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El agua contaminada pone bajo cuestión la limpieza de la central nuclear de Fukushima 8 años después de la catástrofe

Europa Press.- Un millón de toneladas de agua contaminada deberán ser almacenadas, posiblemente durante años, en la planta nuclear de Fukushima, lo que supone un nuevo obstáculo para la limpieza de las instalaciones cuando se cumple el octavo aniversario de la catástrofe en la región japonesa. El año pasado, la compañía Tokyo Electric Power (Tepco) reconoció que el sistema que debía purificar el agua contaminada había fallado en eliminar las partículas radiactivas.

Esto supone que la mayor parte del agua, que actualmente está almacenada en 1.000 tanques alrededor de la planta, tendrá que volver a ser procesada antes de ser devuelta al océano, en lo que es el escenario más probable ahora mismo. Este proceso podría llevar cerca de 2 años, además de acarrear el desvío de personal y recursos que actualmente se utilizan para desmantelar los reactores dañados por el tsunami, operación que según las previsiones costará hasta 40 años finalizar.

No está claro cómo afectará este nuevo retraso al desmantelamiento. El Gobierno japonés calculó en 2016 que el coste total de este proceso, la descontaminación de las áreas afectadas y las compensaciones podrían llegar a los 21,5 billones de yenes (unos 170.000 millones de euros), casi el 20% del presupuesto anual del país. Tepco ha reconocido que se está quedando sin espacio para almacenar el agua. Además, algunos expertos advierten de que si hay otro terremoto importante, los tanques podrían romperse provocando el vertido ál océano de líquidos altamente radiactivos.

Los pescadores, en su apuesta por recuperar la confianza de los consumidores, están vehementemente en contra de verter el agua procesada, que la Autoridad Nuclear Japonesa (NRA) ha calificado como mayormente inofensiva. «Esto destruiría lo que hemos estado haciendo desde 2011», aseguró el líder de la Federación de Cooperativas de Pescadores de Fukushima. Las capturas del año pasado apenas llegaron al 15% de los niveles anteriores a la crisis, principalmente por la reticencia a consumir pescado procedente de estas aguas.

En la mayoría de zonas de la planta nuclear ya no es necesario que los trabajadores lleven máscaras ni que lleven trajes de protección contra la radiación. Solamente los edificios del reactor y otras áreas requieren este equipamiento especial. Alrededor de la planta hay tanques para llenar hasta 400 piscinas de tamaño olímpico, donde unas máquinas llamadas ALPS han estado tratando el agua contaminada. Tepco reivindicó que este sistema puede eliminar todos los radionucleidos excepto el tritio, un isótopo del hidrógeno relativamente inofensivo y que es muy difícil de separar del agua. Líquidos con esta sustancia son vertidos al medio ambiente en otras áreas nucleares en otras partes del planeta.

No obstante, un periódico japonés cuestionó el año pasado la calidad de las aguas procesadas con los ALPS, lo que llevó a Tepco a reconocer que había estroncio 90 y otros elementos radiactivos en muchos de los tanques. Tepco ha afirmado que estos problemas han ocurrido porque algunos materiales absorbentes del equipamiento no se han sustituido con la frecuencia adecuada. La compañía se comprometió a volver a purificar el agua si el Gobierno decide que verterla al océano es la mejor solución. Según un equipo gubernamental que realizó estudios en 2016, es la opción más barata de las cinco analizadas, que incluyen la evaporación, el entierro y mandarla al espacio.

El Gobierno y Tepco están ahora estudiando la creación de otro panel de expertos, pero no se ha fijado una fecha. El director del NRA, Toyoshi Fuketa, considera que verter el agua tras la dilución es la única manera accesible de lidiar con el problema. Además, advierte de que posponer esta decisión indefinidamente podría hacer fracasar el proyecto de desmantelamiento.

