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Unesa asegura que las compañías eléctricas «no tienen ningún interés en que el precio de la electricidad esté alto»

Redacción / Agencias.- El presidente de la Asociación Española de la Industria Eléctrica (Unesa), Eduardo Montes, aseguró que las compañías «no tienen ningún interés en que el precio de la electricidad esté alto» y «es muy difícil que en la subasta haya algo que no sea absolutamente normal«. Así se expresó Montes, que defendió que los precios españoles son ahora más bajos que los de los países vecinos europeos y advirtió de que «hay muy pocas herramientas» para que puedan bajar en este contexto.

«El precio bajo incita al consumo y cuanto más se consuma mejor», afirmó Montes, quien añadió que además “el precio alto de producción encarece los costes, porque es más caro producir con carbón o gas que hacerlo con el aire». A este respecto, apuntó que la subida de estas últimas semanas se debe a la climatología, por la falta de lluvia y viento, y a los problemas de suministro en Francia, donde hay paralizadas centrales nucleares. Además, defendió que en lo que se refiere a los costes del sistema eléctrico, España está «bastante por debajo» de la media europea, ya que los impuestos y las subvenciones representan más del 50% del recibo de la luz.

«Ahora mismo los ciclos combinados de gas representan al 12% del mix, frente al 9% del año pasado, la eólica ha pasado al 32% desde el 21%, la hidráulica a un 9% de un 18%, las cuencas están bajísimas. Hay un verdadero problema meteorológico», subrayó. Además, el presidente de Unesa afirmó que la subida en los precios de la electricidad en este inicio de año no es un fenómeno aislado de España, sino que está ocurriendo lo mismo en todos los países del entorno, con precios incluso superiores, como en Francia (116 euros por MWh), Alemania (101 euros), Italia (99,7 euros) o Bélgica (114 euros).

A este respecto, Montes aseguró que es «muy difícil» hacer pronósticos sobre qué sucederá al final del año con el recibo de la luz, después de que el ministro de Energía, Álvaro Nadal, vaticinara un incremento de 100 euros si se mantenían las actuales condiciones. «Es muy complicado, ya que esa subida solo se aplica sobre un tercio del recibo. Durante enero puede subir 8 o 9 euros, depende de todo. Si hay viento, llueve, hace menos frío todo puede cambiar. Hacer pronósticos a largo plazo es muy complicado», señaló. «El cálculo del ministro es tan bueno como cualquier otro» y viene de que con las actuales circunstancias el precio subiría unos 9 euros mensuales, pero las cosas pueden cambiar.

Asimismo, Montes señaló que la tarifa regulada PVPC está sometida «a las variaciones del mercado», por lo que se mostró partidario del mercado libre, que permite al consumidor contar con la mayor estabilidad de una tarifa fija. «El mercado eléctrico es muy volátil en toda Europa. El PVPC tiene muchas ventajas cuando el precio está muy bajo en el pool y muchos inconvenientes cuando está muy alto. Es un mercado volátil y para evitar esa volatilidad, soy partidario del mercado libre», dijo. A este respecto, señaló que hay 14 millones de consumidores, los que están en el mercado libre, a los que no les «afecta absolutamente» estas oscilaciones en el precio, y 12 millones del PVPC a los que sí.

En cuanto a la investigación abierta por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), Montes rechazó que se deba a la existencia de sospechas sobre el comportamiento de las compañías eléctricas en la actual escalada de los precios y la atribuyó a la obligación de tener “bajo supervisión a un sector básico y regulado”. En todo caso, considera positivo que «se disipe cualquier duda». En la misma línea, sobre la apertura de diligencias por parte de la Fiscalía, afirmó que «nos parece muy bien que se haga una investigación sobre algo que pueda alarmar a los consumidores».

Sobre la posibilidad de que se pueda cambiar el sistema marginalista de fijación del precio, por el que se aplica el de la tecnología más cara, indicó que «es exactamente el mismo que en el resto de países de nuestro entorno» y que se debe a normativa comunitaria. Finalmente, admitió ser consciente de la «pésima imagen» del sector, que relacionó con falta de pedagogía, y defendió que las compañías tengan a expolíticos en sus consejos de administración ya que considera que tienen derecho a seguir activos cuando abandonan la política.

