Setenta veces siete
Es preocupante la deriva por la que está discurriendo el trámite parlamentario de la Ley de Medidas Fiscales en materia medioambiental y sostenibilidad energética. Bien es cierto que el texto de partida era muy deficiente, aunque propio del estilo de la actual maquinaria del Ejecutivo en lo regulatorio, a saber: precipitación, ausencia de modelo, provisionalidad, aventurerismo, cálculo intencional respecto a la distribución de perjudicados, comportamientos episódicos sucesivos derivados del efecto en la opinión pública y los sectores económicos, etc…
Probablemente, ni en los mejores tiempos del audaz y astuto presidente Zapatero se habían dado tantas circunstancias semejantes relacionadas con la forma en que se instrumenta la política politizada, aunque la relevancia e importancia del problema. En lo que se refiere a este proyecto de ley, y abstrayéndonos de la bochornosa introducción del verano con el affaire Soria-Montoro, lo sucedido se puede resumir así:
– Presentación del proyecto de ley entre Soraya Sáenz de Santamaría y José Manuel Soria a la limón. Rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. Impuesto a la generación, tributos adicionales a nuclear e hidráulica y céntimo verde. Riesgo de múltiple y triple imposición para una reforma voraz, insuficiente y distorsionadora de los mercados que no resuelve el problema del déficit tarifario y su absorción.
– Trámite parlamentario en el Congreso, propuesta de traslado de parte de las primas de las renovables de las tarifas de acceso a los Presupuestos Generales del Estado. Propuesta para aumentar la retribución por interrumpibilidad que no se sustancia en la ley, pero que es respuesta a las reclamaciones de la gran industria. Patinazo, Europa alerta, ahora también en las retribuciones por disponibilidad a ciertas centrales. Eliminación de la imposición a la cogeneración. Retirada de la propuesta anterior relativa a las primas a las renovables. Vuelta atrás.
– Trámite en el Senado. Recuperación parcial de la propuesta de traslado de las primas a las renovables a los Presupuestos Generales del Estado. Momento yenka. Elevación del 6% al 7% del tipo impositivo del impuesto a la generación eléctrica a cambio de condonar el céntimo verde a las centrales de ciclo combinado. Intensificación del efecto en el mercado de generación. Las tecnologías renovables sufren de forma diferente el efecto de estas vacilaciones, y en mayor medida aquellas más cercanas al mercado (eólica) o al ‘default’ por el apalancamiento de su burbuja (fotovoltaica).
En medio de todo esto, anuncios por parte del ministro de Industria de que pese a todas las estimaciones y liquidaciones de la CNE, el déficit previsto para 2012 (1.500 millones de euros) se cumplirá. Y que se congelará la parte regulada de la tarifa por obra y gracia de la contabilidad creativa (manipulación regulatoria que acaba mal en los Tribunales) de José Manuel Soria o por un acto de fe. El secretario de Estado de Energía haciendo las cajas y ya en proceso de selección de candidatos.
Conclusiones de este trámite parlamentario: la ley presentada es un desastre inconsistente, incoherente y frívolo, que no contiene ninguna base sobre la que asentarse, ni un modelo de mercado, de política energética (con relación a la seguridad de suministro, mix de generación, la resolución de la ecuación de eficiencia medioambiental y económica) y de sector. Segundo, el abnegado grupo parlamentario popular está sometido a la constante agitación y movimiento espasmódico que se dicta desde el Paseo de la Castellana, haciendo lo mismo y lo contrario en el Congreso y Senado. La voz de su amo para una tramitación pelele al dictado.
Habrá que seguir perdonando a este ejecutivo hasta las setenta veces siete como idea sagrada de lo que no tiene fin ni principio. Y el déficit sigue corriendo.



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