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Japón comienza a desmantelar la central nuclear de Monju, su único reactor rápido, por su elevado coste y escasa fiabilidad

EFE.- Japón comenzó a retirar las barras de combustible nuclear de la central de Monju, donde se sitúa el único reactor rápido nipón, en el que supone el primer paso clave de su desmantelamiento, según explicó la propietaria de la planta.

La retirada del combustible atómico es el primer paso clave del desmantelamiento de una central que permanece inoperativa desde 2010 y que se ha visto afectada por sucesivos accidentes, un proceso que se prolongará unas tres décadas y que no está exento de complejidad. Los equipos de trabajo comenzaron a trasladar el combustible desde un contenedor de almacenamiento cerca del reactor a una piscina de almacenamiento separada, una labor que «se espera que se complete en el año 2022«, según explicó la entidad que gestiona la planta, la Agencia de Energía Atómica de Japón (JAEA).

La JAEA espera que los 550 empleados que trabajan en esta labor retiren hasta finales de año unas 100 barras, lo que supone en torno al 19% de las 530 barras situadas en el interior y exterior del reactor. El combustible nuclear del reactor de Monju se enfría mediante un tipo de sodio que prende al entrar en contacto con el agua o la humedad del aire, y sus barras de combustible no se colocan de la misma forma que en los reactores convencionales. La JAEA aseguró que el desmantelamiento se está realizando «con la seguridad como prioridad» y se han tomado las medidas pertinentes.

Japón había depositado grandes esperanzas en su reactor rápido enfriado por sodio, perteneciente a los reactores de IV generación, un conjunto de diseños en fase investigación, ya que este modelo produce más plutonio del que consume, una solución potencial a la escasez de recursos energéticos del país asiático. La Agencia de Energía Atómica de Japón acordó desmantelar el reactor en 2016 por el elevado coste que requería su mantenimiento. El reactor de Monju (que estaba inactivo) ha sido, además, escenario de varios accidentes desde que comenzó a operar en 1995.

La Autoridad Reguladora de Japón amenaza con forzar el cierre del único reactor rápido del país como medida de prevención

EFE.- La Autoridad de Regulación Nuclear de Japón (NRA) propondrá desmantelar la central de Monju, que aloja el único reactor rápido del país, al estimar que su operadora no puede garantizar la seguridad de la polémica planta, escenario de varios accidentes.

La NRA presentará esta semana una recomendación al Gobierno para desmantelar la central si en 6 meses no se encuentra una entidad diferente de la actual, la Agencia de Energía Atómica de Japón (JAEA), que garantice una gestión segura. La actual operadora está ligada al Estado y cuenta con un largo historial de negligencias en Monju. Aunque la propuesta no es vinculante, pone entre la espada y la pared al Ejecutivo nipón, que difícilmente puede ignorarla en un momento en el que aún pesa el accidente de Fukushima y en el que más de la mitad de la población dice estar en contra de su plan para reabrir centrales atómicas.

De este modo, el cierre se antoja muy probable, ya que la creación de una nueva entidad semipública para operar Monju difícilmente convencería al regulador y sería excepcional que una eléctrica japonesa se postulara para hacerse cargo de un reactor que, solo en mantenimiento, cuesta 150 millones de euros al año. El reactor rápido enfriado por sodio de Monju comenzó a funcionar en 1995 pero ese mismo año una fuga de sodio provocó un incendio que obligó a suspender las operaciones hasta 2010. En agosto de ese mismo 2010 se produjo otro accidente con la maquinaria encargada del recambio de combustible nuclear que ha mantenido clausurado el reactor hasta ahora.

Desde entonces, la NRA ha descubierto además que la JAEA se saltó inspecciones obligatorias de mantenimiento de unos 10.000 componentes del reactor o que las instalaciones contaban con docenas de cámaras de vídeo de seguridad que no funcionaban. En febrero de este año el regulador denunció el enésimo incidente: una fuga de líquido radiactivo que se produjo después de que la JAEA ignorará varias señales de alarma durante un año.