practica con Red Eléctrica, que es un monopolio, como así lo ha querido al introducir de rondón en la reforma de la Ley del Sector Eléctrico esta figura y trabajar por la sustanciosa y jugosa elevación de su retribución (incluso que se le anticipe) en tiempos de congelación de tarifas y recortes para los demás agentes. Así, se puede decir que es un comportamiento de ser ‘fuerte con los débiles’ y ‘débil con los fuertes’.
El hecho es que ya ven como está el sector en la bolsa, los correctivos desde la Unión Europea, fruto de la inestabilidad regulatoria y la inseguridad jurídica (terror regulatorio) en la que nos hemos instalado. Con riesgo cierto y severo de judicialización, lo peor que le puede suceder a un sector: que se meta en un proceso litigioso de consecuencias incalculables.
En todo caso, es preciso acabar con una forma de gestionar la política energética: mediante retos, mediante envites, mediante hormonas, mediante amenazas veladas o explícitas, mediante los comportamientos sorpresivos, que venimos conociendo en esta última etapa. Es necesario salir de este escándalo permanente, volver a la transparencia, a la confianza, al funcionamiento normalizado de las instituciones y el mercado. De todo esto, hay responsables y hay que señalarlos uno a uno. Hay que salir de esto. Hagan algo, giren al centro, pongan orden.


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