Sarkozy propone un «banco de combustible» internacional para las centrales nucleares
Nicolás Sarkozy, que hizo esta propuesta en la apertura de una conferencia internacional sobre el desarrollo de la energía nuclear de uso civil organizada por Francia en París, señaló que este banco de combustible estaría bajo la supervisión del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
No nombró directamente el caso de Irán, del que París sospecha que su interés por crear su propio circuito de combustible nuclear (enriqueciendo uranio) es para dotarse del arma atómica, pero este mecanismo de control aparece claramente como una solución que intenta invalidar los argumentos de Teherán.
Sarkozy, que se mostró convencido de que en el mundo habrá que recurrir de forma importante a la energía nuclear para responder a la creciente demanda mundial sin agravar el proceso del calentamiento climático, aseguró que quiere «hacer de la seguridad una prioridad colectiva».
Admitió que «la energía nuclear no es anodina» y por eso apostó por conferir la supervisión de las instalaciones nucleares a una organización independiente, «bajo la égida de la OIEA» y repitió la idea de que «los proyectos nucleares deben ser transparentes».
A ese respecto, pidió a este organismo que establezca una clasificación de los reactores nucleares en función del grado de seguridad que ofrecen, para que el único criterio que sirva para que un país se decida entre uno y otro no sea el precio.
De nuevo sin citar el contencioso con Irán, Sarkozy aseguró que «Francia no cederá con los que violan los principios de la seguridad colectiva» y propuso que se suspenda toda cooperación en el terreno nuclear con quienes no respeten los principios de la no proliferación.
Sí que habló del caso de Libia, para rendir homenaje al régimen de Muamar Gadafi -con quien puntualizó que mantiene muchas diferencias- por haber renunciado en 2003 a su programa para dotarse del arma atómica, y a ese respecto añadió que «querríamos que otros países hagan» lo mismo.
Sarkozy defendió la apuesta de Francia y de otros países como Rusia o Japón por el reciclado del combustible usado para sacar el máximo rendimiento del uranio, frente a otros, como Estados Unidos, Suecia o Finlandia, que se decantan por el almacenamiento de larga duración de esos residuos.
Insistió en que «necesitaremos la energía nuclear» para responder a la demanda y también en que «la solución no está en las ideologías del decrecimiento» que a su juicio lo que pretenden es «mantener a los pobres en la pobreza».
«No tenemos que decir al mundo que opte entre el progreso y la seguridad», sentenció en su defensa de la energía nuclear.
Francia exige financiación internacional para la energía nuclear
Asimismo, el presidente francés exigió que las instituciones financieras internacionales incluyan la construcción de centrales nucleares en los programas a los que ofrecen apoyo económico y que la energía atómica cuente en los mecanismos internacionales de lucha contra el cambio climático.
Sarkozy se quejó del «ostracismo» que a su juicio sufre la energía nuclear en organismos como el Banco Mundial, el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo y otros bancos de desarrollo regionales a los que pidió que «se decidan a financiar sin cortapisas» proyectos de nuevos reactores atómicos.
El presidente francés también clamó contra lo que consideró «otro escándalo»: que los países que se embarcan en un programa atómico no puedan beneficiarse para financiarlo de los créditos internacionales establecidos para limitar las emisiones de dióxido de carbono (CO2), principales causantes del efecto invernadero.
En esa misma línea se pronunció el director de la OCDE, Ángel Gurría, que subrayó que «es crucial reconsiderar el papel» de la energía nuclear para que se pueda contabilizar dentro de los instrumentos de lucha contra el calentamiento climático en el mecanismo que a partir de 2013 venga a sustituir el Protocolo de Kioto.
El jefe del Estado francés recordó que su país, que ya tiene 55 reactores, está volviendo a construir otros nuevos y en el futuro dispondrá de 60, y consideró que en virtud de ese patrimonio su «deber» es «compartir su experiencia» con los países que quieran dotarse de esta energía, siempre que sea para usos civiles y a condición de que se den todas las garantías para evitar la proliferación.
A su juicio, la energía nuclear civil «puede ser el cemento de una nueva solidaridad internacional», sobre todo teniendo en cuenta que la demanda mundial de energía aumentará un 40% de aquí a 2030, en particular en el mundo en desarrollo.
«La energía nuclear debe implantarse en nuevos países», destacó Sarkozy, algo que vino a confirmar el director del Organismo Internacional de la Energía Atómica, Yukiya Amano, que anunció que de aquí a 2030 habrá entre 10 y 25 Estados más que ahora dotados de centrales atómicas.



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