Una noticia buena y otra mala
Es algo parecido a esos chistes de «tengo una noticia buena y otra mala». La buena es que ya hay candidato firme a Secretario de Estado, la mala es que no lo puede decir. Y, todo ello, sucede tras el vapuleo que el diario El País en el artículo La secretaría maldita (medio por otra parte habitualmente contumaz con Miguel Sebastián) le profirió ayer y que, en el fondo, se ponía al frente de la manifestación de quienes opinan (opinamos) que la situación de la Secretaría de Estado de Energía en estas dos legislaturas ha entrado en barrena, sin olvidar las vinculaciones entre este medio y el Vicepresidente Primero.
De hecho, cada vez parece más justificada una «intervención» exterior en el área de energía del Ministerio de Industria (léase, principalmente de la Vicepresidencia Económica que, lentamente, va recuperando el cuadro de mando de la administración y quien, según otras fuentes, tiene el encargo de cerrar el Pacto de Estado de la Energía).
Por otra parte, cabe hacerse la cuenta de la propia situación de incomodidad para el propio Gobierno (con un nuevo ejecutivo que buscaba mayor coordinación y que todos sus Ministros fueran portavoces). ¿Qué pensará Alfredo Pérez Rubalcaba de que se anuncie la existencia de un Secretario de Estado con el otro de cuerpo presente, en candidatura exterior y con mil frentes abiertos en el ámbito interior? ¿Cómo se aireó tanto la renuncia del propio Pedro Marín, hasta hacer insostenible su permanencia?
Queda, por tanto, un conjunto de dudas, más o menos razonables, o más o menos irracionales como, por ejemplo, si este proceso de promoción de la candidatura de Pedro Marín a director general del IRENA es procedente o hay cosas más urgentes en el sector energético.
En todo caso, una buena noticia sería que alguien estuviese centrado y ocupándose de lo importante. Si el candidato «in pectore», anunciado por Sebastián, está informado o no, y las consecuencias de un posible fracaso de la candidatura. O si el nombrado ha pasado ya el cribaje de Economía. Y, por otra parte, señalar que el Ministro de Industria, sobre el que existe el consenso de que su peso político va menguando y cuya separación de la propia estructura orgánica del Ministerio, evidencia que requiere a su alrededor de más oficio.
De todas formas parece que hay que seguir atentos a las noticias que surgen de Industria en torno al nombre del nuevo Secretario de Estado de Energía y si, además, cumple los requisitos para estar a la altura de la situación sectorial, de los problemas y su abordaje conjunto y global. Esa sería una buena noticia. Por eso, a lo mejor lo filtran en Wikileaks.


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