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Podemos exige que la CNMC investigue lo que considera “irregularidades” en los recibos de la luz

Europa Press.- El grupo parlamentario Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea ha registrado una proposición no de ley para que el pleno del Congreso debata sobre la necesidad de que la Comisión Nacional de los Mercados y la competencia (CNMC) incoe una investigación sobre irregularidades en la facturación de la energía eléctrica.

En la iniciativa, Unidos Podemos denuncia que España presenta uno de los precios más elevados de los países de su entorno, ya que la electricidad para sus hogares es la cuarta más cara de toda Europa, según Eurostat. En este sentido, señala que el incremento desde el segundo semestre de 2013 al de 2014 ha sido del 4,1%, frente a un incremento del 2,9% en el conjunto de la Unión Europea y del 2,7% en la zona euro, debido a factores como el déficit de tarifa, los elevados costes de distribución o las prácticas «oligopólicas» de las eléctricas, entre otros.

Respecto a las deficiencias de facturación de los peajes de acceso, el real decreto de 2011 por el que se establecen tarifas de acceso a las redes de transporte y distribución de energía eléctrica, estipula que los peajes de transporte y distribución serán aprobados por el Gobierno tendrán el carácter de máximos. Por ello, según Unidos Podemos son importes «únicos y aprobados por el Gobierno, no por las comercializadoras, las cuales estarían gravando por encima de esos máximos y por tanto incurriendo en una ilegalidad«.

Además, desde Podemos añaden que «de ningún modo las empresas comercializadoras deberían añadir ningún coste adicional a lo establecido anteriormente por el Gobierno». En este mismo sentido asegura que se pronunciaron las instancias judiciales, ya que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña dictaminó en sentencia de mayo de 2012 que no cabía estimar recurso contencioso-administrativo de una empresa comercializadora a una resolución de la sección de Atención a las Personas Usuarias de la Dirección General de Energía, Minas y Seguridad Industrial de la Generalitat.

La facturación del término de potencia es un coste regulado de forma que su aplicación, o no aplicación, «no depende de lo que puedan acordar las partes contratantes, sino que es de aplicación obligatoria». Igualmente, la citada resolución añade que la aplicación y traslado a la facturación de las modificaciones de la cuantía de este coste regulado tampoco puede ser objeto de acuerdos contractuales sino que las sucesivas variaciones deben trasladarse a la facturación de la totalidad de los clientes eléctricos, incluidos en el mercado libre, puesto que se trata de unos porcentajes fijados reglamentariamente.

Respecto a las deficiencias de facturación relacionadas con el maxímetro, estas vienen de nuevo por un «exceso de facturación», apunta Unidos Podemos. Según reguló el real decreto de 2001, el control de la potencia demandada se realizará mediante la instalación de los correspondientes aparatos de medida que registrarán la potencia cuarto horaria máxima demandada en cada período tarifario, punta, llano o valle del período de facturación. Existiendo ya el instrumento de control de la potencia máxima y, por lo tanto la potencia a facturar, las comercializadoras estarían facturando de igual modo el 100% de la potencia contratada, incurriendo en un «incumplimiento claro» de la normativa.

De igual forma, Unidos Podemos pide que la CNMC investigue también las «posibles trampas» que algunas de las empresas comercializadoras de energía eléctrica estarían empleando para hacer creer que sus ofertas son más ventajosas que la tarifa regulada Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC), cuando «en realidad en todos los casos analizados los recibos del usuario medio lejos de abaratarse se habrían visto encarecidos».

Podemos presenta en Castilla-La Mancha una PnL para prohibir los cortes de luz a los consumidores vulnerables

EFE.- Podemos ha presentado una Proposición no de Ley (PnL) en las Cortes de Castilla-La Mancha en la que exige al Gobierno central la puesta en marcha de diferentes medidas para garantizar el acceso al suministro eléctrico, entre ellas, prohibir los cortes de luz “a las familias más necesitadas”.

La formación morada pide que sean las compañías eléctricas las que se dirijan a la Administración para comprobar la situación de las familias que no abonen sus recibos y, si sufren vulnerabilidad económica, no podrán cortarles el suministro y el coste será asumido por las compañías. La PnL, calificada por la Mesa de las Cortes y publicada en el Boletín Oficial de las Cortes, tiene como objetivo «garantizar el acceso al suministro eléctrico, entendido como parte inalienable del derecho de toda persona a una vivienda digna y adecuada, y como condición necesaria para el debido respeto a la dignidad humana».

