La Comisión Europea afirma que España y Chipre no alcanzarán el 10% de interconexión eléctrica en 2020 sin realizar más esfuerzos
«Se necesitan aumentar los esfuerzos para aquellos por debajo del objetivo de lograr el 10% para 2020, especialmente España y Chipre, a través de un enfoque más coordinado y utilizando todas las herramientas disponibles», planteó el Ejecutivo comunitario en su hoja de ruta para lograr la meta del 10% pactada por los líderes europeos en octubre, presentada por el vicepresidente de la Comisión responsable de la Unión Energética, Maros Sefcovic, y el comisario de Energía, Miguel Arias Cañete, en rueda de prensa conjunta.
En su propuesta sobre interconexiones, la Comisión anunció que «dará asistencia y asesoramiento» para «incluir nuevos proyectos» que podrán optar a ayudas europeas como las interconexiones entre Francia y la Península Ibérica entre Navarra-Bordeaux, Sabiñanigo-Marsillon o Monzón-Cazaril en su plan de acción que las regiones deberán presentar con metas y propuestas de interconexión concretos para lograr el 10%.
Bruselas apuesta sobre todo por reforzar la cooperación entre regiones para hacer realidad las interconexiones que contribuyan a una verdadera red energética europea.
«Si se empiezan a desarrollar las interconexiones pirenaicas, llegamos al 10%», explicó el exministro español, y recordó que España está ahora en el 4,4% de interconexión tras la inauguración este mes del proyecto de interconexión entre Santa-Llogaia y Baixas (Francia), que duplicará la capacidad de interconexión entre Francia y la Península Ibérica y que también ha recibido ayudas comunitarias.
Arias Cañete condicionó en todo caso eventuales ayudas para interconexiones en España a «los acuerdos entre los Gobiernos portugués, español y francés, para ver cuáles de las interconexiones pirenaicas se pueden desarrollar a mayor velocidad» y recordó que los líderes de España, Francia y Portugal celebrarán el 4 de marzo una cumbre para discutir el impulso a las interconexiones.
El comisario de Energía explicó que «la Comisión va a apoyar aquellos proyectos en todos los países de la Unión Europea, no exclusivamente en España, que permitan alcanzar el objetivo del 10%» y «va a trabajar en grupos regionales estableciendo grupos de alto nivel para hacer seguimiento de estos proyectos a nivel regional» para «garantizar» el cumplimiento de la normativa europea que limita a un «máximo» de tres años y medio las tramitaciones administrativas y la ventanilla única par permisos y utilizaciones «de manera que se puedan agilizar los proyectos».
El exministro español recordó que el proyecto de interconexión entre Francia y España a través del Golfo de Vizcaya, en fase de estudio y uno de los seis proyectos de interconexión de interés común de interés ya incluidos en la primera lista aprobada de proyectos, «probablemente» duplicará «hasta cerca del 8%» la interconexión si se materializa. En el documento aprobado, Bruselas prometió que «se movilizarán todos los esfuerzos» para completarlo en 2020 pese a las dudas de su viabilidad por su alto coste. Cañete también ha prometido apoyo para el MidCat, otro de los seis proyectos ya aprobados en la primera lista.
Un billón de euros para infraestructuras
Por su parte, el vicepresidente de la Unión Energética, Maros Sefcovic, estimó que se necesita invertir «un billón de euros entre ahora y 2020» en infraestructuras de energía y admitió que habrá «algunas posibilidades» de apoyar proyectos con el plan de inversión de Juncker de 315.000 millones de euros pero éstos «deben ser viables comercialmente» por la necesidad de «movilizar el dinero del sector privado».
Arias Cañete precisó por su parte que sólo para interconexiones se necesitan 200.000 millones de euros hasta 2020, incluidos 105.000 millones de euros para interconexiones eléctricas y de ellos 35.000 millones de euros para proyectos de interés común.
Diversificar fuentes, proveedores y rutas es una prioridad
La promoción de las interconexiones es una pieza clave para lograr un mercado de energía europeo «plenamente integrado», que constituye uno de los cinco pilares de la estrategia comunitaria para promover la Unión Energética en la Unión Europea en un plazo de cinco años.
