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El carbón nacional vincula su futuro más allá de 2019 a la continuidad de las centrales térmicas

Europa Press / EFE.- El sector del carbón ha vinculado «directamente» su futuro más allá de 2019, fecha en la que está previsto el cierre de las minas o la permanencia de solamente aquellas viables mediante la devolución de las ayudas recibidas, a la continuidad de las centrales térmicas propiedad de las eléctricas. «Si las centrales de carbón no tienen la proyección suficiente para continuar, no tiene mucho sentido que sigamos con un combustible que no va a ser utilizado», afirmó el presidente de Carbunión, Pedro Iglesia.

Con el debate abierto respecto al futuro de las centrales de carbón, después de que Iberdrola haya pedido el cierre de sus plantas de Lada y Velilla y con la continuidad de otras centrales en el aire más allá de 2020, Iglesia señaló que el sector pide al Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital que retome la posibilidad de aplicar unos pagos por capacidad para la desnitrificación de las centrales térmicas que permitiría a las compañías abordar esas inversiones necesarias para alargar su futuro por encima de ese horizonte.

«Fue una iniciativa tomada desde la Secretaría de Estado de Energía en 2015, pero en la que la CNMC encontró problemas serios y en aquellos momentos se abandonó. Todos y cada uno de los días que hablamos con el Ministerio, gobiernos autonómicos o cualquier administración, lo solicitamos. No pedimos nada para nosotros, tenemos firmado que las ayudas se han acabado, pero creemos que se podrían establecer los mecanismos adecuados para que las centrales puedan seguir generando electricidad con carbón», apuntó.

Con la garantía de esta continuidad de las centrales, Carbunión considera que las empresas mineras podrían planificar su actividad productiva a partir de 2019, con el objetivo de aportar entre 4 y 6 millones de toneladas anuales de combustible autóctono. Actualmente sobreviven 8 empresas del sector en España, 2 menos que en 2016 y lejos de las 21 que existían en 2011. Las ayudas recibidas por el sector, que ya van tocando a su fin, superan los 520 millones de euros en estos 7 años, aunque se redujeron a apenas 25,7 millones de euros en 2016 y cayeron drásticamente en 2017 con 1,3 millones, que, además, según Iglesia, incluyen la ayuda de 10 euros por tonelada dada por el Ministerio.

Iglesia, que reconoció estar «expectante» por conocer las conclusiones que presentará este mes la Comisión de Expertos sobre la transición energética respecto al mix energético necesario, defendió el «importante» papel del carbón como respaldo para la generación renovable, tal y como se vio el año pasado debido a unas condiciones climáticas en las que se registró la ausencia de viento y precipitaciones. «Si en 2016 o 2017 hubiésemos estado cerrados, los volúmenes de carbón importado habrían sido mayores», añadió Iglesia, quien valoró que gracias al carbón autóctono España no depende «exclusivamente de unos precios internacionales que pueden perjudicar al país».

El presidente de Carbunión ha recordado que el carbón supone un 23% de la generación de electricidad en Europa y un 15% en España, lo que demuestra que el país que tiene carbón lo utiliza para generar energía y ha animado a que España siga esa senda de los países europeos. Respecto a la cuantía de ayudas que tendrán que devolver las empresas que continúen con su actividad a partir de 2019, Iglesias ha dicho que es difícil cuantificarlo, pues para eso habría que saber cuántas y cuáles van a seguir, al tiempo que ha demandado que las ayudas se puedan devolver de forma escalonada para que no interfiera en la actividad de las empresas.

Desde Carbunión, califican 2017 de un año «esperanzador», con unos números que prácticamente recuperaron los niveles de 2015, tras los malos datos de 2016, aunque esperan que 2018 sea un ejercicio de «transición y diálogo» de cara a 2019. Entre 2011 y 2017, el sector redujo la producción y el empleo en un 58% y en un 62%, respectivamente, a pesar de la recuperación del año pasado. La producción con carbón nacional se incrementó en casi un 60%, hasta los 2,78 millones de toneladas, lejos de los más de 6 millones de 2011 y 2012 y frente a los 17,4 millones de toneladas de importación.

Del total de la producción del 2017 en España, más del 60% procedió de explotaciones a cielo abierto, mientras que la de las subterráneas no pasó del medio millón de toneladas. En 2017 la producción de carbón se vio favorecida por la caída de la producción hidráulica, que obligó a utilizar las centrales térmicas que utilizan carbón y gas. Sin embargo, en los dos primeros meses de 2018 ha bajado, aunque Iglesias espera que la producción se mantenga en el entorno de la de 2017, aunque dependerá de la meteorología.

Iglesias apuntó que la producción de carbón autóctono, con excepción de 2017, viene decreciendo desde 2011, mientras que las importaciones oscilan según la necesidad para generación eléctrica. El grueso de las importaciones de carbón que se hacen en España, en concreto el 87% en 2017, proceden de 4 países (Colombia, Rusia, Indonesia y Sudáfrica), naciones con las que, según Iglesias, es difícil competir por los menores costes con que producen. En lo que se refiere a la participación del carbón nacional en el carbón térmico consumido, se limitó al 14%.