Entre otras medidas, solicita que se ponga fin a «los abusos tarifarios» y que se apruebe una tarifa asequible, regulada por el Gobierno, a la que podrán acogerse todos los consumidores domésticos en su primera residencia. Del mismo modo, el grupo parlamentario de Podemos propone crear una «auténtica tarifa social» y sustituir el actual bono social por una tarifa de reducida cuantía dirigida a las familias con bajos niveles de renta, sufragada por las eléctricas.

Además exigen la devolución de los CTC y proponen realizar un análisis de los costes del sistema desde que se puso en marcha la liberalización del sector, con el objetivo de determinar el precio real de las tarifas eléctricas y aplicar el tipo de IVA reducido a la electricidad, por ser considerado, según afirman, «un servicio esencial para la ciudadanía».

En torno a la sentencia del bono social discriminatorio

España no está para argumentos que requieran atención y precisión. Las reacciones a la sentencia del Tribunal Supremo relativa a la financiación del bono social, por otro lado esperable y predecible con unos conocimientos básicos de Derecho, lo demuestran. El bono social es una forma imperfecta, por su forma indirecta de entender la renta disponible en el domicilio, de trasladar a la legislación española el concepto de consumidor vulnerable y de pobreza energética en lo que se refiere al suministro eléctrico.

El bono social supone una reducción del 25% de la tarifa para aquellos consumidores que cumplían una serie de condiciones. Dicha reducción está sufragada fundamentalmente por las cinco grandes distribuidoras eléctricas, como está reglamentariamente fijado por decisión del regulador. La sentencia, por su parte, pone en cuestión que el bono social deba ser sufragado por los grupos que integran las actividades de producción, distribución y comercialización, cuando, en realidad, existen más agentes en el sistema.

No hay que olvidar la dimensión de “política social” que tiene el bono social y que debería ser resuelta de forma pública vía política fiscal y no con la tarifa eléctrica. Hagamos una analogía. Imaginemos que, el Estado determina una entrega de alimentos gratuita para los individuos que estén por debajo de un umbral de pobreza y se determina por norma legal que lo tienen que sufragar las tres principales cadenas de supermercados. Lo que ha dictaminado el Tribunal Supremo ha sido que, esa fórmula no es posible, es ilegal y no se adapta a las normas comunitarias por su propio desequilibrio, discriminación y desigualdad.

Lo que subyace debajo del diseño de la medida es una mirada oblicua sobre los propios agentes empresariales (a efectos de determinar el descuento, pagado selectivamente por elección discrecional del Gobierno) y la tendencia española a solucionar vía subsidios cruzados, frente a una ortodoxia hacendística y fiscal que sea responsable de aquellas materias que deben tener naturaleza pública. Todo ello en los tiempos de la demagogia económica de corte colectivista, por un lado, y de la superación de las previsiones de déficit en los Presupuestos Generales del Estado por otro.

Empiezan las turbulencias para el nuevo gobierno en ciernes, como cosecha de las tropelías pasadas. Ahora tocará la propia reliquidación al respecto. Por eso, en lugar de pedir intervención, es mucho más necesario pedir rigor y ortodoxia en la regulación.

Ciudadanos se interesa por la vinculación del bono social de la luz a la renta de las familias

Europa Press.- El grupo parlamentario de Ciudadanos ha registrado una pregunta al Gobierno en el Congreso para saber si la renta de las familias demandantes del bono social eléctrico se tiene en cuenta al otorgar este descuento en la tarifa energética. Este bono, que se aplica automáticamente a todos los hogares que tengan contratada una potencia inferior a 3 kilovatios, puede ser solicitado también por hogares con potencia inferior a 10 kw siempre que cumplan una serie de requisitos.

Precisamente, la tipología de los demandantes es uno de los intereses de la pregunta registrada por la portavoz adjunta de la formación naranja en el Congreso, Melisa Rodríguez Hernández . Así, en la pregunta formulada al Gobierno en funciones se inquiere por el número de hogares que hasta la fecha se han acogido a este bono social, cuántos de ellos lo han hecho como familia numerosa y cuántos por tener a todos sus miembros en situación de desempleo. También por aquellos hogares que lo hayan hecho por tener sus titulares más de 60 años y ser beneficiarios de una pensión no contributiva de jubilación o invalidez.