Los otros son promover la seguridad energética a partir de la diversificación de fuentes, proveedores y rutas, promover la eficiencia en los sectores de la construcción y el transporte para reducir el consumo, descarbonizar la economía y promover la innovación y competitividad del sector, especialmente para desarrollar las tecnologías de energía renovable de nueva generación y de almacenamiento.
El objetivo fundamental de la Unión Energética es contribuir a la creación de un mercado único de la energía y garantizar la seguridad de suministro, reduciendo la dependencia europea del gas ruso y por otro promover la competencia del sector y reducir la factura que pagan los consumidores.
La prioridad, resaltaron ambos, es diversificar las fuentes, proveedores y rutas a través de los países centrales de Asia, impulsar una plataforma de gas en el Mediterráneo y el Centro y Este de Europa, como el «hub» de gas licuado que ya existe en el norte de Europa, reducir obstáculos para importar gas licuado de Estados Unidos y reforzar la cooperación con países como Noruega, Turquía, Argelia y Ucrania, explicó Arias Cañete, que dejó claro que Rusia seguirá siendo un socio energético importante en los próximos años.
La Comisión también evaluará opciones para promover un mecanismo «voluntario» de demanda agregada para la compra conjunta de gas durante una crisis o cuando se dependa de un único proveedor y quiere aumentar la transparencia en los acuerdos intergubernamentales que firman los Estados miembro con terceros para comprar energía a fin de garantizar de ante mano que cumplen con la normativa europea. Y reclamó a los Estados miembro que establezcan hojas de ruta para eliminar de forma progresiva los precios regulados.
En paralelo, reiteró que la Unión Europea mantiene su compromiso de reducir al menos el 40% sus emisiones de CO2 en 2030 para contribuir a un acuerdo global en la cumbre de clima de París y apuesta por que el Protocolo de París contemple una reducción de al menos el 60% de las emisiones en 2050 y objetivos vinculantes para todos.
El PE estudiará propuestas para crear una «unión energética»
El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, valoró las medidas presentadas por el Ejecutivo comunitario para crear una «Unión Energética» y dijo que la Eurocámara las examinará y mejorará donde haga falta, para convertirlas después en ley. «Empecemos a trabajar para hacer de la unión energética un éxito», afirmó.
«Es el buen momento para trabajar juntos a nivel europeo, nacional, regional y local para convertir en realidad la unión energética», dijo Schulz.
El presidente de la Eurocámara recordó que la energía «fue un elemento central» en la fundación del proyecto europeo en los años 50 y añadió que «ahora, después de la crisis, debería volver a impulsar una Europa más fuerte».
Valoró además que Juncker haya convertido la unión energética en «una de sus mayores prioridades» y que prevea respaldar ese proyecto con su plan de inversiones.
«Los actuales acontecimientos ponen de relieve aún más la urgencia de que Europa aumente su seguridad energética, su diversificación de recursos, la necesidad de unir un mercado fragmentado y hablar con una voz más fuerte en las negociaciones sobre energía y comercio con terceros países», señaló. Ello «tiene sentido desde una perspectiva política, de seguridad y económica».
Los eólicos ven la propuesta como «un buen paso»
Por su parte, la Asociación Empresarial Eólica (AEE) afirmó que la propuesta de Unión Energética Europea, que impulsará el papel de las energías renovables en el mix energético, supone «un buen paso» en el camino hacia el que tiene que ir Europa.
El director general de la AEE, Luis Polo, destacó que la Unión Energética debería «suponer mayor estabilidad regulatoria en los estados miembros que, como España, han modificado sus normativas y generado un clima de inseguridad jurídica».
De este modo, la AEE consideró que la Unión Europea espera crear un mercado «más competitivo» que asegure precios energéticos más bajos.
Aún así, la patronal subrayó que el «auténtico reto» de la Unión Energética es de la Comisión Europea, pues debe garantizar que los países miembros cumplan con la política energética común.
Por ello, destacó que la falta de acción ante las recientes reformas, como la española, «es un mal precedente para la comunidad de inversores, que esperan más del Ejecutivo comunitario».
Para la patronal, en el ámbito nacional, las medidas deben complementar los objetivos europeos «evitando cambios arbitrarios y retroactivos en sus políticas y asegurando que los objetivos a 2020 se cumplen».




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