Días de ocurrencias y propuestas respecto a la electricidad

La fuerte agitación mediática en torno a la evolución del precio de la electricidad en el mercado mayorista durante las primeras tres semanas de enero ha devenido en lo que era previsible: un ataque frontal al mercado eléctrico, verdadero objetivo de esta búsqueda de tormenta perfecta por parte de sus contrarios.

El mercado español, se ha demostrado, funciona correctamente y lanza señales de precio coherentes con las circunstancias de demanda y oferta en cada momento. Ahora también. Y resulta coherente con lo que está pasando en toda Europa en los mercados mayoristas, fruto de la ola de frío y de las circunstancias climatológicas. Ahora también. Lo único que nos hace diferentes es la tradición falangista/franquista de intervenir en los mercados de la electricidad para no asumir las consecuencias de sus resultados.

Por eso asistimos a la propuesta continua de medidas para laminar su funcionamiento. El Confidencial, volviendo al proteccionismo tan de moda con Trump, planteaba, para bajar el precio de la electricidad, prohibir la exportación de energía tal y como plantea Alemania en estos momentos hacia Francia. Cerrar las interconexiones que desde España tanto se reclamaron, siendo todavía manifiestamente mejorables en sus posibilidades. Lo que se supone que, sin infantilismos, podría acabar en la prohibición del comercio exterior energético en ambos sentidos (importación y exportación de energía), para evitar el simplismo y comprender que las balanzas tienen dos brazos. La medida se sugiere  y ofrece al Gobierno ante circunstancias especiales de mercado y de forma temporal.

Los retroprogresivos (partidarios de la intervención, contrarios al mercado, tendentes a la empresa única monopolista pública) siempre han sido partidarios de un modelo autárquico energético. En este sentido, estas pintorescas propuestas han encontrado su momento, aunque sea excepcional, y están poniendo a prueba el sistema (que emite señales correctas).  En este tipo de medidas, además, aún se puede llegar más lejos, como no aplicar las directivas comunitarias, abandonar el mercado ibérico, o incluso, dejar la Unión Europea o cuestiones semejantes, coherentes con ese modelo intelectual.

Por otra parte, el diario El País, no se sabe si por conocer los planes del Gobierno por ejercer esa ascendencia que tiene con Soraya Sáenz de Santamaría, proponía cambiar el método de fijación de los precios. Eso sí, artillería gruesa en la adjetivación de las frases (“explosiva”), despilfarro en la prosodia en los titulares (“luz de alarma”). Todo ello sin esperar a las conclusiones de la CNMC sobre la situación actual del mercado español y centrando su argumentación en las condiciones de volatilidad que supuso la eliminación, sin justificación, de las subastas CESUR, abolidas por el ministro Soria en otra crisis de este tipo.

Eso sí, la propuesta que efectúa el medio, un sistema de fijación de precios trimestrales públicos intervenidos al consumidor (tarifa) con un fondo de compensación de las diferencias a los agentes (una especie de déficit de tarifa), desencantará a los más conspicuos editorialistas del medio, más proclives a la intervención. También desde las redes sugieren que el Gobierno ejercitase la interrumpibilidad: es decir que se apagasen y cesasen en su funcionamiento las grandes fábricas e instalaciones que perciben este incentivo (siderurgia, acerías, cementeras, etc…) para bajar el precio de la electricidad. Opciones varias. Mientras tanto, el modelo de la posverdad arraiga en el suministro eléctrico.

El precio de la electricidad repunta este martes un 4,8% para volver a asomarse a sus niveles máximos

Europa Press / EFE.- El precio de la electricidad se situará este martes en una media de 87,9 euros por megavatio hora (MWh), lo que supone un 4,8% más que los 83,85 euros fijados para este lunes, asomándose así de nuevo a los niveles máximos marcados durante la ola de frío, según el operador del mercado ibérico, OMIE. Estos 87,9 euros por MWh suponen la segunda referencia más elevada en lo que va de año, sólo superada por los 88 euros por MWh del pasado viernes.

