Tokio confía en completar antes de fin de año la parada en frío de todos los reactores de Fukushima

La radiación emitida por la planta desde el seísmo obligó a evacuar de las zonas cercanas a unas 80.000 personas, y el Ejecutivo de Japón ya advirtió de que hasta que no se produzca la parada definitiva, lo que implica el cese de las emisiones, estos ciudadanos no podrán volver a sus hogares.

Tanto el Gobierno como la empresa gestora de la central, Tokyo Electric Power Co (TEPCO), mantuvieron hasta ahora que la parada en frío no llegaría hasta enero. «Cambiaremos el actual calendario e intentaremos lograr la parada para finales de año», explicó el ministro nipón responsable de los desastres nucleares, Goshi Hosono, durante una reunión de la AIEA en Viena.

El jefe de la agencia de la ONU, el japonés Yukiya Amano, señaló la semana pasada que los reactores de Fukushima permanecen en un estado «básicamente estable», seis meses después del peor desastre nuclear desde Chernobil. Las barras de combustible en tres de los reactores de la central se fundieron después de que el suministro energético y el sistema de refrigeración quedasen seriamente dañados tras el terremoto y el tsunami.

TEPCO logró este mes que la temperatura del segundo de los tres reactores dañados cayese por debajo del punto de ebullición, lo que deja los trabajos un poco más cerca de la esperada parada en frío, que no será decretada hasta que el agua empleada para enfriar las barras de combustible no permanezca por debajo de los 100 grados celsius, lo que impediría un recalentamiento del sistema.

Hosono explicó en rueda de prensa que, a la vista de los riesgos de este tipo de energía, la clase política japonesa logró «una especie de consenso» para «reducir la dependencia de la energía nuclear».

No obstante, como reconoció, se trata sólo de un compromiso verbal para el que haría falta concretar calendario y «método», de tal forma que las necesidades energéticas de la potencia asiática no se vean comprometidas. «Puede llevar todo un año discutir con la opinión pública para identificar cómo debería ser esta política energética», añadió.

El nuevo primer ministro de Japón, Yoshihiko Noda, ya adelantó que será difícil que se construyan nuevos reactores, pero sí señaló que los de Fukushima volverán a funcionar el próximo año. Tras las comprobaciones de seguridad que deben seguir a la parada en frío, Tokio calculó que podrían estar listos para reconectarse en abril de 2012.

Unas 60.000 personas se manifestaron en Tokio para exigir al Gobierno el cierre de las centrales bajo la consigna «Adiós a las centrales nucleares». En la marcha participaron personalidades como el premio Nobel de la Paz de 1994 Kenzaburo Oe y el músico Ryuichi Sakamoto.

Muchos de los manifestantes se desplazaron hasta Tokio desde la prefectura de Fukushima, la más afectada por la radiación. «Nosotros, la gente de Fukushima, no podemos ver la radiación ni podemos olerla, pero no tenemos dudas de que se está extendiendo», declaró uno de los habitantes de dicha región, Yoshiharu Saito.

El ex primer ministro Naoto Kan, que dimitió recientemente, reveló en declaraciones a la agencia de noticias Kiodo que el peor de los escenarios contemplaba la evacuación de unos 30 millones de personas de Tokio y sus alrededores.

«Era un momento crucial. No estaba seguro de si Japón podría seguir funcionando como Estado», afirmó Kan. El propio Kan dijo antes de dimitir que Japón no tiene otra opción que reducir su dependencia de la energía nuclear, que suponía antes de la crisis aproximadamente el 30% del consumo eléctrico.

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