AOP estima materialmente imposible elevar el porcentaje de los biocarburantes al 7%

En declaraciones a la prensa, en una jornada organizada por el Club Español de la Energía, Álvaro Mazarrasa admitió que el sector está analizando la medida anunciada por el Ejecutivo de elevar al 7% el porcentaje de biodiésel y bioetanol en las mezclas para reducir el consumo de petróleo. «No conocemos con detalle las medidas, lo estamos estudiando. Está en el trámite de consulta todavía», indicó.

Con todo, indicó que, en principio, se trata de una medida «que no es fácil de aplicar», ya que «hay serias dificultades por el problema de las especificaciones actuales» de los biocombustibles, es decir, los requisitos técnicos que estos han de cumplir.

«Si no se modifican las especificaciones y se da un marco legal para hacerlo habrá una imposibilidad legislativa y material para llevarlo a cabo«, sostuvo.

«Los coches actuales no admiten más carburante que el que se fijó como objetivo en diciembre para 2011-2013», del 5,9% para este año. Este objetivo es, añadió Mazarrasa, «el máximo que puede permitir» un vehículo actual. Por ello «vemos grandísimas dificultades en aumentar esos porcentajes», dijo; sobre todo en los coches más antiguos.

«Los coches que se ponen ahora en el mercado admiten más porcentaje de bioetanol» (el biocarburante que se incluye en las mezclas de gasolina). Sin embargo, «en biodiésel (el que se mezcla con el gasóleo) estamos al tope de lo que los coches pueden permitir. Incrementarlo va a ser materialmente imposible», dijo.

Por otro lado, preguntado sobre la reducción de la velocidad máxima aprobada en autopistas y autovías, Mazarrasa afirmó que «todas las compañías están a favor de todo lo que suponga ahorro y eficiencia». «Cualquier ahorro es bienvenido», añadió. Para el directivo de la AOP, «aunque nos fastidie tener que ir más despacio por las autopistas , si se ahorra en estos momentos es una buena cosa», dijo.

En este sentido, recordó que la AOP, como la industria petrolera europea, pone en marcha en los veranos (coincidiendo con los momentos en los que aumenta la conducción) un programa de conducción eficiente y consumo inteligente. Entre las medidas que promulga esta campaña figura conducir menos agresivamente y más despacio, utilizar mejor frenos y cambios, ir con las ventanillas cerradas para mejorar la aerodinámica, no llevar pesos, llevar los neumáticos revisados y el motor puesto a punto, etcétera. «Con estas sencillas medidas se pueden lograr ahorros de entre el 10% y el 15%«, puntualizó.

Se trata de una campaña que «en teoría va en contra del consumo, pero somos responsables y compañías que propugnamos el uso inteligente de la energía, que es un bien escaso y caro», afirmó.

Cada tipo de energía debe reflejar en el precio sus propios costes

Por otro lado, Mazarrasa abordó la posibilidad y conveniencia que formulaba el documento de la Subcomisión de Energía del Congreso de que el coste de las renovables fuera soportado por el conjunto de los consumidores del sistema energético español.

El director general de AOP comentó que «financiar la generación eléctrica con los ingresos procedentes de otro sector energético con un uso final de la energía totalmente distinto no tienen consistencia energética ni económica y puede crear distorsiones importantes en la eficiencia energética y en el uso de los recursos».

En la misma línea explicó que «la supuesta menor capacidad del sector petrolero para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero no es real y no tiene en cuenta los esfuerzos que nuestra industria está realizando en este sentido».

Muestra de ello es que la imposición fiscal que grava los productos petrolíferos es diez veces superior en términos de recaudación y cinco veces superior en términos de esfuerzo fiscal por contenido energético (euros/kwh) a la de la electricidad, dijo.

Taguas propone un impuesto «transitorio» sobre el crudo

Asimismo, el presidente de la patronal de las grandes constructoras Seopan, David Taguas, afirmó que una «medida que no falla» para reducir el consumo de energía es un «impuesto transitorio» sobre el precio del crudo.

Taguas mostró el rechazo de la patronal a la propuesta del Gobierno de reducir de 120 a 110 kilómetros hora la velocidad máxima en autopistas y autovías para reducir el consumo carburante. Esta iniciativa «para nosotros no está bien» y apuntó no estar seguro de que sirva para reducir el consumo de gasolinas. Por el contrario, defendió que un impuesto «estoy seguro que tiene efectos sobre el consumo».

Por otra parte, advirtió de la caída en el tráfico que se producirá en las autopistas de peaje, y recordó que los ciudadanos las utilizan sobre todo «para ahorrar tiempo» y alertó sobre la difícil situación financiera de algunas concesiones de peajes, con flujos de tráfico muy inferiores a los previstos en los contratos. Si a esto se une la bajada de la velocidad, «¿quién va a compensar a las empresas por esa reducción de los tráficos?», se preguntó el responsable de Seopan.

Taguas comentó que ya puestos se podría reducir más la velocidad de las autovías y autopistas. «El 70 me gusta más», bromeó.

También, Taguas alertó de los riesgos que puede tener en la economía española el incremento de la factura energética española por el incremento del precio del crudo tras las revueltas populares en algunos países árabes.

Seopan estima que la economía española subirá un 1,1% en 2011 (dos décimas menos que la previsión del 1,3% del Gobierno), pero considera que si se mantiene el precio del crudo en los niveles actuales se lastrará el crecimiento.

En este sentido, subrayó que a los precios actuales, la factura energética se incrementará respecto al año pasado en 11.530 millones de euros, lo que equivale a «todo el crecimiento de 2011».

«Todo el crecimiento que va a haber en la economía en 2011 se lo va a comer el crudo» con los niveles de precios actuales, agregó.

Para limitar los efectos de la subida de la factura energética, desde Seopan se destacó la necesidad de que no se traslade a salarios ni a otras rentas la subida del precio del petróleo.

«Lo mejor es aceptar el empobrecimiento» de España al ser un país importador, porque la traslación a rentas de la subida del crudo «sólo puede suponer menor actividad y mayor desempleo».

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