Venezuela y Ecuador trabajan con Rusia al margen de la OPEP para contrarrestar la caída de los precios del crudo y estabilizar el mercado

«Todos sabemos que se intenta utilizar el petróleo como instrumento de presión en política. Por eso los países intentamos buscar una solución conjunta y una salida a esta situación», manifestó la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, al término de una reunión en la que el ministro de Energía ruso, Alexandr Novak, se reunió conjuntamente con los representantes venezolanos y ecuatorianos. «Durante el encuentro se abordó la cooperación en diferentes sectores energéticos. También se habló sobre la situación en torno a los precios del petróleo y los posibles medios para su estabilización», informó un portavoz ministerial ruso.

Según informaron fuentes diplomáticas, en la reunión participaron también el ministro de Exteriores de Ecuador, Ricardo Patiño; el ministro de Petróleo venezolano, Asdrubal Chávez, y el ministro de Recursos Naturales No Renovables de Ecuador, Pedro Merizalde. «Ha sido una reunión positiva. Seguiremos promoviendo la cooperación en el ámbito de la energía con Rusia y Venezuela», dijo por su parte Patiño.

Precisamente, la caída de los precios del crudo desde junio de 2014, cuando ascendía a 115 dólares el barril, supone un duro revés para las economías de Rusia y Venezuela. Rusia, que no es miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), pronostica un precio medio del barril para este año de entre 60 y 70 dólares, muy lejos de los 100 que desde Venezuela se considera aceptable.

Pese a que la recesión le obligó a renunciar a algunos proyectos, el Gobierno ruso no está interesado en reducir la extracción o exportación y, de hecho, la petrolera rusa Rosneft tiene intención de duplicar progresivamente los suministros a China. En su momento Alexandr Novak sugirió que Moscú no está a favor de la reducción de la producción al advertir que son «muchos los países que consideran que cualquier acción artificial para cambiar la situación en el mercado es imposible».

Venezuela y Ecuador consideran que Estados Unidos, que con la revolución del fracking se convertirá en el mayor productor mundial de hidrocarburos según las previsiones, está detrás de la brusca caída de los precios del petróleo. El presidente venezolano, Nicolás Maduro, mantiene que el petróleo se está utilizando como «un arma económica para someter países, regiones y pueblos» y que Washington, al extraer petróleo mediante fracturación hidráulica, está creando un exceso de oferta para perjudicar a Irán, Rusia y Venezuela.

El presidente ruso, Vladímir Putin, insinúa también que existen fuerzas que han mezclado sus ambiciones geopolíticas con los intereses económicos, pero nunca ha llegado a hablar abiertamente de una conspiración. De hecho, Rusia niega que Arabia Saudí le presione para que retire su apoyo al régimen sirio de Bachar al Asad a cambio de que Riad disminuya la extracción de petróleo y suban los precios del crudo. Eso sí, recientemente los ministros de Energía ruso y saudí abordaron «asuntos relativos al petróleo, a la formación de su precio y a la coordinación entre miembros y no miembros de la OPEP».

A mediados de enero pasado, Nicolás Maduro abordó con Putin en Moscú la necesidad de estabilizar el mercado petrolero en el marco de un periplo internacional que le llevó a varios países del cartel exportador como Qatar, Arabia Saudí, Irán y Argelia. Durante su gira, Maduro intentó en vano convencer a esos países de la necesidad de recuperar los precios mediante una reducción de la producción después de que la OPEP decidiera dos meses antes mantener los actuales niveles de producción en torno a los 30 millones de barriles diarios.

En cuanto a Ecuador, en el pasado diciembre el vicecanciller, Leonardo Arízaga, presentó en Moscú un ambicioso programa de diversificación de las exportaciones a Rusia, que incluye la firma de un acuerdo comercial con la recién creada Unión Eurasiática. Arízaga aprovechó su visita para presentar al Gobierno ruso un abanico de proyectos estratégicos por valor de 28.000 millones de dólares en los sectores petrolero, minero, eléctrico, de telecomunicaciones y agua.

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