Durante este fin de semana los precios bajaron hasta los 79 euros para el sábado y los 72 euros para el domingo, aunque se situaban en los niveles más elevados para un fin de semana desde el mes de diciembre de 2013, cuando las subidas en el mercado mayorista llevaron al Gobierno a suspender el anterior sistema de subasta eléctrica (Cesur) y sustituirlo por el actual, en el que el precio regulado deja de consistir en una referencia trimestral y queda vinculado al precio de cada hora en el mercado.

Volatilidad en la tarifa regulada

La demanda prevista para este martes asciende a 632 gigavatios hora (GWh), prácticamente en línea de los 633 GWh previstos para el lunes, según datos de OMIE. La hora más cara para este martes será las nueve de la noche, cuando el mercado mayorista pool, alcanzará un precio de 99,1 euros por MWh, mientras que la más barata del día será las cinco de la mañana, con el precio situado en 69,09 euros por MWh. La volatilidad de los precios en el mercado mayorista se refleja más directamente en los consumidores acogidos a la tarifa regulada o PVPC, unos 12 millones, mientras que los que están en el mercado libre, otros 13 millones, tienen precios fijados con sus compañías eléctricas.

Aparte de la mayor demanda, sobre el precio final inciden otros aspectos como el bajo nivel de recurso hidráulico y el elevado precio del carbón y del gas natural, así como la mayor exportación a Francia por la indisponibilidad de algunas de sus centrales nucleares. El pool funciona de forma marginalista, de modo que las tecnologías entran por orden de coste y la última de ellas en participar, la más cara, marca el precio definitivo.

Los precios horarios se aplican a los consumidores domésticos que dispongan de contadores inteligentes y tarificación por horas, entre los que figuran los usuarios que tienen contratado el PVPC y disponen de estos aparatos. El precio mayorista de la electricidad tiene un peso cercano al 35% sobre el recibo final, mientras que alrededor del 40% corresponde a los peajes y cerca del 25% restante, al IVA y al Impuesto de Electricidad. El Gobierno ha congelado para 2017 los peajes y cargos eléctricos con los que los consumidores sufragan los costes regulados. Por otro lado, los precios diarios del mercado mayorista se fijan con un día de antelación, alrededor del mediodía.

La posverdad llega al aumento del precio de la electricidad

Durante estos días venimos asistiendo a una formidable polémica alrededor del precio de la electricidad, motivada por la subida de precios en el mercado mayorista ibérico (ya no es español, exclusivamente). La realidad es que, dado que la tarifa tiene más componentes, esto afectaría en el recibo de enero de la tarifa regulada PVPC en una subida del 29%, pero no va a afectar directamente a los consumidores del mercado libre (más de la mitad de los consumidores de electricidad) y menos aún a los que tienen una tarifa plana.

Por su parte, los mercados mayoristas europeos vienen registrando está tendencia creciente por motivos estacionales, combinados con la evolución al alza de los precios del petróleo y del gas. El mercado eléctrico español está respondiendo correctamente, como instrumento que transmite señales de oferta y demanda, a través de los precios. Por lo tanto, ¿Cómo se está articulando la polémica? Tratando de extrapolar los crecimientos de determinados y concretos momentos puntas para que, falazmente, los usuarios piensen que esos aumentos serán los que se aplicarán directamente en su factura. Nadie dice nada, a contrario sensu, cuando hay horas que las casaciones de precios se hacen a 2,3 euros, frente a los 98,69 euros alcanzados este viernes.

En suma, un ejercicio de posverdad al estilo Trump, procedente de la comunicación política, hace que se genere una fuerte alarma en la opinión pública, orientada nuevamente a atacar el modelo de mercado en pos de un modelo intervencionista. Ese ha sido el verdadero objetivo de la campaña alrededor de esta cuestión: la movilización social y de las redes y el aprovechamiento a este fin.