Otra opción es almacenar el agua durante décadas en tanques normalmente destinados al petróleo. La idoneidad de estos recipientes ya ha sido analizada, según el ingeniero de la planta y miembro de la Comisión de Ciudadanos sobre Energía Nuclear, Yasuro Kawai. Esta comisión propone almacenar el agua con tritio, que tiene una vida media de 12 años y medio, durante 123 años, tras los que sería una milésima parte de lo radiactiva que era cuando se guardó en los tanques.

Comienza una nueva fase para levantar el muro helado de Fukushima

EFE.- La construcción del muro de hielo subterráneo para proteger los reactores y evitar fugas de agua contaminada de la central nuclear de Fukushima ha entrado en una nueva fase, según comunicó la empresa operadora. Tokyo Electric Power (TEPCO) explicó que la primera de las tres etapas para levantar esta estructura ha entrado en su fase definitiva tras obtenerse la aprobación de la Autoridad de Regulación Nuclear (NRA) de Japón.

El muro tiene como objetivo evitar los vertidos contaminantes al mar aislando el subsuelo alrededor de los cuatro reactores afectados por el terremoto y tsunami de 2011para evitar así que penetre en ellos el flujo de los acuíferos naturales. Estas aguas subterráneas se mezclan en los sótanos con el refrigerante radiactivo y se filtran después al océano Pacífico. La NRA ha certificado que los sistemas de bombeo empleados para bifurcar algunos acuíferos funcionan correctamente y que las porciones del muro activadas no han generado contraflujos peligrosos de aguas subterráneas.

Ahora se congelará el 95% del perímetro alrededor de los reactores, lo que reducirá en un 50% el volumen de agua que entra a diario en los sótanos, unas 150 toneladas. Si esta fase se completa con éxito la segunda consistiría en gestionar el 5% restante y la tercera en el sellado completo del perímetro de 1,5 kilómetros de largo. Dado lo experimental del proceso, la empresa no ha establecido plazos concretos para completar el proyecto de levantar el muro.

Un tribunal ordena parar una central nuclear recién reactivada en Japón por motivos de seguridad

Europa Press / EFE.- Un tribunal japonés emitió una orden de paralizar las operaciones de los reactores 3 y 4 de la central nuclear de Takahama, operada por Kansai Electric Power, tras ponerse de parte de los residentes locales, que temen por la seguridad de la planta, según comunicó la propia empresa. La orden tiene efecto inmediato y supone la parada del reactor número 3 de Takahama, que volvió a entrar en funcionamiento recientemente. Es la primera orden judicial emitida en Japón de detener una central nuclear en funcionamiento.

Kansai Electric también estaba trabajando para volver a poner en funcionamiento el reactor número 4 de la central, después de una paralización imprevista la semana pasada debido a un problema técnico. Y es que la industria nuclear nipona está empezando a recuperarse y a retomar su actividad después de la catástrofe de Fukushima en 2011. El país está embarcado además en la mayor reforma del mercado energético de su historia.

Kansai Electric expresó su rechazo del veredicto y anunció que apelará la orden rápidamente. Por su parte, el portavoz del Gobierno, Yoshihide Suga, afirmó que no cambia la postura de Tokio tras la decisión judicial respecto a la seguridad de los reactores de Takahama o en su política de promoción de la reactivación de los reactores que cumplan con los estándares de seguridad impuestos tras el accidente nuclear de Fukushima. Los reactores de Takahama, en la costa de la prefectura de Fukui, en el oeste de Japón, cumplieron en 2015 con los nuevos estándares de seguridad establecidos por el órgano regulador nuclear de Japón, la Autoridad de Regulación Nuclear (NRA).

Una reactivación en la polémica

La reactivación de Takahama ha estado rodeada de polémica. Un tribunal ya prohibió el año pasado su puesta en funcionamiento tras otra demanda ciudadana, aunque la misma corte se desdijo en diciembre tras certificar que superaba los controles de la NRA. Poco después, Kansai Electric puso en funcionamiento la unidad 3 el 29 de enero y la 4 el 26 de febrero, aunque este último reactor entró tres días después en parada automática tras detectarse una sobretensión eléctrica. La unidad 4 había sufrido además días antes una fuga de refrigerante cuando se realizaban los preparativos para su puesta en marcha.

