Zapatero la «lía parda» con Garoña

Uno de los vídeos de mayor éxito en You Tube es el de la socorrista tóxica, que la “lió parda” al mezclar productos tóxicos. Si no fuera tan grave en este caso, las consecuencias de la política ideológica de Zapatero respecto a su decisión de cerrar Garoña podríamos decir que la “ha liado parda” con la decisión de mandar al paro a 1.000 personas, deprimir una zona, perjudicar la política medioambiental y aumentar la factura eléctrica, los costes de la energía y la dependencia exterior a nuestro país. Además de quebrar la racionalidad del funcionamiento económico y la estabilidad de los mecanismos del Estado de Derecho. Pero además ha desatado una crisis política para él, para el Estado y para su partido de resultados impredecibles.

Por ello, y para calibrar el efecto que ha tenido el hecho de que se desvelase públicamente la muerte anunciada de la central nuclear de Garoña a manos del Presidente del Gobierno, procede analizar la comparencia del mismo ante los jóvenes del partido en la presentación de los cursos de verano de la Fundación Jaime Vera. El Presidente podía ejercer, en un entorno bucólico, aire libre, unos kilómetros fuera de Madrid, ambiente serrano, otro tipo de público, propicio, favorable y fervoroso dada la proximidad de la zona de las apariciones marianas.

Y, como era previsible, el Presidente pudo salir en “loor” de multitudes en un discurso preparado con más precisión demagógica y de comunicación política que otros precedentes respecto al tema nuclear en general y a Garoña en particular. Eso sí, había partes del discurso que recordaban a otra época, a los años 60, un tono tan antiguo y tan demodé como la promesa del parador que recuerda a Franco, y en algunas etapas incitaba al sonrojo porque tenía un algo de retórica dictatorial centroamericana, mezcla entre Hugo Chávez y los comandantines, en una mixtura rara hasta cierto punto de consejo paternal.

El Presidente no sólo no sofocó el problema con un discurso construido desde bases ideológicas del pasado, dirigido al ‘rojerío más recalcitrante’ y no al país, dirigido al militante menos crítico y no a la sociedad, y que refleja la tendencia del Presidente a la estrategia de confrontación como primera clave explicativa de su acción, de forma que politiza todo lo que toca. Por tanto, con estas palabras, se recrudece la polémica de la decisión contra la sociedad española y contra el interés general, intentando poner cemento en los pies de sus críticos. Pero, lo encendió más. Echó gasolina, mezcló componentes como la socorrista tóxica de la piscina de Alcobendas. La lió parda y parece que no va a tener freno, además de haber gastado una bala.

Lo primero que llama la atención es cómo el discurso de Zapatero para explicar su decisión del cierre de Garoña se ha hecho más elaborado, mucho más denso en argumentaciones que sus apariciones recientes al hilo del mismo tema. El Alto Estado Mayor de la Moncloa, la fontanería especializada monclovita ha tenido que concentrarse y emplearse a fondo, trabajar a marchas forzadas para elaborarle un discurso-coartada sobre su decisión del cierre de Garoña, con apariencia de mayor solidez y solvencia que el exhibido hasta el momento, sin el patetismo de los argumentos y datos falsos y de manipulación de ideas políticas que exhibió en su aparición en Cuatro, aunque igualmente falaz.

La pregunta, por tanto, es, ¿con todo lo que está pasando en el país en el plano económico y en el diálogo social, esta dedicación a la decisión de Garoña no señala con el dedo que se ha convertido en un asunto de máxima preocupación tanta dedicación? Primera conclusión: se confirma que hay problema (y grave), hay riesgos, hay turbulencias, hay críticas internas, hay nervios. La baraka no lo es todo y la mecha incendiada no va a ser fácil de parar.