Investigar los precios, otra vez

El Gobierno, por su lado, acosado por la incidencia mediática y de las redes, ha respondido de forma hasta cierto punto razonable. El ministro de Energía, Álvaro Nadal, ha tomado decisiones en el mercado del gas, acelerado la regulación de un generador de mercado de gas (para intentar aumentar la oferta de gas). Asimismo, desde el punto de vista jurídico, para intentar dar una respuesta adecuada a la turba, se va a «investigar» la subida de los precios de la luz por parte de la Fiscalía del Tribunal Supremo, como se ha realizado en otras ocasiones y otros mercados (hidrocarburos). En principio no se anticipa una barbaridad como la que protagonizó Soria respecto a la abolición de las subastas CESUR.

Por su parte, los grupos de la oposición, PSOE y Ciudadanos, se han apuntado a los postulados retroprogresivos de solicitar la auditoría de costes eléctricos, evidenciando que la política española (incluidos los supuestos liberales) todavía no atiende a las circunstancias de oferta y demanda como explicación de la escasez, en un momento determinado dentro del mercado, que determina consecuentemente los precios. Los costes no son los que fijan los precios en una economía de mercado.

Lo más destacable de este proceso de agitación (una campaña grassroot) es que, desde el punto de vista de la opinión pública, se ha dado un salto cualitativo en la agitación  antimercado, ampliando el espectro de los clásicos portavoces intervencionistas de corte retroprogresivo a los tertulianos y todológos en los medios de comunicación generalistas que, en cada paso de sus pontificaciones, incorporan apostillas personales sobre la supuesta maldad y perversión del mercado y de sus agentes, sin comprender su funcionamiento real. Nunca se llegó tan lejos en la generación y difusión de la alarma pública, merced a una acción de mediatización ex catedra. Un problema complejo, con muchas derivaciones y consecuencias: el Sálvame de la posverdad llega a la energía.

Seamos serios con los precios de la electricidad

Lo primero que hay que tener en cuenta es que el hecho de que suba el precio de un bien o suministro es algo negativo para los consumidores afectados, en un momento en el que, probablemente, las condiciones y situación económica de los ciudadanos de nuestro país siguen siendo precarias. Quiere decirse que es un problema; un problema, posiblemente, al mismo nivel que cuando hay oscilaciones al alza de los productos de la cesta de la compra o cuando también tienden al crecimiento los precios de los carburantes para ir a trabajar.

Lo que pasa es que, en el caso de la energía eléctrica en España, este proceso adquiere unos tintes demagógicos adicionales  cuando llega al debate político. Es decir es una cuestión que se presenta ante la opinión pública de forma incendiaria. Por un lado, porque se produce la negación de que la electricidad tenga que tener un precio (que, en todo caso, debería bajar siempre, de forma ilusoria) y, por otro,  porque se niega que deban de existir empresas eléctricas en su modelo de gobernanza.

En el año existen varios momentos punta en que esto se produce, aprovechados en el ámbito de la comunicación política asociada a esto para su tratamiento en términos de escándalo. Por su parte, el ministro Álvaro Nadal ha terciado para argumentar que es previsible que aumente la factura de la luz una media de 7-8 euros al mes, es decir, unos 100 euros al año.

Además, no hay que olvidar que quedan muy pocas oportunidades para convertir esta cuestión en una ola mediática: si mejora la climatología, todo pasará, y si además se cierra el acuerdo para abordar el problema de los consumidores vulnerables severos, alargar el período de impago requerido para realizar el corte de suministro, y si se liga el bono social a la renta, las posibilidades de mediatización de esta cuestión se van a ver muy mermadas.

Por su parte, los expertos habituales consultados por los medios generalistas acuden a sus posicionamientos habituales: Retórica antiempresarial de corte retroprogresivo, la insinuación en referencia a las investigaciones de la CNMC (sin resultado alguno conocido en términos de existencia de comportamientos anticompetitivos). O acuden a mezclarlo todo, para que no se entienda nada: recoger las quejas de las comercializadoras pequeñas que tendrán que participar en el nuevo bono social o reclamar mejores condiciones para el autoconsumo, como bálsamo de fierabrás, o acudir al argumento bolchevique de mostrar con escándalo la cifra total de beneficios empresariales, sin ponerlos en relación con el tamaño del sector y sus empresas. Un argumentario más o menos trillado y previsible.

