Gas Natural, sus dificultades para vender los ciclos combinados y el brete de Berenguer

Conocíamos por el diario económico gratuito Negocio el interés de Gas Natural por aplazar la venta de las centrales de ciclo combinado, cuya obligación venía impuesta por las condiciones de la CNC a la operación de compra de Unión Fenosa. El diario citaba como referencias fondos de inversión internacionales. Y es que las desgracias nunca vienen solas: la caída de la demanda y la feroz lucha que existe entre las tecnologías de generación han hecho mella en el valor (precio) que hoy tienen estas instalaciones. Máxime cuando todavía en este escenario se están construyendo en nuestro país 2.000 MW adicionales más, lo que abunda en el concepto de sobrecapacidad existente. Todas ellas, construidas bajo la estimación de un funcionamiento de más de 5.000 horas anuales. Y, todas ellas, teniendo que afrontar la realidad de que este funcionamiento no llegue al 40 por ciento, es decir, que operen en el entorno de las 2.000-2.500 horas anuales, desvalorizando los activos. ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? ¿Las previsiones fueron construidas bajo expectativas o supuestos optimistas o la propia espiral de creación de capacidad ha desbordado las previsiones? No es el primer proceso que incurre en estos ciclos en la economía, eso es cierto, ni tampoco será el último.

En la situación actual española, pesa enormemente la crisis de demanda, que se puede acentuar mucho más si entran en liza otras cuestiones como el decreto para el incremento de la generación de electricidad mediante carbón nacional aumentando así la producción térmica por esta tecnología. Pero también hay cuestiones en el ámbito internacional referidas a la configuración del mercado del gas que están condicionando fundamentalmente el desabrochamiento de los precios del gas y del petróleo (que tiene signos de recuperación, por cierto) y el cambio que se está produciendo en un consumidor clave que son los Estados Unidos. El asunto es que, sobre todas estas cuestiones, no se perciben atisbos de que cambie su escenario, ya no en el corto, sino ni siquiera en el medio plazo que pudieran hacer pensar que va a cambiar este entorno contractivo.

Y, esta coyuntura es el germen e impulsor de otras campañas como el cuestionamiento frontal de las primas a las renovables que se está produciendo, lo que unido a los desfases regulatorios, en primas y en cantidades en determinadas tecnologías renovables, están inflamando el problema hasta límites insospechados (junto a la grave carencia del diseño de un modelo de generación), sobre todo porque ya ha salido de los esquemas de la integración de las energías renovables en el sector eléctrico, para convertirse en un «meta-asunto» que trasciende lo eléctrico, lo industrial y los intereses agazapados en torno a todas las decisiones que se deslizan al respecto (y sobre las decisiones que no se deslizan y las que se aparcan, claro).

Como cuestión previa a este obligatorio proceso de venta derivada de los requerimientos de las autoridades de competencia, evidentemente la venta de un bien o un activo se puede hacer casi en cualquier momento, sabiendo que siempre hay un precio al que se produce la transacción, es decir, que si se baja mucho el precio, al final el bien se enajena porque hay alguien que está dispuesto a comprar. Es una dinámica propia de todos los mercados.

Por otra parte hay que recordar que la Comisión Nacional de Competencia (CNC) centró sus condiciones a la operación Gas Natural-Unión Fenosa en los activos de generación eléctrica (pese a que el efecto clave en cuestiones de competencia se centraba en la concentración que se producía en el aprovisionamiento de gas). Ahora estas condiciones, mucho más llevaderas en su momento (como los propios implicados reconocían), pueden haberse convertido en una ratonera.

De hecho, el organismo que preside Luis Berenguer tiene una nueva demanda al respecto que también parte de la acción de las autoridades de competencia, enmarañadas nuevamente en este proceso.

Por tanto, parece que las cuestiones de este tipo se complican. Desde el momento en que Gas Natural anunció la compra de Unión Fenosa, el escenario ha cambiado enormemente y cabe preguntarse sobre el brete que se le presenta al organismo que preside Luis Berenguer en el sentido de proceder a la prórroga del plazo previsto inicial (y que tiene carácter de confidencial) en la venta de estos activos.

¿Cuánto tiempo más de margen hay para efectuar la venta (a sabiendas de que esta situación no se va resolver en breve)? ¿Y si, para entonces, no se han recuperado los precios de las centrales de ciclo combinado? Y, la segunda línea de preguntas se sitúa en la más incómoda, ¿cuál es el precio por el que al final se venderán estos activos?

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