Algo se mueve en la energía nuclear

Parece que la cuestión de la energía nuclear empieza a moverse después de muchos vaivenes y de muchos movimientos hiperbólicos (incluso en alguna ocasión por exagerados en su enfoque y sus efectos). La Prospectiva 2030, un documento elaborado a caballo entre los equipos ministeriales (el anterior y el actual), abordará el hecho de la prolongación hasta el total y repotenciación de las centrales nucleares españolas para aumentar su participación en el mix energético. Ya empieza a difundirse en los medios de comunicación cual será la posición de este documento, una especie de plan director del sector energético español para el horizonte del 2030.

Y es que el difícil equilibrio entre dependencia energética, precio de la energía y seguridad de suministro parece que va a converger finalmente sobre la lógica económica: un modelo desarrollado sobre la base de aumentar la aportación de los ciclos combinados, conlleva más importaciones de terceros países e indiciación a combustibles fósiles, con el consiguiente efecto sobre la “factura final”. Otra cosa, es que el objetivo es un modelo energético diversificado en el que cada tecnología tiene papeles diferentes, como energía de base y punta. Sebastián un hombre con visión en términos de progreso tecnológico (y también con ascendencia con el Presidente del Gobierno) parece que ha tenido que ver en el giro final de la propuesta.

Tal y como se conoce, la propuesta parece conseguir una cierta “cuadratura del círculo” en la cuestión nuclear, gracias también a las nuevas tecnologías atómicas. En primer lugar, cumplir con los compromisos del programa electoral socialista: por la parte negativa, agotar la vida útil de las instalaciones y no instalar más reactores nucleares. En la parte positiva, se conseguiría gracias a las nuevas tecnologías y a la inversión, aumentar su peso en la generación eléctrica, conseguir un mix energético más barato en el medio plazo y actuar para la mejora de las emisiones de gases efecto invernadero.

Ello sigue también lo que han expresado casi unánimemente desde organizaciones empresariales y sindicales, incluyendo algún reproche por la falta de valentía política de administraciones anteriores. No se ha librado de ese reproche ni la administración popular anterior (responsable del cierre de la central de Zorita), ni Felipe González, quien ahora mantiene una posición a favor de esta tecnología, pero a quien se le hace responsable de la moratoria nuclear (una medida económica no ideológica, recordemos, a la vista de las incorrectas previsiones de crecimiento de demanda).

Cabe, en este caso esperar, que este avance sea más certero y definitivo que en ocasiones anteriores, que se acaben por resolver la cuestión de la gestión de los residuos y que no aparezcan nuevos episodios que distraigan la atención del debate, que como aseguramos en este medio, era una cuestión que no estaba cerrada con una declaración política o mediática, más o menos formal.

Crucemos los dedos.

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