La información sobre la evolución de los precios de la electricidad

Pocos países occidentales mantienen una tensión informativa alrededor de los precios eléctricos como en España. De hecho, el cruce de informaciones es tal que se roza el amarillismo, de forma que información que es de alcance público se convierte de facto en una especie de posición u opinión a la hora de ser publicada.

La causa proviene de la combinación de cuatro factores: primero, la tradición intervencionista española en el precio de la electricidad, que no de la energía; segundo, la ausencia de un modelo de liberalización eléctrica que permita la realización de ofertas reales a las empresas frente a una compleja tarifa regulada de precios por horas; tercero, que sea el sector eléctrico el que asuma los costes de adecuación ambiental a las normativas internacionales, un logro del resto de sectores; finalmente, el modelo de comunicación política española, procedente del falangismo ideológico, de supuesta protección al consumidor como sujeto político que vota y del que se contagian todos los agentes, cuestión que curiosamente no se extiende a otros servicios y bienes de consumo.

Cuatro factores, más un quinto, que es que todos participan (o participamos) de esta ceremonia. Fruto de ello, el Gobierno en sus tribulaciones busca las fórmulas comparativas cada período publicado para tratar de convencer a la opinión pública de que la electricidad «siempre baja» con respecto a algo, con respecto al mes anterior, con respecto a principios de año,  en el interanual respecto al mismo período, en el interanual acumulado…

Del mismo modo, las asociaciones de consumidores, especialmente las  que están asesoradas por el colectivo retroprogresivo, intentan mostrar que siempre sube en uno de sus parámetros o con respecto a algo. Da igual que, en la cesta global del IPC, la energía venga cayendo en su participación en los presupuestos familiares de los consumidores españoles. De igual modo, se abstrae que la parte fija (los costes de acceso y sus componentes) sea tan elevada que haya pasado a ser casi una tarifa plana y desincentiven la eficiencia o los subsidios cruzados con los distintos consumidores.

A su vez, las entidades más beligerantes de las tecnologías renovables intentan mostrar que las oscilaciones del mercado eléctrico (con independencia de su variación porcentual, su estacionalidad o estacionaridad o que coincidan con la evolución de los precios internacionales de la energía) son las causantes de las subidas, sean coyunturales o momentáneas. Tampoco hay rastro de análisis sobre los costes regulados, su volumen e impacto.

Los propios medios de comunicación incurrimos en el ejercicio de ser arrastrados por esta tensión informativa, y esa pretensión protectora, frente a una información de precios como ocurre en los mercados del petróleo o del gas, dónde se analizan realmente los factores que inciden en la coyuntura. De esa forma se alinean con los modelos de comunicación política subyacente en cada momento, de cada agente y sus intereses, y en ese plan. El resultado es una comunicación política falaz y llena de trampas en la que los malabares estadísticos asientan la teoría de que las estadísticas son utilizadas como las farolas para los borrachos, para apoyarse pero no para iluminarse.

A todas las maniobras políticas se une el cruce de datos entre Ministerio, Instituto Nacional de Estadística y las organizaciones de consumidores, contribuyendo algunos medios de comunicación con cifras obtenidas de forma errónea de la calculadora de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, pues excluyen el primer día de cada mes. Una herramienta, la de la CNMC, que además utiliza el perfil de consumo medio elaborado por Red Eléctrica, que es puesto abiertamente en cuestión por algunas asociaciones de consumidores respecto a que responda al consumidor moda.

Por eso, y para no dejar en manos de la turba el aquelarre, a partir de este momento, la información mensual de la evolución de precios eléctricos se realizará en Energía Diario comparativamente con el mismo mes del año pasado y con información sobre el acumulado de todo el año, explicando la participación de la parte fija y variable en la factura final. Todo ello con evidente economía de medios, adjetivos y calificaciones, haya procesos electorales o no. Solo nos queda que cunda el ejemplo.

Tarifas eléctricas a la carta: el PSOE la pretende para los grandes consumidores de energía y el BNG para Galicia

EFE.- Mientras los nacionalistas del BNG reiteran que reclamarán en el Congreso, si tras las elecciones generales logran representación en la Cámara baja, una tarifa eléctrica propia para Galicia, la cabeza de lista del PSOE al Congreso por Asturias, Adriana Lastra, solicitó el establecimiento de una tarifa eléctrica especial para las empresas grandes consumidoras de energía y se comprometió a que los Presupuestos Generales del Estado asuman una parte del coste.

