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El gas venezolano explotado por Repsol y Eni en el mar llega por primera vez a tierra firme

EFE.- El yacimiento de gas descubierto en 2009 en el Golfo de Venezuela por la española Repsol y la italiana Eni registró su primer envío de suministro a tierra firme, en un hecho que el presidente del país, Nicolás Maduro, tildó de «histórico».

La ceremonia del primer envío de gas desde el bloque Cardón IV, explotado a 50 kilómetros de la costa y en el que se confirman reservas de gas de 17 billones de pies cúbicos (TCF), contó con la presencia del presidentes de Repsol, Antonio Brufau, y directivos de Eni. La licencia del bloque está operada por la empresa mixta Cardón IV-SA, constituida al 50% por Repsol y Eni, y el restante 50% por la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), a través de su filial Pdvsa Gas. La producción se realiza a través de cuatro plataformas que cuentan con conexiones submarinas que llevan el gas hasta la costa para su procesamiento.

El presidente de PDVSA Gas, Antón Castillo, dijo que, además de abastecer el mercado venezolano, este gas servirá «para apalancar la industria petroquímica de los fertilizantes y la termoelectricidad del país», sustituyendo 50.000 barriles diarios de diesel que hasta ahora alimentaban las plantas termoeléctricas venezolanas. «En esta primera fase se producen 150 millones de pies cúbicos al día, alcanzará los 450 millones a finales de año y alcanzaremos para el 2020 la cantidad de 1.200 millones de pies cúbicos, soportados con una inversión de 6.600 millones de dólares», detalló Castillo.

En el Cardón IV se encuentra el megacampo Perla, desde donde Repsol indicó que procedió el gas enviado al continente y que efectivamente se destinará exclusivamente al consumo local de Venezuela. Además de esta explotación de gas, Repsol está presente en Venezuela desde 1993 y el año pasado alcanzó una producción neta de 36.800 barriles de petróleo al día. Los 1.200 millones de pies cúbicos al día que saldrán de Cardón IV a partir de 2020 se mantendrán hasta 2036, cuando finalizará el contrato de Venezuela con Eni y Repsol.

La estadounidense Exxon Mobil y la venezolana PDVSA venden una refinería en Estados Unidos

EFE.- La estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) anunció que venderá el 50% de su participación en la refinería de Chalmette (Luisiana, EEUU) a la estadounidense PBF Energy por una cantidad que no se ha hecho pública. La estadounidense Exxon Mobil, propietaria del otro 50% de estas instalaciones, reveló que también vendió su parte a la misma empresa.

Según el vicepresidente de Refinación, Comercio y Suministro de PDVSA, Jesús Luongo, la decisión de desprenderse de estos activos «coincide con las prioridades de salir de activos no estratégicos y no alineados con las políticas de alianzas comerciales que tanto la empresa como el país tienen«. Se espera que el cierre de la transacción «se materialice para finales de 2015» y señaló que «los detalles comerciales del acuerdo son confidenciales».

Tras la venta de estas instalaciones PDVSA todavía posee, a través de su filial en el país norteamericano Citgo Petroleum, dos refinerías en los estados de Texas e Illinois y una red de autoservicio de combustible. En varias oportunidades se ha especulado con el interés del Gobierno venezolano por vender Citgo y en agosto el por entonces ministro de Petróleo y Minería y también presidente de PDVSA, Rafael Ramírez, señaló que ésta se vendería si hubiese una propuesta «conveniente«. Ramírez, actualmente embajador de Venezuela en la ONU, estimó incluso que Citgo valía «un poco más» de 10.000 millones de dólares.

Sin embargo, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, negó entonces una futura venta de la filial de PDVSA. Venezuela produce alrededor de 3 millones de barriles diarios, de los que exporta unos 2,5 millones, principalmente a Estados Unidos y China, según los datos oficiales. La caída de los precios del petróleo desde los más de 100 dólares el barril hasta los alrededor de 50 dólares en los últimos meses afectó a la economía del país. El petróleo proporciona nueve de cada diez dólares que recibe el país y la mitad de los ingresos del presupuesto fiscal, una pérdida que obligó al Ejecutivo a aplicar medidas económicas para aliviar el impacto.