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El parón eólico en Cataluña se extenderá al menos hasta 2018, prolongándose más de 5 años

EFE.- Cataluña lleva sin instalar un megavatio de energía eólica desde enero de 2013, el parque eólico Vilobí 2 (Lleida) de 9 megavatios (MW), un parón que la patronal EolicCat prevé que se extienda, al menos, hasta 2018. En este sentido, el presidente de EolicCat, Víctor Cusí, augura que el «bloqueo» se romperá «con suerte» en 2018 con la puesta en marcha del proyecto de Gas Natural y Alstom para construir tres parques eólicos, con una potencia total de 90 megavatios, en la Terra Alta.

El máximo responsable de esta patronal, que agrupa a las principales empresas privadas implicadas en el desarrollo eólico en Cataluña, alera de que «ahora mismo nadie se fija en Cataluña para invertir en eólica». Con el fin de reactivar la actividad del sector en Cataluña, EolicCat impulsa la aprobación de una moción en el Parlamento catalán. La propuesta de moción, avalada de momento por el grupo parlamentario de Junts pel Sí, pide que no sea necesario un concurso público para promover un parque eólico de más de 10 megavatios de potencia en Cataluña. Si esta medida se llevara a la práctica, Cusí cree que se podrían desbloquear proyectos en Cataluña que suman «unos 200 megavatios«.

Asimismo, este borrador de moción pide al Ejecutivo autonómico que cree la figura del coordinador de proyectos eólicos con el fin de agilizar la tramitación de parques eólicos en Cataluña. Aunque el sector eólico vive todavía momentos complicados, Cusí reivindica que hay comunidades, como Aragón y Galicia, que impulsan de nuevo este tipo de energía, por lo que «si Cataluña no se mueve ahora», corre el riesgo que quedarse «aún más abajo» en energía eólica en comparación al conjunto de España. En 30 años de historia de la energía eólica en Cataluña, la potencia instalada es de 1.272 megavatios, lejos de comunidades punteras como Castilla y León, con 5.560 megavatios, o Castilla-La Mancha, con 3.806.

Otra reclamación de EolicCat es «revisar» el actual mapa eólico de Cataluña, que data de 2002, para que se aprovechen mejor zonas de viento como las tierras del Ebro. Una prueba de la crisis de la eólica en Cataluña es el despido de 105 trabajadores llevado a cabo en General Electric Wind y en General Electric Hydro, donde se diseñan parques eólicos y turbinas hidráulicas de pequeño y mediano tamaño.

Cataluña y la energía: primero el sí, luego el modelo

Poco ha cambiado desde el amago de consulta de hace 10 meses en los planes energéticos que los nacionalistas catalanes trazan para una hipotética Cataluña independiente. En todo caso, las propuestas en materia de independencia energética parten del hecho de que, a partir de una declaración unilateral de independencia, los Estados concernidos, Francia y España, aceptarán y asumirán las condiciones fijadas por los independentistas, unido a la promesa de un futuro de energía renovable y, además, más barata. Es decir, una idealización fabulada, constante en los planes de independencia unilateral.

De hecho, siguiendo las líneas maestras del Libro Blanco sobre la Transición Nacional de Cataluña, el programa de Junts pel Sí insiste en presentar un futuro idealizado en lo energético de lo que supondría la independencia, con una electricidad un 30% más barata que en el Estado español. Lo más novedoso es que se apuntan al mix energético 100% renovable para 2050, lo que supone un plazo de 25 años. Todo ello supone además pasar por alto la política seguida por los sucesivos gobiernos de la Generalitat en materia renovable durante los últimos quince años.

Todo un cambio cosmético para solventar, dentro de una candidatura unitaria, que la izquierda nacionalista catalana encarnada en ERC afrontaba un conflicto interno entre ideología independentista e ideología relativa al mix energético que abogaba por resolver a favor de lo primero, aceptando un modelo con la energía nuclear y el gas como principales fuentes energéticas. Algo que exponíamos en 2014 desde Energía Diario con los artículos Independencia y energía (I): de la ideología al pensamiento único e Independencia y energía (II): hacia la intervención estatal.