El hecho es que la energía eléctrica en nuestro país sube por las condiciones de oferta y demanda. La ola de frío ha disparado la demanda a niveles no conocidos en los últimos años en un momento en el que el parón de las nucleares francesas está haciendo a Francia importar nuestra electricidad (la lógica invita a pensar que lo hacen porque es más barata que otras opciones). Por otro lado, la oferta se ha visto afectada por la climatología, con una reserva hidráulica un 38% menor y una producción eólica no tan extraordinaria como la acontecida en enero de 2016, así como un contexto internacional marcado por el alza en los precios de las materias primas (gas, petróleo, carbón).

Dejando de lado el hecho de cifrar el volumen final de este crecimiento para el consumidor, la pregunta que hay que hacerse es si han llegado las condiciones en las que es posible que se produzca un incremento general de los precios de la energía, con el butano acumulando una subida del 14,5% desde julio, una subida limitada además en la revisión de enero al 5% máximo, por lo que es una subida actualmente  insuficiente para cubrir sus costes, con el gas que ha subido un 3,5% a principios de año, con una previsión de déficit de tarifa por parte de la CNMC de 450 millones de euros entre 2016 y 2017, con la gasolina y el gasóleo en máximos

Por cierto, si la energía ibérica en el mercado mayorista es más barata que la francesa y los precios a los consumidores europeos son más bajos, ¿no sería cuestión de revisar el contenido de los costes de acceso, en lugar de dejar en manos de la turba la matanza? ¿Tampoco se va revisar esa gallina de los huevos de oro que es la fiscalidad aplicada en la energía? Seamos serios.

Ciudadanos pide en el Congreso una auditoría de los costes energéticos y de la factura de la luz

Europa Press.- Ciudadanos ha registrado una proposición no de ley en el Congreso por la que insta al Gobierno a impulsar una auditoría de todos los costes del sistema energético y otra del coste de la factura eléctrica para determinar adecuadamente qué costes deben ser asumidos por los consumidores y qué conceptos determinan el volumen actual de la misma.

En su proposición no de ley, firmada por la portavoz adjunta de Ciudadanos en el Congreso y portavoz de Energía, Melisa Rodríguez, la formación naranja pide impulsar una auditoría a todo los costes del sistema energético, tanto generación, transporte, distribución y comercialización, que «permita determinar con precisión los costes reales del sistema”. El objetivo es «fomentar la transparencia en el mercado eléctrico y poder emprender las reformas que fuesen necesarias para que la variación de los precios de la energía se corresponda con la de los costes reales de generación». Asimismo, pide impulsar una auditoria de la factura eléctrica para determinar adecuadamente qué costes deben ser asumidos por los consumidores y qué conceptos determinan el volumen actual de la misma.

De igual forma, insta al Ejecutivo a encomendar la elaboración de un informe por parte de la Agencia de Evaluación y Calidad (Aeval) sobre los resultados de las diferentes reformas del sector eléctrico llevadas a cabo por el Gobierno del PP, con «especial incidencia» en las implicaciones que las mismas han tenido para los consumidores particulares y para las industrias.

Intervención del Gobierno en 2013

La formación naranja recuerda en su iniciativa que hasta finales de 2013 el precio variable de la electricidad se fijaba a partir de las subastas Cesur. La celebrada el 19 de diciembre de ese año arrojó un incremento de los precios de la electricidad del 25,6% que, de haberse aplicado, hubiera provocado una subida de tarifa del 11%. Ante esta situación el Gobierno decidió entonces intervenir y fijar una subida media en la tarifa eléctrica del 2,3% durante el primer trimestre de 2014, y el 1 de octubre de 2015 estableció un nuevo modelo de facturación horaria, para los consumidores acogidos a la tarifa regulada (Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor), que tuviesen ya instalado un contador inteligente y telegestionado.