Además de las demandas mencionadas, existen otras presentadas por ciudadanos contra esta y otras centrales de Japón pendientes de resolución. Después de un apagón nuclear de dos años y de aprobar un marco regulatorio postFukushima más estricto en materia de seguridad, Japón reactivó el año pasado los reactores 1 y 2 de la central de Sendai (suroeste). Tras la orden de detener Takahama, que había sido la segunda planta del país en volver a funcionar, sólo 2 de los 43 reactores de Japón en condiciones operativas permanecerán activos. La decisión del Gobierno nipón de volver a emplear energía nuclear tras el accidente de 2011 es rechazada por la mitad de los japoneses, según las encuestas.

La Justicia de Japón anula la prohibición de reactivar la central nuclear de Takahama

EFE.- Un tribunal de Fukui (oeste de Japón) anuló una orden judicial que prohibía reactivar la central nuclear de Takahama tras una demanda interpuesta por ciudadanos que la consideran peligrosa para la región. La decisión se produce después de que la empresa propietaria y operadora de la planta, Kansai Electric Power, apelara la decisión que el mismo tribunal había emitido en abril.

La orden impedía a la empresa reiniciar los reactores 3 y 4 de Takahama, a pesar de que estos habían superado los nuevos estándares en materia de seguridad impuestos por la Autoridad de Regulación Nuclear (NRA) tras el accidente de Fukushima en 2011. La justicia dio entonces la razón a 8 ciudadanos de las prefecturas cercanas a la planta, que en diciembre de 2014 demandaron a la eléctrica al considerar que desestima el peligro real de un terremoto en la zona que pueda provocar un accidente grave en esta central.

La corte ha justificado el veredicto argumentando que «los reactores de Takahama tienen el aprobado de la NRA y no hay en dicha decisión elemento alguno que no resulte razonable». Se espera ahora que los demandantes presenten una apelación a la decisión ante una instancia superior, en este caso el Alto Tribunal de Nagoya. No obstante, dado que el Gobierno de la prefectura de Fukui ya ha dado su autorización para reactivar Takahama, Kansai Electric Power puede empezar ya a preparar los reactores y tenerlos encendidos para finales de enero.

Por otra parte, este mismo tribunal emitió en 2014 otra orden que impide la reactivación de la central nuclear de Oi, también en la prefectura de Fukui, a raíz de otra demanda similar. Las demandas ciudadanas contra la reapertura de centrales nucleares se han multiplicado en Japón a raíz del accidente en Fukushima. Actualmente solo 2 de los 43 reactores en condiciones operativas que posee actualmente el país están en funcionamiento, aunque el actual Gobierno continua decidido a impulsar la reactivación de más centrales para potenciar el crecimiento pese a lo impopular de la medida.

La Autoridad Reguladora de Japón amenaza con forzar el cierre del único reactor rápido del país como medida de prevención

EFE.- La Autoridad de Regulación Nuclear de Japón (NRA) propondrá desmantelar la central de Monju, que aloja el único reactor rápido del país, al estimar que su operadora no puede garantizar la seguridad de la polémica planta, escenario de varios accidentes.

La NRA presentará esta semana una recomendación al Gobierno para desmantelar la central si en 6 meses no se encuentra una entidad diferente de la actual, la Agencia de Energía Atómica de Japón (JAEA), que garantice una gestión segura. La actual operadora está ligada al Estado y cuenta con un largo historial de negligencias en Monju. Aunque la propuesta no es vinculante, pone entre la espada y la pared al Ejecutivo nipón, que difícilmente puede ignorarla en un momento en el que aún pesa el accidente de Fukushima y en el que más de la mitad de la población dice estar en contra de su plan para reabrir centrales atómicas.