Para llegar a 2050 queda mucho tiempo y lo que hace Junts pel Sí es decir un rotundo sí a la generación nuclear aunque lo esconda en su programa. «Plantear los escenarios adecuados para decidir la política nuclear catalana en el marco de la transición hacia una producción con mayor peso de la energía renovable y la priorización de una economía de bajo carbono, dado que las centrales en territorio catalán cumplirán los 40 años de funcionamiento a mediados de la próxima década», dice el programa de la candidatura unitaria. Donde pone «decidir», el Libro Blanco recogía «prorrogar» hasta los 60 años de vida útil las centrales nucleares. Del gas y los ciclos combinados el programa no dice absolutamente nada.

Las contradicciones entre la realidad y las intenciones de los nacionalistas, a pesar de tratar de ocultarlas en su contrato con los votantes, son evidentes. Con un 4% de peso de las fuentes renovables, sólo contando con el potencial nuclear y gasista insisten en afirmar que «Cataluña es autosuficiente en generación eléctrica. En una Cataluña independiente, la energía no sólo podría ser más barata, sino que se podría exportar , lo que conllevaría un ingreso adicional para hacer políticas sociales». Y los nacionalistas no sólo piensan en exportar: recuperar el impuesto a la energía nuclear, anulado por el Tribunal Constitucional por suponer una doble imposición teniendo en cuenta el 7% establecido a la generación eléctrica en toda España, sería uno de los primeros en implantarse.

Las interconexiones energéticas son catalanas: apropiación de la red con Francia

En este contexto, no sorprende la intención de Junts pel Sí apropiarse unilateralmente de las interconexiones energéticas. Después de inaugurar en febrero la gran interconexión eléctrica construida por el operador del transporte español, Red Eléctrica de España (participada en un 20% por el Estado español, su principal accionista) y por su homólogo francés, el programa de los nacionalistas expone que «la capacidad actual de interconexión del sistema eléctrico catalán es equivalente al 88% de la máxima potencia demandada por el mercado catalán de la energía, que supone 8,8 veces respecto a la recomendación de la Unión Europea». Mas se apunta una inversión de 700 millones de euros al tiempo que quiere seguir interconectado al sistema español.

En lo que respecta a los organismos y mercados, se configuraría un mercado eléctrico catalán y se crearían operadores catalanes. Pero también se anuncia un giro intervencionista con una auditoria del sistema eléctrico. En este sentido, hay que recordar que el Libro Blanco proponía «establecer un sistema de regulación de las retribuciones de acuerdo con los costes reales». Además, se sugería una subordinación de las empresas y sus instalaciones a los objetivos de la política energética de la independencia puesto que «en cualquiera de las circunstancias de futuro que se prevean, las mencionadas empresas considerarán Cataluña como una parte significativa de su mercado. Su posición será, con toda seguridad, colaboradora y, por lo tanto, no se tienen que esperar problemas».

En cambio, en el programa de Junts pel Sí ya no se contempla la negociación con el Estado español, principal accionista del operador del transporte y gestor del sistema eléctrico y gasista. Tampoco en cuestiones como los residuos nucleares, para los que se negociaría con Francia para su tratamiento en territorio galo. De hecho, los nacionalistas catalanes cargan intensamente en términos retóricos contra el sistema eléctrico español, «heredero del capitalismo de Estado del franquismo» y consecuencia de una «inadecuada» transposición de las directivas europeas, «que no ha alterado la estructura oligopólica» del mercado ni introducido «una verdadera competencia».

En definitiva, Junts pel Sí se compromete a evolucionar «hacia un sistema eléctrico distribuido, eliminando las barreras de entrada a los pequeños productores, públicos y privados, y favoreciendo el autoconsumo energético, especialmente el procedente de fuentes renovables». Con el horizonte fijado en 2050, para un modelo 100% renovable, pero sin recoger en ningún punto del programa la relevancia que jugarán los ciclos combinados de gas hasta entonces.. La fabulación del modelo energético, en extremo voluntarista, su inconcreción, la consideración de que el resto de países aceptan las condiciones de los nacionalistas catalanes a pies juntillas, y, en definitiva, embellecimiento del mismo para los votantes con la promesa de un futuro feliz, lo convierten en uno de los anzuelos electorales. Quizás por eso la candidatura unitaria rechaza dar entrevistas al respecto. (Energía Diario trato de gestionar una entrevista al respecto y JPS declinó la invitación)