De este modo, el precio del kWh varía cada hora, se calcula en función de la cotización del kilovatio cada hora, en el mercado mayorista y se traduce en 8.760 precios diferentes al año. Para Ciudadanos, estos incrementos en el precio variable de la energía, pero sobre todo, su «elevada volatilidad» como consecuencia de las sucesivas modificaciones acometidas en sus sistemas de fijación, ha terminado por provocar la «imposibilidad de conocer el grado de correlación entre su evolución y la de los costes reales de generación de la energía convencional».

Asimismo, Ciudadanos señala que durante este mes de enero los incrementos en la factura de la luz para los usuarios  registraron “una proporción desmesurada, fomentando de ese modo las situaciones de impago y dificultad económica para familias y empresas a la hora de asumir el coste de una de las facturas eléctricas más cuantiosas de Europa, según datos de Eurostat».

Por ello, dadas las «recurrentes dificultades» por las que atraviesa el sistema energético, como problemas de seguridad de suministro, recargos en la factura o dependencia internacional, que consolidan un «alza masiva» de los precios durante la última década, ve necesario conocer el conjunto del sistema y «determinar, de manera adecuada y transparente, cuáles son los costes que el funcionamiento del mismo conlleva y cómo deben ser asumidos por los consumidores».

El mercado libre protege a más de la mitad de los consumidores de las actuales subidas de la luz

Europa Press.- El 53,5% de los consumidores domésticos de electricidad, un total de 13,82 millones, contrata su suministro eléctrico en el mercado libre, lo que les garantiza en la mayor parte de los casos un precio fijo en su factura y les protege de las actuales subidas de la luz, según datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

La actual escalada de precios en la electricidad tiene así especial incidencia sobre un total de 12 millones de consumidores, el 46,5% del total, aquellos que están suministrados en la tarifa regulada PVPC. Con carácter general, en un informe del pasado mes de noviembre, la CNMC señalaba que el PVPC era la opción más barata frente a las disponibles en el mercado libre. Sin embargo, en momentos coyunturales como el actual, con repuntes en el precio de la electricidad en una situación en la que el mercado mayorista se ha visto afectado en este invierno por el efecto acumulativo de varias circunstancias, la situación cambia.

Mercado libre: negociación con comercializadora

El mercado libre permite así no estar expuesto a estos vaivenes diarios y horarios del mercado mayorista eléctrico, el conocido como pool, teniendo garantizado el precio de la energía durante el periodo de tiempo que se haya contratado con el comercializador. En torno a la mitad del recibo de la luz obedece a la evolución del precio mayorista de la electricidad aplicada al consumo, mientras que la otra mitad corresponde a los peajes, congelados en 2017, y a los impuestos.  El Gobierno ha congelado para 2017 los peajes y cargos eléctricos con los que los consumidores sufragan los costes regulados.

Así, actualmente un total de 115 ofertas de comercializadoras eléctricas en el mercado libre mejoran el PVPC, según cálculos efectuados con el comparador de la CNMC. De ellas, 54 son con discriminación horaria y 61 sin ella. Para un consumidor medio en el PVPC, el recibo en estos primeros 20 días del mes de enero supera los 51 euros, lo que representa un incremento de casi el 30% con respecto al 2016. Esta evolución de precios corresponde a un consumidor medio similar al utilizado por el Ministerio de Energía en sus cálculos, con una potencia de 4,4 kilovatios (kW) y una demanda anual de 3.900 kilovatios hora (kWh), propia de una familia con dos hijos.

Endesa reivindica el mercado libre

Fuentes de Endesa abogaron por rebajar el nivel de alarma social que se ha creado sobre la subida del precio de la electricidad en el mercado mayorista, que deriva de una situación coyuntural que muy previsiblemente cambie en los próximos meses, cuando las energías eólica e hidráulica operen a mayor escala y cuando las nucleares francesas vuelvan a funcionar a pleno rendimiento. Así, lejos de restar importancia al encarecimiento del precio de la energía de las últimas semanas, la compañía que preside Borja Prado cree que hay que situar el debate en sus justos términos.