«La no política energética del PP en estos cuatros años ha supuesto la incertidumbre de las empresas en Asturias», argumentó la candidata, que puso el ejemplo de Alcoa, «que en el año 2014 quedó fuera del paquete del servicio de interrumpibilidad y casi con miedo de cerrar la empresa». Además de cambiar el actual sistema de subasta eléctrica para establecer una tarifa especial, el PSOE se compromete a asumir «algunos de los costes que aparecen ahora en la factura a través de los Presupuestos». Adriana Lastra también defendió la obligatoriedad de las térmicas de quemar carbón autóctono para garantizar la continuidad del sector, dado que de las 20 millones de toneladas que se queman al año, únicamente 3 son nacionales.

Tarifa eléctrica propia para Galicia

Por su parte, el cabeza de lista de la candidatura BNG-NÓS por la provincia de A Coruña, Carlos Callón, aseguró que si las empresas y los ciudadanos gallegos no tuviesen que pagar peaje alguno por la electricidad que se genera en la comunidad autónoma gallega, las facturas se reducirían un 30%. En la misma línea se pronunció la portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, que denunció el «expolio energético» que desde hace muchos años «sufre» Galicia. Pontón reclamó para los gallegos el beneficio de la energía eléctrica que se produce en su territorio, acabar con los «oligopolios» y con medidas «injustas» como el denominado impuesto al sol, y profundizar en un cambio de modelo de consumo, más eficiente y sostenible.

Por ello, la formación nacionalista gallega exigirán una tarifa propia, según Callón, que consideró a Galicia como la «primera potencia eléctrica» de España. Como ejemplo, dijo que sólo el municipio pontevedrés de Caldas de Reis, con una población inferior a los 10.000 habitantes, produce más energía eléctrica que toda la Comunidad de Madrid, «y los gallegos no recibimos absolutamente nada y a mayores se nos penaliza«, indicó. «Cuando compramos unas naranjas del Levante peninsular pagamos el transporte por traerlas hasta aquí, sin embargo, cuando hablamos de la energía eléctrica no sólo no somos beneficiados sino que tenemos que pagar los costes del transporte de la energía que producimos aquí», afirmó.

Además, Callón considera que con una tarifa eléctrica propia, Galicia evitará que empresas como la multinacional norteamericana del aluminio Alcoa, con plantas en las provincias de Lugo y A Coruña, «utilicen para su deslocalización el precio de la energía eléctrica». Según el candidato nacionalista gallego, algunos países europeos tienen actualmente tarifas eléctricas territorializadas y puso como ejemplo a Reino Unido o Alemania, y apuntó que en el Estado español el País Vasco ya posee una tarifa industrial eléctrica. «Simplemente si redujésemos el coste de los peajes hablaríamos de un 30% menos en las facturas de todas las empresas y de todos los gallegos», concluyó Callón.

Alcoa aplica el protocolo de interrumpibilidad por una avería en la red eléctrica

EFE.- La fábrica de Alcoa de Avilés ha aplicado el servicio de interrumpibilidad durante dos horas debido a una avería registrada en una subestación de la red eléctrica situada en Soto de Ribera que ha afectado al proceso productivo de la aluminera.

Fuentes de la compañía han explicado que la fábrica ha sido avisada con breves minutos de antelación de que a las 12:15 horas se iba a producir ese corte del suministro eléctrico de la fábrica avilesina por espacio de dos horas.

El servicio de interrumpibilidad consiste en que la red eléctrica, ante situaciones especiales como el de la avería registrada en la subestación de Soto de Ribera, el suministro se reconduce o se prioriza a otros destinos.

La fábrica de Alcoa tiene un protocolo de aplicación automatizada de este servicio, que ha funcionado con normalidad, según las mimas fuentes.

La subasta para el servicio de interrumpibilidad a la que acude Alcoa consiste en proporcionar una tarifa eléctrica más competitiva a cambio de que, en casos como este, se tenga que cortar el suministro para atender puntualmente otras prioridades.

La situación vivida hacía tiempo que no se daba y era más habitual en los años noventa y los anteriores a la crisis cuando en los meses estivales se registraban picos de consumo debido a los aparatos de aire acondicionado o en los meses de frío.

La próxima subasta del servicio de interrumpibilidad está prevista para el mes de septiembre y la compañía confía en poder lograr un precio competitivo para que operen sus fábricas durante el siguiente ejercicio.

