Un funeral ecológico es un 20 por ciento más barato que el tradicional
Así, indicó que los ataudes ecológicos son más sencillos y por ello disminuye su precio. Además, explicó que en el caso de incineración hay un modelo en el que algunas partes del ataúd, como la tapa o los herrajes, no se queman sino que se reutilizan para que tenga otros usos.
Por otro lado, destacó que cada vez se piden más elementos ecológicos en los funerales. En concreto, indicó que las urnas biodegradables tienen una presencia en el mercado del 45% y que «algunos féretros ya se están pintando sin base disolvente, en base agua, para no tener tanto impacto».
Igualmente, Vidal resaltó que lanzaron el servicio conjunto con carácter ecológico ya que es «la tendencia hacia la que va la sociedad», y se tienen en cuenta todos los productos como los tejidos dentro del ataúd, sudarios ecológicos, filtros de dioxinas en los procesos de cremación, recordatorios ecológicos o la madera. En este sentido, hizo hincapié en que la madera esté certificada y no favorezca la desforestacion. Por ello, mantuvieron acuerdos con ONG como WWF.
En referencia a la incineración, Vidal indicó que se sitúa a lo largo de 2010 entre el 30% y 35% frente a los entierros tradicionales. Además, recordó que Mémora cuenta con un servicio de incineración en cuatro horas.
Entre las novedades de Mémora, Vidal también destacó que en este año apostaron por la oferta de un servicio de gestión de la huella digital del difunto, de esta manera, los familiares pueden escoger qué hacer con las cuentas del fallecido y su información en la red.
Del mismo modo, este servicio ofrece cerrar las cuentas del usuario, comunicar la muerte a los contactos que el difunto tenía en internet, quitar la información total o parcial de la red o recuperar y transferir los archivos digitales a quien designe, siempre que sea posible.
Por otro lado, el balance de Mémora mostró que en 2010 murieron es España 378.667 personas, lo que supone un descenso frente a los 384.933 fallecidos en 2009. En este sentido, Vidal resaltó que uno de los factores de ésta reducción, además de mayores tasas de crecimiento, son las campañas de Tráfico que influiyeron positivamente ya que «cada vez se hacen menos servicios de recogida en carretera».
Finalmente, Vidal recordó que el servicio de Mémora internacional está adaptado a las necesidades de inmigrantes y turistas y que en el pasado año se realizaron más de 1.000 servicios de exportación de féretros.
La incineración de un cuerpo humano emite 27 kilos de CO2 a la atmósfera
Por su parte, el ingeniero químico del Instituto de Catálisis y Petroquímica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), José Luis García, señaló que la incineración de un cuerpo humano emite en torno a 27 kilos de dióxido de carbono o CO2 a la atmósfera, si bien el investigador insistió en que no supone un foco de contaminación «fuerte» para el medio ambiente.
El experto del CSIC aclaró que esta opción personal no puede compararse con la contaminación que producen los coches en una ciudad. «Son 27 kilos de CO2 por cada incineración humana frente a las 2.400 toneladas emitidas por los 300.000 coches que se mueven de media en Madrid en un sólo día», puntualizó.
Así, destacó que se trata de un procedimiento por el que optan muchas personas pero que no puede tacharse de «negativo» para el medio ambiente en términos de contaminación. En este sentido, señaló que en un proceso de combustión de un cuerpo, aparte de los kilos de dióxido de carbono que se emiten, quedan las cenizas, partes de óxido de nitrógeno y metales que pudiera llevar el féretro en el proceso de la quema del cuerpo.
Por su parte, el investigador del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC, Joan Grimalt, advirtió de que la incineración puede ser «perjudicial para el medio ambiente» si llegan a concentrarse vertidos de cenizas en un emplazamiento terrestre de forma regular.
«Es importante saber que no se pueden tirar a cualquier sitio. Si hay un sitio que se pone de moda llegan a concentrarse grandes cantidades de cenizas que pueden alcalinizar el terreno, cambian su ph y con ello se deteriora el terreno. Ya ha sucedido alguna vez. Es algo que en algunas comunidades autónomas, como Cataluña, se hicieron avisos de que no se podían tirar en cualquier lado», agregó.
De esta forma, añadió que donde menos daño se produce es en el mar, que es muy grande y, como tiene tendencia hacia la acidificación por culpa del CO2 emitido, tiene más capacidad de compensación que en la tierra. En el caso de los ríos, por ejemplo, apuntó que, como en todas las situaciones, verter una vez las cenizas no supone ningún daño al medio ambiente, si bien, si se tiran con regularidad estos restos se puede dañar tanto a los peces como al ecosistema. «Peor es en los lagos que tienen menos caudal, capacidad de recuperación y disolución de las cenizas», apostilló.
Por ello, consideró que el mejor punto para guardar unas cenizas es en el cementerio, en aquellos nichos previstos para ello. «Hay que asegurarse de que hay urnas que pueden guardarse en cementerios pero echarlas al medio ambiente es una actividad que por una no vez que se haga no hay problema», concluyó.


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