Un experto afirma que la reacción contra el fracking en España sólo obedece al «desconocimiento»
Damanti afirmó que «no hay nada súper complicado» en las tecnologías que se usan, por lo que las reacciones contra el fracking «no encajan con lo que es la actividad». «Hay que hacer muchos estudios sobre los riesgos no previstos. Todo tiene su riesgo, pero hemos trabajado tanto que podemos minimizar los riesgos«, argumentó. Según el directivo de URS, este tipo de yacimientos » se encuentran en todo el mundo» y explotarlos es «importante» debido a los conflictos de Oriente Próximo que «afectan» al petróleo. Como ejemplo, indicó que en Estados Unidos «las explotaciones de gas no convencional cubren casi todo el territorio» y el fracking se «hace tanto que ya no es no convencional«.
En su intervención en el encuentro Evaluación ambiental de los proyectos de fracking (explotación de gas no convencional por fractura hidráulica) en España, que se celebra en Santander organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, Damanti apuntó que «lo más importante después de cómo se trabaja en la superficie es cómo se sellan los pozos» para evitar contaminaciones a los acuíferos cercanos, por lo que explicó que las tuberías «se sellan tres veces». «Aquí es donde hay que asegurar el proceso porque si falla puede haber un impacto medioambiental», avisó.
Damanti, que precisó que «un 99,5% de lo que se inyecta es agua y arena, y un 0,5% componentes como biocida, inhibidores de escala y corrosión o elementos para ajustar el PH», también apuntó que «sólo» ha habido tres casos de sismicidad inducida por la inyección de agua en los pozos por lo que consideró que el hecho de que se produzcan estas consecuencias «es muy raro e inesperado ya que tienen que ver con las fallas y las diferencias de presión, no sólo por la presión de la inyección».
También insistió en que «no se puede perforar en cualquier sitio» y en la importancia de realizar estudios de seguridad para evitar el fracking «al lado de ríos, parques y bosques de especial protección, en emplazamientos históricos y dentro de pueblos en los que pueda haber restricciones». También comentó que «hay que establecer restricciones en zonas de exclusión como ríos o lagos de alto valor para actividades como la pesca». En cuanto al funcionamiento de las estructuras, recordó que hay distintas fases, desde la exploración hasta la extracción del gas, pasando por la perforación y la estimulación, explicando que las estructuras, como las torres de perforación y los tanques de almacenamiento de agua, se cambian para al final retirarlas después de todo el proceso, que puede durar hasta 80 años.
En otro orden de cosas, Damanti recordó que el boom económico que vive Estados Unidos después de la crisis económica ha sido «gracias al fracking porque tiene controlada este tipo de energía en sus manos«. Y también se refirió al problema de dependencia energética que tiene Europa. «La seguridad energética es la carta definitiva para el desarrollo del fracking por la dependencia actual de Europa con respecto al gas ruso y del norte de África. Polonia puede ser autosuficiente en gas y cambiaría su situación de dependencia, cambiando también la dependencia que tiene Alemania», razonó.
Se necesitan «datos» para prohibir
En el mismo encuentro en Santander, el socio consultor de Energía de la empresa Deloitte, Alberto Amores, valoró como «precipitado» que el Gobierno cántabro haya prohibido el fracking porque «hay que tener datos» para tomar una decisión de este tipo y porque «primero hay que saber si hay recursos y después si va a haber consecuencias negativas» de su explotación. Amores, que aclaró que «no quiere» entra en la política, incidió en que los impactos del fracking «pueden ser tanto negativos como positivos» e insistió en que «hay que explorar para confirmar» que los recursos de gas y petróleo no convencionales «están concentrados en su mayor parte en la cordillera cantábrica y el valle del Ebro» y, después de confirmar, saber si son comercialmente explotables».
Igualmente, Amores negó que la posible explotación del gas y del petróleo no convencional vaya a suponer una burbuja como la inmobiliaria, y defendió que «antes de pensar en lo que pasará después de agotar los recursos, me preocuparía por explotar los recursos que tenemos o podemos tener». Asimismo, argumentó que «no tiene ningún sentido importar petróleo y gas si lo tenemos aquí debajo y es viable porque los vamos a necesitar. Es imposible que las renovables puedan afrontar toda la demanda energética. Compramos el 99% del petróleo que usamos y el 99% del gas».
El consultor de Deloitte negó que el fomento de la inversión en el fracking vaya a afectar a las energías renovables porque, en su opinión, «no tienen nada que ver y no tiene sentido enfrentarlos». «Si se hace el fracking es porque tiene sentido económico para los inversores privados. No veo que eso vaya a retraer la inversión en renovables porque si las renovables tienen sentido económico, tendrá inversores«, aseveró.
Durante su intervención sobre los efectos socioeconómicos del fracking, Amores recordó un estudio publicado el pasado mes de marzo que Deloitte realizó para la Asociación Española de Compañías de Exploración y Producción de Hidrocarburos (ACIEP), basado en unas hipótesis en las que se dan «las condiciones óptimas» en materia regulatoria o política sin que haya ningún tipo de oposición al fracking . En consecuencia, insistió en que si se llega a explotar un 80% de los posibles recursos de hidrocarburos del subsuelo español» desde ahora hasta el 2065, se alcanzaría un pico máximo de un 4% de aumento del PIB para el año 2033, se crearían hasta 250.000 empleos directos e indirectos en 2033 y la balanza comercial española podría superar los 40.000 millones de euros«.
«A partir de 2021 seríamos exportadores de gas porque tendríamos excedente y reduciríamos en un 20% las importaciones de petróleo» al tiempo que según expuso este consultor energético, los datos de la balanza comercial, el PIB y la creación de empleo «se triplicarían«, con lo que el dato agregado de hasta un billón de euros del PIB «llegaría a ser de tres billones». No obstante, aunque calificó de «espectacular y tremendo» este aumento, insistió en que este escenario es «idílico«.

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