Una unidad de destino en lo universal
Conocíamos por Voz Populi, cómo el expresidente de REE y, a su vez, exministro de Agricultura con el PSOE, Luis Atienza Serna, habría intentado influir en el grupo parlamentario socialista para impedir un posicionamiento contrario a la ley de los sistemas extrapeninsulares, cuya autoría niega el actual presidente de Red Eléctrica, pero a cuyos beneficios económicos aspira.
Recordemos, en primer lugar, las premisas que establece esta ley: achatarramiento de las instalaciones de generación de las islas por llegar tan sólo a los 25 años de operación, otorgamiento de la generación hidráulica por bombeo a Red Eléctrica de España, otorgamiento y entrega de las centrales de regasificación del archipiélago a Enagás y disimulo respecto al comportamiento pasado de estos operadores de transporte y sistema en las islas para entregar estas centrales en bandeja de plata a buen precio y a riesgo y ventura. Ni una palabra del consumidor.
Recordemos también que Red Eléctrica de España es una empresa privada, aunque el ejercicio de disimulo de sus responsables sólo alcanza al de sus emolumentos de forma que no les alcancen las medidas de austeridad retributiva de la Administración. Nunca ha habido una defensa pública de ese carácter privado y empresarial de REE o Enagás. Es el operador de transporte y, supuestamente de forma transitoria, incorpora al operador del sistema eléctrico, al igual que Enagás tiene esas mismas funciones en el sistema gasista. La conjunción de las dos figuras y su capacidad de influencia (unas veces ofrecida motu proprio por REE y otras requerida desde el Ejecutivo en tiempos de zozobra en la política energética) atraviesa todo el sistema energético español.
Su separación de actividades (operación y transporte, en cada caso) siempre se posterga gracias a los ejercicios de bloqueo que despliega con enorme efectividad por las ramificaciones de su maquinaria de lobby con la política y las burocracias de la administración energética. Impecable desde del punto de vista de sus equipos y de recursos técnicos, pero cuestionable en sus aspiraciones desde sus cúpulas en lo que concierne a la política energética e intervención en el suministro eléctrico, ambición totalmente desmedida e impropia de una empresa privada, para maximizar el beneficio de sus accionistas, sin pasar por el mercado y sólo a merced de las decisiones políticas del gobierno de turno.
El hecho de que Luis Atienza, una vez cobrada e ingresada en su cuenta corriente su cuantiosa indemnización tras la salida de la presidencia de REE, siga opinando, ejerciendo poder en el grupo socialista y actuando por cuenta de la compañía, da mucho que pensar de esa labor de intermediación para conseguir nuevas áreas de negocio y actividad para REE. Es evidente que el agradecimiento realizado por los servicios prestados le complace.
La siguiente impresión es que un monopolio es más que un club, es decir, que imprime carácter para toda la vida pública de un político de partido y esa tendencia al expansionismo de los monopolios, de extensión de actividades y tentáculos, siga sin frenos merced a la desorientación ideológico-empresarial y de mercado de nuestra clase política y de una mesocracia de conveniencias mutuas. Recordemos que el cargo de presidente de Red Eléctrica de España, incluso gran parte de su Consejo de Administración, aún siendo una empresa privada, se elige por el partido del gobierno y que lo adjudica a quien considera que tiene más méritos hechos de proximidad política. También le fija y se fija su retribución, no sujeta a las normas públicas.
Del mismo modo, con estos comportamientos se puede constatar que se produce, en lenguaje franquista de empresa pública e intervencionismo, una continuidad y una «unidad de destino en lo universal» en las aspiraciones del operador de transporte y sistema español, como las de condicionar a los agentes privados y de usurpar la actividad de generación, aunque sea a costa de perpetrar la normativa y el espíritu de las Directivas Europeas y de la Ley del Sector Eléctrico. Folgado ha cogido el testigo y la voluntad de expansión del monopolio (privado) que tenía Luis Atienza hacia la generación eléctrica, como ya se extendió hacia la distribución con la consideración por tensión del transporte. La facilidad de una empresa privada cuyos directivos se eligen desde la política para hacer connivencia con el aparato del Gobierno facilita esos puentes.
Y, combinado lo anterior con el viciado sistema político español, lo que se extrae es la existencia de un sistema de turnos PP-PSOE, Cánovas-Sagasta, asociado a la cúpula de poder y gobierno en estas empresas privadas de los dos grandes partidos políticos españoles, una vez desideologizados y sin modelo de economía, de mercado o de suministro. Atienza-Folgado, dos caras de la misma moneda. Una unidad de destino en lo universal, continuada y sin rupturas.
Es de manual de maniobras de lobby. Buscar el concurso del partido en el poder para tomar las medidas e instarlas en el ámbito del poder ejecutivo. Y trajinarse a la oposición a partir de las influyentes y vehementes artes de Luis Atienza, encarnación pasada del operador de transporte y sistema. Sólo falta otro presidente de Red Eléctrica, que seguro que la medida le complace. Jorge Fabra.



No se que tendrá Red Electrica, que todo aquel que la dirige acaba vendiendo su alma por ella,….