En este sentido, recuerda que la subida de los precios de la luz afecta a menos de la mitad de los clientes domésticos españoles, que son los que siguen acogidos al PVPC. Además, los consumidores domésticos sólo se verían afectados en una parte de la factura, dado que la mayor parte viene marcada por los peajes, que recogen los costes regulados. Por ello, desde Endesa consideran que el mercado libre es una garantía frente a los riesgos de circunstancias coyunturales como la actual. «A la larga, el mercado libre siempre es más barato», han incidido.

La mitad de Gas Natural

Aproximadamente el 50% de los clientes eléctricos de Gas Natural Fenosa, de un total de 4,5 millones, no verá incrementado el precio de la electricidad, más allá de lo que pueda ser derivado de un aumento del consumo debido a las bajas temperaturas invernales, a pesar de la actual coyuntura de precios altos del mercado mayorista, al contar con tarifas específicas contratadas con sus comercializadoras en el mercado liberalizado, recordó la compañía. Del resto de los clientes de la energética, que están suministrados por una comercializadora de referencia, cerca de 450.000 están acogidos al bono social y otros 2.000 tampoco sufrirán incremento de la luz porque cuentan con precio fijo.

Gas Natural Fenosa señala que los precios altos en el mercado mayorista se están produciendo por un conjunto de factores externos vinculados a las condiciones climatológicas actuales, que están provocando que en la formación del precio «esté incidiendo el que la demanda ha aumentado en un momento en el que no hay viento ni tampoco agua para generar«. Así, el sistema está recurriendo al backup que aportan los ciclos combinados (generación con gas) y las centrales de carbón, «sistemas de generación condicionados al precio de las materias primas de los mercados internacionales, pero gracias a las cuales no hay ningún tipo de problema de suministro energético en el país», añade.

Aldro Energía mantiene la tarifa

Por su parte, José F. González Payno, director general de la comercializadora Aldro Energía, indica con ironía que llega a envidiar “la capacidad visionaria de personas que, en enero, son capaces de prever el precio de la electricidad en 2017 teniendo en cuenta las olas de frio y de calor que están por llegar, el precio de gas y del petróleo, las centrales que van a funcionar, no solo en España sino en nuestros países vecinos ¡También serán capaces de saber lo que va a llover!”. En este sentido, recuerda que en Aldro Energía asumen “las turbulencias que tiene el mercado para que no afecte a los clientes que han optado por tarifas a precio fijo” en el mercado libre.

2017 arranca con alzas en los precios energéticos como consecuencia de la subida del petróleo

EFE.- En lo que respecta a los suministros energéticos, la subida del petróleo en las últimas semanas ha hecho arrancar el año con incrementos en los carburantes y en la tarifa regulada del gas, así como en el mercado mayorista eléctrico, lo que presionará al alza el recibo de la luz. A pesar de que el Gobierno ha congelado los peajes, que suponen la mitad de los recibos de luz y gas, la otra parte, el componente energético encarecerá las facturas.

En el caso del gas, la tarifa de último recurso (TUR) subió una media del 3,5% desde principios de mes. En la electricidad, el incremento del recibo regulado PVPC dependerá de cómo evolucione el mercado mayorista, al alza desde hace semanas, por lo que también se esperan precios más altos. Por su parte, la bombona de butano se mantendrá en 12,28 euros hasta que se revise el tercer martes de enero. Sobre los carburantes, terminaron el año en máximos anuales, a 1,215 euros la gasolina y 1,105 euros el gasóleo, tras unas semanas de fuertes repuntes que, previsiblemente, se prolongarán en este arranque de 2017.

La factura de luz ha bajado un 11% en 2016 y la del gas, un 9%, según Energía

Europa Press / Servimedia.- El consumidor medio de electricidad ha visto rebajada su factura un 11% en 2016 con respecto a 2015, mientras que en el caso del gas el descenso es del 9%, anunció el Ministerio de Energía, que confirmó que, una vez recibido el informe preceptivo de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), aprobará la congelación de los peajes de electricidad y gas para 2017.

En los últimos años, señala el Ministerio, la parte regulada del recibo, es decir los peajes que dependen de lo fijado por el Gobierno, se ha mantenido constante para el gas natural e incluso ha descendido un 2,8% para la electricidad. «Es la primera vez que se acumulan tres años seguidos de congelación o bajada de peajes como consecuencia de la reforma de los sistemas energéticos, que ha logrado alcanzar el equilibrio financiero entre ingresos y costes y eliminar definitivamente el déficit de tarifa», presume.