De este modo, el cierre se antoja muy probable, ya que la creación de una nueva entidad semipública para operar Monju difícilmente convencería al regulador y sería excepcional que una eléctrica japonesa se postulara para hacerse cargo de un reactor que, solo en mantenimiento, cuesta 150 millones de euros al año. El reactor rápido enfriado por sodio de Monju comenzó a funcionar en 1995 pero ese mismo año una fuga de sodio provocó un incendio que obligó a suspender las operaciones hasta 2010. En agosto de ese mismo 2010 se produjo otro accidente con la maquinaria encargada del recambio de combustible nuclear que ha mantenido clausurado el reactor hasta ahora.

Desde entonces, la NRA ha descubierto además que la JAEA se saltó inspecciones obligatorias de mantenimiento de unos 10.000 componentes del reactor o que las instalaciones contaban con docenas de cámaras de vídeo de seguridad que no funcionaban. En febrero de este año el regulador denunció el enésimo incidente: una fuga de líquido radiactivo que se produjo después de que la JAEA ignorará varias señales de alarma durante un año.

Luz verde a la reactivación de un tercer reactor nuclear en Japón

EFE.- El Gobierno de la prefectura de Ehime autorizó la reactivación de un reactor nuclear de la planta de Ikata, que se convertirá así en el tercero en volver a funcionar en este país bajo las nuevas normas aprobadas a raíz del accidente de Fukushima en 2011. El gobernador, Tokihiro Nakamura, anunció el visto bueno a la puesta en marcha de la unidad de fisión número 3 de la central de Ikata, operada por la eléctrica Shikoku, tras reunirse con responsables de la compañía.

El reactor ya recibió a mediados de julio la luz verde de la Autoridad de Regulación Nuclear de Japón (NRA), al considerar que cumple las nuevas y más estrictas regulaciones en materia de seguridad que entraron en vigor después de la catástrofe nuclear provocada por el terremoto y el tsunami de marzo de 2011. Se trata del último paso para la reactivación de este reactor ubicado en Shikoku, aunque éste no podrá volver a operar hasta al menos el próximo enero debido a que aún restan varios procedimientos de seguridad establecidos por la nueva normativa.

Tanto el Ayuntamiento de Ikata, localidad donde se ubica el reactor, como la asamblea de la prefectura de Ehime, habían dado previamente su respaldo a la reactivación, mientras que la población local ha expresado su rechazo a través de varias concentraciones frente a la planta. «Sería mejor no tener una central nuclear en la zona, pero nuestra única opción es usarla aplicando las medidas más avanzadas de seguridad hasta que encontremos una energía alternativa», afirmó el gobernador de la prefectura.

El Ejecutivo central, por su parte, señaló que mantiene su política de «proceder a la reactivación de todos los reactores que cumplan las estrictas normativas de la NRA», y aspira a «ganarse el entendimiento de la población local», según dijo el ministro portavoz, Yoshihide Suga. Ikata fue el quinto reactor atómico de Japón en recibir el visto bueno de la Autoridad de Regulación Nuclear por cumplir la nueva normativa de seguridad más estricta aprobada a raíz del accidente de Fukushima.

De estos cinco, hasta la fecha sólo se han reactivado las unidades número 1 y 2 de la planta de Sendai, que volvieron a funcionar respectivamente en agosto y el pasado septiembre. El encendido de la unidad 1 puso fin a un apagón nuclear de casi dos años en Japón, siendo el más largo en la historia del país desde que el archipiélago empezó a producir energía atómica en 1966. De los 43 reactores en condiciones operativas que posee actualmente el país, 25 unidades de 15 centrales distintas han solicitado ya una supervisión de la NRA para su futura reactivación.

Tokio estima que para 2030 entre el 20 y el 22% de la electricidad procederá en Japón de centrales nucleares, una cifra ligeramente más baja que la de antes de Fukushima, cuando se obtenía en torno a un 30% de la fisión. El terremoto y tsunami del 11 de marzo de 2011 provocaron en la central de Fukushima el peor accidente nuclear desde el de Chernóbil (Ucrania) en 1986. Sus emisiones y vertidos radiactivos aún mantienen desplazadas a unas 110.000 personas que vivían en torno a la central y perjudicó gravemente a la agricultura, la ganadería y la pesca local.