En lo que se respecta al empleo, el número total de trabajadores se situaba a cierre de 2017 en 2.197 personas, frente a los más de 5.800 trabajadores de 2011. En 2017 se registró un ligero repunte del 7% con respecto a 2016, incremento que no ocurría desde 2011 aunque fue debido, principalmente, al aumento de las contratas, ya que el número en plantilla sigue descendiendo, según Carbunión. En este sentido, la plantilla de las empresas disminuyó desde los 1.675 trabajadores que tenían en 2016 a 1.592 en 2017, en torno a un 5%, mientras que la de las contratas aumentó un 60%, al pasar de 379 trabajadores a 605.

Las energías convencionales aportaron un 62% de la demanda eléctrica en el primer semestre, un 22% más que en 2016

EFE.- Las energías convencionales aportaron el 62% de la electricidad demandada en España durante el primer semestre de 2017, lo que supone un incremento del 22,2% de la producción de estas energías, frente a la caída del 46,8% de las energías renovables. Así lo reflejan los datos de Red Eléctrica (REE).

Según estas cifras, desde el 1 de enero hasta el 30 de junio de 2017, la demanda eléctrica en la España peninsular alcanzó la cifra de 122.530 GWh, lo que supone, con respecto al mismo periodo de 2016, un incremento del 1,2%. La producción bruta de las energías convencionales se situó en 75.946 GWh, un 22,2% más que en el mismo periodo del pasado año. El conjunto de las energías convencionales registraron este incremento, principalmente, por el aumento de producción de las centrales de carbón y de los ciclos combinados.

La que más aportó fue la energía nuclear, con 28.460 GWh, un 23,2% de total, y que registró un incremento del 3,3% respecto al año anterior. Las plantas de carbón generaron 19.985 GWh, lo que supuso prácticamente el doble que en los primeros seis meses de 2016 (10.039 GWh). La energía procedente de ciclos combinados se incrementó un 33,3%, obteniendo una producción de 12.125 GWh.

Por lo que respecta a la producción bruta de las energías renovables, esta supuso 43.584 GWh, lo que indica una caída del 46,8% en relación al primer semestre de 2016, en el que se produjeron 63.989 GWh. La energía eólica volvió a liderar el conjunto de estas energías, con 25.185 GWh, pero sufrió una caída del 12,1% de la producción respecto al mismo periodo del año anterior. Sin embargo, la caída más grande la acusó la energía hidráulica, con un descenso en la producción eléctrica del 51,7%, pues pasó de los 27.221 GWh del primer semestre de 2016 a los 13.159 GWh de este año.

Atendiendo a la potencia instalada durante el primer semestre de 2017, el ciclo combinado supuso el 24,9%, seguido de la eólica (22,9%), hidráulica (17%), carbón (9,5%), nuclear (7,6%), solar fotovoltaica (4,4%) y solar térmica (2,3%). Por tanto, la energía nuclear con el 7,6% de la potencia instalada ha aportado el 23,2% de la electricidad, mientras que la energía eólica con el 22,9% de la potencia instalada ha generado el 20,6%.

En este primer semestre de 2017 la energía hidráulica ha aportado con su 10,7% de potencia instalada casi el 17% del total, la cogeneración y el resto de energías no renovables con el 6,7% han aportado el 11,3%, y el carbón, con una capacidad del 9,5% del total del sistema, ha ofrecido el 16,3%. Ambas energías solares en conjunto tienen de potencia instalada el 6,7% lo cual se traduce en el 5% de la energía total obtenida. Finalmente, el resto de energías renovables (biogás, biomasa, hidráulica marina y geotérmica) suponen el 0,7% de la potencia instalada, aportando así el 1,4%.

La extracción de carbón en Asturias cayó un 25% en 2016 y empezó 2017 empeorando más esta dinámica

EFE.- La extracción de carbón en Asturias alcanzó en enero 42.963 toneladas, lo que supone una caída del 60,9% respecto al mismo mes del año pasado, según los datos difundidos por la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei). La extracción de hulla retrocedió un 12,7% interanual, hasta 24.320 toneladas, y la de antracita, un 77,3%, hasta 18.643 toneladas. En cambio, la extracción de cok se recuperó un 9,1% respecto a enero de 2016, hasta 140.596 toneladas.

Durante el 2016, la extracción de carbón en Asturias bajó un 25%, hasta 865.013 toneladas, la cifra más baja de la serie histórica iniciada en 1990 por Sadei. En concreto, la extracción de hulla repuntó en 2016 un 5%, hasta 310.270 toneladas, mientras que la de antracita bajó un 35,3%, hasta 554.743 toneladas. Por su parte, la producción de cok fue el pasado año de 1.522.090 toneladas, un 2,8% inferior a la de 2015 y también la cifra más baja de la cifra histórica. En la serie histórica del Sadei, el máximo de extracción de carbón en Asturias se registró en 1990, con 6.175.247 toneladas.