Energía recuerda que la otra parte de la factura, correspondiente al coste de la energía y que no depende del Gobierno, varía en función del precio de las materias primas, especialmente del gas y del petróleo, así como de la meteorología. El Gobierno asegura ser «consciente» de que el precio de la energía es “clave” para la competitividad y la creación de empleo», por lo que «esta congelación contribuirá a amortiguar el impacto de las subidas de las materias primas».

Comunicación y electricidad

La evolución de los precios de la electricidad en el mercado mayorista durante la primera quincena de diciembre ha desatado un proceso comunicativo que suele ser bastante virulento, intenso y previsible cuando su resultado anticipa una posible evolución al alza de los mismos (por las circunstancias que sean y que en el caso que nos ocupa, esbozaremos) y que podemos describir de acuerdo al histórico anterior de procesos semejantes, cumpliendo los siguientes pasos, con los matices lógicos.

En primer lugar, este proceso comunicativo, como se puede apreciar, se produce con mucha mayor intensidad en el ámbito del suministro eléctrico con respecto a otras energías finales, sea al suministro gasista o incluso los hidrocarburos, dónde los consumidores parece que son más precio aceptantes. Por una parte, existen más agentes opinando, con un grado más grueso en su expresión así como en sus demandas y pretensiones (pueden llegar a solicitar la estatalización del suministro).  Por otra parte, existe una maquinaria muy engrasada y entrenada al respecto que lo ceba.

En segundo lugar, se produce en términos catastrofistas de forma que se extrapolan las posibles variaciones de precios por la mayor que resulte de las comparaciones que se barajen o sea posible realizar con la calculadora. Por tanto, se emiten comparaciones con el mes anterior, en un sistema que sólo admite comparaciones homogéneas respecto al año anterior. Aún así, no dudan en aislar la evolución del mercado o incluir los peajes, según convenga para que el porcentaje resultante resulte mayor. El objetivo, lógicamente, es amplificar sus posibles resultados para que los efectos comunicativos sean mayores.

En segundo lugar, se produce de forma adánica, omitiendo los períodos en que por razones concretas se producen abaratamientos o descensos del precio de la electricidad: por razones meteorológicas, de estacionalidad o de circunstancias de mercado. También se produce de forma adánica respecto a las decisiones en torno al modelo de fijación de precios horarios o de los costes de acceso. En consecuencia, la electricidad, en este desarrollo discursivo que disimula las evoluciones negativas, ha de ser un suministro cuyo precio sólo podría descender y los más condescendientes, otorgándole el título de precio político, admitirían una evolución ajustada al IPC.

Seguidamente, se involucra a la CNMC, para que valore si la evolución de los precios al por mayor es «mucha o poca», haya razones meteorológicas o incluso, como ocurre actualmente, porque se esté exportando energía (a mercados que por circunstancias de producción de la electricidad nuclear tienen la energía más cara en generación, como es actualmente el caso francés). La CNMC, organismo cuyo supuesto correlato en otros países debe ser el de regulador independiente, supervisión y control de los mercados en su conjunto, se convierte en una especie de Junta Superior de Precios. Las declaraciones de los portavoces del organismo en las que responden a las preguntas de la evolución del precio del mercado mayorista supone la asunción del marco.

Sea como fuere, una vez caldeado el ambiente de forma suficiente, el proceso enfrenta dos alternativas. Si se conocen los resultados definitivos y no coinciden con las previsiones alarmistas preventivas, se produce un decoroso mutis por el foro de estas voces. Y si coinciden, la presión ejercida sobre el Gobierno puede llevar a hacer ajustes contables, tocar magnitudes de costes de acceso, dependiendo del escenario político y electoral del momento. En todo caso, se renuncia a la revisión de los componentes de los costes de acceso y a una reflexión seria de dónde se producen las variaciones en los precios de la electricidad, según su proceso de formación y componentes.  Nada nuevo, esta vez tampoco.