Los usuarios domésticos de electricidad en el mercado libre superan ya en casi 850.000 a los regulados

Europa Press.- Los consumidores domésticos de electricidad que disponen de un contrato en el mercado libre superan ya en 842.000 a los que se decantan por la opción regulada, según el último informe de indicadores eléctricos de la Comisión Nacional de los Mercado y la Competencia (CNMC). El informe muestra que la brecha entre uno y otro perfil crece con velocidad. Si tres meses antes los clientes de mercado superaban por primera desde la liberalización de 2009 a los regulados, ahora son un 6,5% más.

El superregulador calcula que en la actualidad existen 25,7 millones de consumidores con derecho a disfrutar del Precio Voluntario al Pequeño Consumidor (PVPC), que es la opción regulada diseñada por el Gobierno en 2014 para potencias inferiores a 10 kilovatios (kW). De estos consumidores, 12,45 millones cuentan con el PVPC, y de ellos apenas 626.271 con la opción de discriminación horaria. Los consumidores de la opción regulada consumen de media 2.222 kilovatios hora al año (kWh). La potencia media contratada es de 3,89 kilovatios (kW).

Por contra, los consumidores que pasaron al mercado libre con 13,29 millones, de los que 1,07 millones disfrutan de discriminación horaria. Estos usuarios de mercado consumen una media de 2.642 kWh al año y tienen una potencia contratada de 4,39 kW. El 63% de los usuarios con discriminación horaria se encuentra en el mercado libre, frente al 37% que se encuentra en la opción regulada, según el informe del regulador.

7 años desde la liberalización

La liberalización del suministro eléctrico para los consumidores domésticos comenzó en 2009, cuando la tarifa regulada quedó restringida a potencias inferiores a 10 kW y adoptó el nombre de Tarifa de Último Recurso (TUR). Desde ese momento, los cerca de 26 millones de consumidores domésticos pudieron elegir entre esta tarifa regulada, suministrada por las comercializadoras de último recurso de las principales eléctricas, que son Endesa, Iberdrola, Gas Natural Fenosa, Viesgo y EDP España, y un precio en el mercado libre.

El vuelco entre consumidores de mercado y regulados se produjo en 2015. En su informe anual del mercado eléctrico de 2014, la CNMC cifraba en 13,9 millones los consumidores domésticos con PVPC y en 13 millones los de mercado. En ese informe, el regulador indicaba que las tres mayores comercializadoras aglutinaban el 67% del volumen de energía suministrado en mercado libre. Endesa Energía era líder, con una cuota del 32%, frente al 20% de Iberdrola y el 14% de Gas Natural Fenosa. En ese momento, ya se apreciaba lo que la CNMC describía como un «lento pero progresivo» aumento de la cuota de energía suministrada por los comercializadores eléctricos independientes.

La OCU afirma que optar por la tarifa de discriminación horaria permite ahorrar 80 euros anuales en la factura eléctrica

Redacción / Agencias.- La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recomienda optar por tarifas de discriminación horaria, ya que puede suponer un ahorro de 80 euros al año en la factura de la luz para una familia con un consumo medio. La asociación de consumidores recordó que para elegir una tarifa con discriminación horaria no hay «necesidad de tener que cambiar de comercializadora».

La asociación aseguró que la elección de una tarifa adecuada «es una de las mejores medidas de ahorro». La elección de cambiar a discriminación horaria «está al alcance de todos los consumidores», agrega, aunque “el miedo de los usuarios al cambio y a terminar pagando más frena la generalización de estas tarifas”. Sin embargo, según la OCU, «este miedo está totalmente injustificado», ya que, de media, los hogares sin discriminación horaria gastan un 50% en horario valle, «cuando para empezar a ahorrar sólo es necesario que un 30% del consumo se produzca en ese tramo».

De esta manera, la OCU afirma que la mayoría de los hogares, sin llevar a cabo ningún cambio en sus hábitos de consumo de energía, ahorraría en su factura de la luz 80 euros al año y denuncia que las comercializadoras eléctricas «conocen bien estos datos y a pesar de ello no todas trasladan esta opción de ahorro a sus clientes». De los 24.000 inscritos en la nueva edición de Compra Colectiva de Energía promovida por la OCU, sólo un 13% cuenta con tarifas de discriminación horaria y además “hay importantes diferencias según la comercializadora”.

Sin disimulo, la OCU señala que el 34% de los clientes de Fenie Energía o el 22% de Holaluz.com ya disfrutan de esta tarifa, los porcentajes bajan «radicalmente» entre las comercializadoras “tradicionales”. EDP Energía (7%) y Viesgo (4%) son las comercializadoras con un porcentaje menor de inscritos en tarifas de discriminación horaria, según datos de consumidores. Como consecuencia, la OCU solicita a las compañías que “fomenten y trasladen a sus clientes medidas efectivas que faciliten el ahorro y una política activa para ofrecer la mejor tarifa posible en función de las necesidades de cada contrato y con la mayor transparencia”.