Después va el movimiento de opereta, en una decisión presuntamente equidistante para “compensar” a los movimientos ecologistas contrarios a Garoña, que dicen públicamente que les hubiera gustado que fuera antes. Movimientos que, junto al Presidente del Gobierno, ya suplantan los órganos técnicos (juzgan y sojuzgan al CSN), generando un peligroso antecedente y la inseguridad sobre el funcionamiento del Estado. ¿Es razonable esta deslegitimación de la legalidad vigente y de las instituciones del Estado y del Consejo de Seguridad Nuclear para mantener una postura ideológica, basada en prejuicios y no en evidencias? En ese movimiento, anuncia nueva legislación en materia nuclear como la regulación de la vida útil y asegurar por esta vía el cierre de las nucleares. Otra megalomanía de un gobierno que quiere hacer historia, sin hacer el debate energético, imponiendo su voluntad e ideología a costa de estropear el sector energético.

Por esto, también se conocía por el diario El País, que el equipo de Moncloa había recogido el “encargo” y había preparado otro nuevo documento (y van tres) en el que se ha echado el resto por parte de sus autores. Inciso número uno, el Presidente no precisa de expertos y apoyo social para la toma de decisiones, los utiliza a posteriori para sostenerlo y justificarlo. Este es un nuevo argumentario más completo y suntuoso, donde los argumentos mantienen sus contenidos en términos de demagogia a base de mezclar las ideas de forma parcial, deliberada, tramposa y favorable a las posiciones del Presidente. Porque no podemos olvidar que esto es una decisión que viene directamente del Presidente del Gobierno, con la que sus ministros podrán estar de acuerdo o no, pero lo que está claro es que el que se mueve no sale en la foto y desde Moncloa parece que se ha llamado a la disciplina militar. De hecho, el argumentario reniega de la existencia de diferencias en el seno del Ejecutivo y sus ministros.

Lo segundo que llama la atención es la propia entonación que el presidente hace de la palabra “absoluto”, lo que nos lleva a situar en el centro de la decisión al Presidente Zapatero y confirma, a su vez, el creciente personalismo del personaje (algo que, por cierto, es especialmente valorado por sus contrincantes políticos, necesitados de esa autoridad e instinto de “asesino político” en serie que le atribuyen al Presidente). No hay más, ni hay nadie más en la decisión. No cabe, por ejemplo, hablar de cómo Leire Pajín, de una manera esforzada, había aprendido el día anterior el famoso argumentario monclovita. Tampoco vale hablar de la Vicepresidenta (se dice la Vicepresidenta y todos sabemos que nos referimos a Fernández de la Vega, porque los otros dos Vicepresidentes no ejercen de ello: están en viaje de negocios).

Zapatero busca emular a Sarkozy en una especie de Jefe del Gobierno-Presidente de la República absoluta y no es hombre de mucha delegación de poder, buscó unos ministros con manguitos a su disposición y gusto personal del ejercicio del mismo. Por tanto, si esto es así, él es el responsable pleno de aciertos y errores. ¿Dónde se quedó el famoso talante? Cada vez transparenta más “talante” autoritario con su comunicación verbal y no verbal y por las veces que dice “ya sabéis como soy” o “eso me lo habéis encargado a mí”. Parece decir : “Yo soy once millones de votos que asumieron sin chistar el programa que hay en la web y, por tanto, el Estado soy yo, además de ser su intérprete y profeta”.

Y, finalmente, para no tomar el todo por la parte, hay que hacer valer las consecuencias directas de que el Presidente sea el responsable/culpable pleno de la decisión y de sus consecuencias. En justa correspondencia, tienen que atribuírsele todos los beneficios o los costes políticos que se deriven de la misma de forma que recaigan directamente sobre Zapatero, sin escapatoria, sin remilgos, sin remisión, sin personas, partidos u organismos interpuestos.

En este sentido, lo que toca ahora es desmenuzar el discurso/argumentario del Presidente, por lo que cabe analizar cada uno de los argumentos por separado. Trocear cada una de las aseveraciones vertidas por Zapatero y su argumentario e identificar posiciones falaces o falsarias utilizadas en esta construcción justificativa, defensiva y desafiante a la sociedad y a los nuevos parados. Desgranar, desmenuzar pieza a pieza dónde el Presidente y sus asistentes mienten, falsean, confunden, subvierten o quieren dársela con queso a la sociedad española y los damnificados de la decisión.

A partir de mañana.

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