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Los ciclos combinados de gas independientes piden al Gobierno que no suprima el servicio de disponibilidad

Europa Press.- La Asociación de Productores Independientes de Energía Eléctrica (APRIE), que agrupa a empresas como Engie, Bizkaia Energia, Alpiq o Shell, ha pedido al Ministerio para la Transición Ecológica que rectifique la decisión de suprimir el servicio de disponibilidad, recogida en la propuesta de orden de peajes eléctricos para el año 2019, ya que «abocaría a los ciclos combinados a dar un salto al vacío».

El presidente de APRIE, Alfonso Pascual, mostró «la sorpresa y el malestar» de la asociación por la medida planteada en la orden y subrayó que, con ese escenario, «está sobre la mesa» la solicitud de los cierres de los ciclos ante la falta de viabilidad económica de las plantas. «Si se quiere que el gas natural sea esa energía que va a ayudar en la transición, el suprimir este servicio de disponibilidad es abocar a que los ciclos combinados den un salto al vacío», apuntó.

En su propuesta, Transición Ecológica suprime el servicio de disponibilidad actual, uno de los incentivos que forman parte de los pagos por capacidad y que las centrales cobran por estar listas para ser activadas por el operador del sistema en caso de necesidad, evitando unos costes de 170 millones de euros al sistema eléctrico, pero que suponen un recorte a las empresas del sector. La decisión del Ministerio se fundamenta en llevar a cabo un análisis en profundidad del modelo que adopte la Comisión Europea para los mecanismos de capacidad, que incluirá dentro del denominado Paquete de Invierno. Este hecho ya llevó este año a una revisión del plazo de aplicación, de anual a semestral, de los mecanismos de disponibilidad.

Pascual estimó que esta medida supone una merma de unos 20 millones de euros para los asociados de APRIE por los casi 4.000 megavatios (MW) de potencia que gestionan con sus ciclos combinados, lo que pone en peligro, si no hay alternativa, «sus obligaciones» de pagos de nóminas a empleados y de impuestos a municipios. La asociación subraya que ese importe por el servicio de disponibilidad no alcanza para cubrir todo el opex, pero sí que representa «un mínimo balón de oxigeno» para resistir a futuro antes unas perspectivas de salida del carbón y desarrollo de renovables, que deberían hacer a partir de 2022 que los ciclos combinados de gas «tuvieran una mínima rentabilidad razonable».

No obstante, tampoco descartan, en el caso de no producirse una marcha atrás en esta supresión del servicio de disponibilidad por el Gobierno, que sus asociados recurran la orden ministerial. «Nos reservamos todas las alternativas. Cada inversor tendrá que ver con sus accionistas y departamentos legales si se recurre la orden. La vía del recurso no es lo mejor, pero se abordará si no queda otra alternativa», apuntó Pascual, quien subrayó que las empresas están en la obligación de «defender a sus accionistas y las comarcas donde están sus activos».

Asimismo, advirtieron también de que la caducidad del incentivo a la inversión para el horizonte del año 2022 pone en riesgo la continuidad de más de la mitad de los 26 gigavatios (GW) existente de ciclos combinados de gas. «La demanda hay que cubrirla. Entendemos que esta no es la fórmula para transición», señaló Daniel Fernández, vocal de la asociación.

El nuevo presidente de Greenpeace defiende el éxito de campañas como la realizada para cerrar Garoña

Europa Press.- El nuevo presidente de Greenpeace-España, Daniel Fernández, elegido a mediados de este mes de junio, ha destacado las campañas y las «muchas batallas» de la organización en defensa del medio ambiente, que han logrado «bastantes resultados» visibles como el «cercano» fin de Garoña o la demolición del Algarrobico o su cooperación para sensibilizar a la sociedad que ha llevado a la firme el Acuerdo de París contra el cambio climático.

En una entrevista con motivo de su nombramiento, Fernández ha lamentado que no se ha logrado ganar la guerra por el medio ambiente y la paz. «Las principales amenazas siguen ahí y el principal problema en España es el cambio climático», ha advertido.

A nivel social, cree que la población es cada vez más consciente de la importancia de proteger el planeta porque de la naturaleza depende su salud y bienestar. Sin embargo, ha señalado que el fallo está en que no se está transmitiendo realmente a los ciudadanos la conexión entre los problemas sociales, económicos y la justicia ambiental.

Daniel Fernández es psicólogo, madrileño, y ocupaba el cargo de vicepresidente de la junta directiva hasta la salida de Sol Solá, a quien ha relevado.

La receta ambiental para el nuevo gobierno

Ante el resultado electoral, receta al Gobierno que está por formarse que se tome el medio ambiente como eje «trasversal» en «todas» sus políticas pues de ello depende «supervivencia» de los ciudadanos.

En concreto, opina que «el peor» problema ambiental de España es el cambio climático porque el país no solo no favorece su mitigación sino que es uno de los que más puede sufrir sus efectos.

Además, lamenta las tasas de contaminación «excesivas» de España porque afectan «increíblemente» a la salud de las personas, así como el modelo energético y la «amenaza nuclear» porque una de las centrales más «viejas» de Europa –Santa María de Garoña– sigue abierta. También ha denunciado que el Tratado de Libre Comercio que negocian la UE y Estados Unidos supondría una «reducción muy significativa» de la protección ambiental.

Acabar con el cáncer medioambiental del planeta

Igualmente, insta al Ejecutivo a ser «más valiente» para lograr la «auténtica revolución verde» y un cambio de sistema económico y social para no tener que estar combatiendo constantemente «este cáncer medioambiental del planeta». «Hay que mitigar su enfermedad o lograr su cura», ha apostillado.

En lo que a él respecta, ha prometido que Greenpeace trabajará para lograr la «máxima aplicación y ambición» del Acuerdo de París mientras espera que España sea «cada vez más ambiciosa» con las emisiones de gases de efecto invernadero de la industria, de las ciudades y del transporte, por ejemplo con medidas sencillas como reducir el tráfico urbano en un 50 por ciento.