Una de esas medidas, según subrayan, sería facilitar a sus clientes con contador digital el consumo que realizan en horario valle para que éstos puedan verificar la conveniencia de contratar una tarifa de discriminación horaria frente a otras. Además, consideran deseable, en su opinión, que fuera obligatorio para las comercializadoras detallar, al menos en su web, la información precisa sobre todas las tarifas disponibles para sus clientes. La organización recuerda que está en marcha una nueva compra colectiva de energía.

Europa destapa los incentivos españoles pagados en la tarifa

El cuestionamiento por parte de las autoridades de Competencia de la Unión Europea del sistema de incentivos, incluido en los denominados peajes de acceso de la factura eléctrica, ha vuelto a sembrar las alarmas. Una fotografía descarnada que dibuja un esquema intricado de posibles subvenciones y mecanismos cruzados que afectan al coste del suministro eléctrico y que anticipan una limpieza de los mismos impulsada por la Unión Europea. Por eso, hasta los medios económicos hablan de ayudas eléctricas poniendo en evidencia la naturaleza de las mismas.

De este modo, la comisaria Margrethe Vestager pone en su punto de mira las ayudas al carbón nacional, un mecanismo ideado en su día para que las compañías eléctricas comprasen carbón de forma obligatoria, para quemarlo y producirlo, fijando el precio de venta del MW/h generado por esta vía en el mercado mayorista eléctrico. En segundo lugar están los denominados pagos por interrumpibilidad, instrumento que reduce los precios a determinadas industrias intensivas en el uso de energía eléctrica, ofreciendo al sistema eléctrico la posibilidad de que sean “paradas” en determinadas circunstancias y condiciones (cesarían, reducirían su demanda, cerrarían temporalmente, harían ERES parciales) por motivos de necesidad del sistema eléctrico para garantizar el suministro. Una medida del lado de la “demanda”

Finalmente están los pagos por capacidad, que son unas compensaciones del lado de la oferta, para garantizar la rentabilidad de determinadas centrales, las térmicas y los ciclos combinados de gas, para que estén disponibles para el sistema, aunque por la energía que despachan en el mercado en forma de producción y al precio que la despachan, la decisión empresarial lógica sería desactivarlas y sacarlas del sistema. Cuestión que eventualmente, de ser necesarias, sería difícilmente reversible.

Red Eléctrica de España, como operador de transporte y gestor técnico del sistema, subraya la necesidad de estos dos últimos mecanismos para garantizar la “seguridad de suministro”, al procurarle mayor margen de maniobra. Es en esa clave en la que hay que entender las declaraciones que realizaron desde REE al respecto de esta investigación, ya que justifican la figura y endosan la responsabilidad política de su volumen al Ejecutivo. Volumen y dimensiones que no han pasado desapercibidas en Europa, incluso la defensa conceptual de estos servicios, aunque en la práctica la interrumpibilidad no se utilice.

Europa, por otra parte, ha visto que estos mecanismos carecen de estudios de demanda que justifiquen el instrumento y el uso de los mismos, tanto en volumen como en coste para los distintos sistemas de suministro. Y Europa lo ha visto en un conjunto de 28 mecanismos en los que estos incentivos se han formulado sin estudios que lo soporten. Lo que toca a las autoridades comunitarias es distinguir un servicio necesario de una subvención y los Gobiernos se lo han puesto fácil, porque los mecanismos eran puramente formales en sus términos, pero no en su justificación real. En todo caso, la propia Unión Europea hasta ahora ha tenido una actitud de permisividad y laxitud.

Eso sí, en el caso español, en Bruselas se ven sorprendidos por la compensación económica que suponen y su ausencia de validez (son instrumentos fallidos) de los mismos. Más allá de eso, sus volúmenes figuran en cabeza de ese informe, la utilización de estos instrumentos (servicios) es escasa o nula y su importe se paga en la factura eléctrica, incluidos en los costes de acceso, siendo éste capítulo el verdadero problema de nuestros precios eléctricos pese a todos los desenfoques interesados al respecto. Mañana, análisis, consecuencias y corolarios, tanto políticos como para consumidores, de esta investigación para nuestro país.

Continuará.