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Siemens desarrolla un sistema que permite almacenar energía a partir de fuentes renovables para poder reutilizarla

Europa Press / Servimedia.- Siemens desarrolló un sistema que permite almacenar electricidad procedente de fuentes renovables y transformarla en otras formas de energía como el calor, el frío, el hidrógeno u otras sustancias químicas como el monóxido de carbono, el etileno o los alcoholes, según anunció la compañía.

«Una transición como ésta es un reto muy complejo», ha afirmado el director de Siemens Corporate, Armin Schnettler, del departamento de Energía y Electrónica. Schnettler considera que «la clave» está en el desarrollo de nuevas tecnologías capaces de convertir y almacenar electricidad ya que, a su juicio, esto asegurará la disponibilidad de energía «incluso cuando los paneles solares o las turbinas eólicas no estén generando electricidad«. En cambio, el experto cree que la transición energética capaz de asegurar el suministro de calor y electricidad sin recurrir a los combustibles fósiles «está todavía lejos de alcanzarse».

Según explica, el problema surge debido a que cuanto mayor es la proporción de energías renovables en el mix energético, mayores son las fluctuaciones de generación eléctrica, que varían según la hora, el día y la estación. Para compensar estas fluctuaciones, la red de energía necesita descentralizar los sistemas de almacenamiento y acumular el excedente de electricidad para liberarlo cuando las fuentes de generación renovable no puedan producir la suficiente energía para cubrir la demanda.

«Debido a su alta densidad de potencia, las formas de almacenamiento de sustancias químicas son la mejor forma de conseguir el mayor uso del excedente de electricidad», explicó Maximilian Fleischer, a cargo de los desarrollos de sistemas de almacenamiento químico en el departamento. Según la compañía, “la electrólisis facilita la expansión de las renovables” y, por otro lado, al poder alimentarse del dióxido de carbono procedente de la emisión de gases, se reduciría el uso de petróleo para la fabricación de combustible o productos químicos.

Concretamente, Siemens tiene diferentes formas de almacenamiento, como las baterías modulares Siestorage, sistema de almacenamiento de energía a través del revolucionario Caterva, que permite que los hogares puedan tener sistemas de paneles solares y poder alquilarlos como área de estacionamiento eléctrico. Otra forma de almacenamiento de la energía es transformándola en calor, si bien no es una idea nueva, según la compañía, que recalca que hace 60 años ya había calderas de almacenamiento nocturnas. «Con la transición a un nuevo mix energético, este concepto ha resurgido, si el calor se genera utilizando el excedente de energía renovable», comentan desde Siemens, que informa de que está desarrollando una bomba de calor de alta temperatura capaz de abastecer distritos urbanos con calor.

Asimismo, la electricidad también puede ser almacenada de forma más duradera utilizando la síntesis química para generar combustible, aunque con pérdidas considerables de energía, tal y como explican desde la compañía. «Por ejemplo, un proceso de electrólisis puede convertir el agua y la electricidad generada de fuentes renovables en hidrógeno. El hidrógeno a su vez puede convertirse para generar calor o puede ser corriente eléctrica por medio de una pila de combustible. También el hidrógeno unido al dióxido de carbono puede dar lugar a metanol, lo que podría ser un combustible limpio para su uso en automóviles», añaden. Además, la síntesis química puede utilizarse para producir materias primas para la industria química como el amoníaco.

El almacenaje de energía renovable se presume clave para cumplir con los objetivos climáticos

EFE.- Lograr y extender el almacenaje de energía renovable será la clave para acelerar la transición energética y que los países puedan cumplir los compromisos asumidos en el acuerdo de la Cumbre del Clima de París para que la temperatura del planeta no aumente más de dos grados a finales de siglo. Así lo explica Luke Sussams, analista de la organización internacional Carbon Tracker, experta en riesgo climático en los mercados financieros.

Sussams opina que el reto «crucial» para que de verdad se produzca una transición energética hacia un mundo bajo en carbono «está en avanzar en el almacenaje de la generación renovable, porque facilitaría su penetración masiva en el sistema eléctrico». «Si el almacenaje sale adelante, las renovables serán imparables, se impondrán sin ninguna duda», subraya. El analista británico es «optimista» en este sentido: «las mejoras que han experimentado las energías renovables en los últimos han sido realmente sorprendentes, la caída de los costes ha sido muy significativa, en muchísimos países se ha alcanzado la paridad».

Sussams incide en que la expansión de las renovables es «totalmente factible» sin necesidad de subvenciones: «Las ayudas y las tarifas fijas eran un apoyo para que la tecnología despegara hasta ser competitiva en el mercado, cuando esto ya sucede, las ayudas dejan de tener sentido». «Eso sí, siempre y cuando no sigan subvencionado por otra parte a los combustibles fósiles», matiza. El analista de Carbon Tracker está convencido de que la caída de precios del petróleo «no afectará a la expansión de las renovables» como, a su juicio, demuestran datos como los 329.000 millones de dólares de inversión en nuevos proyectos renovables en 2015.

«La inversión en renovables ha resistido a los bajos precios del petróleo, que se mantendrán así durante todo este año. Seguramente habrá un repunte del precio del crudo en 2017, pero dudo que volvamos a ver el barril en 100 dólares», añade. En esa línea, Sussams no cree que los bajos precios del petróleo vayan a ser un impedimento para cumplir los objetivos de reducción de emisionesa los que cerca de 200 países se comprometieron en París. Si bien «hay muchos interrogantes abiertos, como si los países se van a tomar en serio sus compromisos y los van a implementar cada 5 años para asegurar que la temperatura no sube más de 2 grados”.

«Es la primera vez en la historia de la humanidad en la que tantos gobiernos se unen en un mismo acuerdo, lo cual es un signo político tremendo para los mercados», agrega. Recuerda también que el pacto incluye «terminología muy ambiciosa que nadie pensaba que se iba a llegar a incluir», como «el compromiso de dejar la temperatura muy por debajo de los 2º, y hacer todo lo posible para que no supere el 1,5º». «Esto no quiere decir que el 1,5º grados se vaya a conseguir, porque técnicamente es casi imposible, pero hay que hablar de 1,5º», apunta Sussams.

Sussams está convencido de que para lograr ese objetivo climático dos tercios de las reservas de combustibles fósiles conocidas «deben quedarse bajo tierra, y en esas reservas entran tanto las que manejan las empresas como los países». Por eso el analista cree que solamente el despegue masivo de las renovables reducirá la demanda de combustibles fósiles y determinará que las reservas restantes queden bajo tierra. Respecto al carbón, opina que la demanda ya «tocó pico» y que el declive de la misma «es totalmente estructural y no cíclico». Estamos en condiciones de decir que «el declive del carbón es irreversible».