Robert Armstrong afirma que el mundo volvió a dormirse tras la crisis del petróleo de los años 70
El profesor Armstrong participó esta semana en la VI Conferencia Barcelona Global Energy Challenges con la ponencia «Uniendo la ciencia, la innovación y la política para transformar los sistemas de energía mundiales«, en la que dibujó los posibles escenarios energéticos en el mundo hasta mediados de siglo.
Armstrong, que durante su carrera recibió prestigiosos premios internacionales, apostó en su intervención por el desarrollo y la utilización del gas natural como una energía de futuro alternativa al carbón en la generación de electricidad, al ser un recurso más eficiente y suponer un menor impacto ambiental.
Robert Armstrong explicó que «el gas natural supone una oportunidad para reducir las emisiones de CO2, puesto que hay mucho gas natural en el mundo y tiene mucho menos carbono por unidad de energía que el carbón».
«Como vamos al objetivo global de reducir las emisiones de CO2, debemos procurarnos la energía que necesitamos con menos emisiones de carbono y a un coste razonable, y aquí el gas natural tiene un papel destacado«, consideró Armstrong.
El profesor norteamericano resaltó además que en la actualidad «podemos usar las nuevas tecnologías de perforación para disponer a precios razonables de los recursos del gas natural que no era posible aprovechar hace 20 años».
Aunque entendió que el sector donde el gas natural puede tener mayor impacto es en la generación de electricidad con centrales de ciclo combinado, también podría extenderse su uso en los medios de transporte, y recordó que «en Pakistán el 20 por ciento de los vehículos funcionan con gas natural».
Armstrong dijo que otras opciones pasan por la conversión de gas natural en metanol u otros combustibles líquidos, unas «conversiones que resultan muy atractivas ante la diferencia de precios entre el fuel y el gas», o la utilización de motores de automóvil flexibles que pueden funcionar indistintamente con gasolina, gas o alcohol.
El profesor Armstrong advirtió en su conferencia que el mundo se enfrenta a una «tormenta perfecta» entre oferta y demanda energética ante una previsión de duplicación de la demanda a mediados del siglo XXI por el continuo crecimiento de las economías en desarrollo, lo que dio impulso a la creación del MITEI en 2005 para investigar en innovación y mayor eficiencia en el campo de la energía.
Robert Armstrong consideró que hay que avanzar en el desarrollo de las energías renovables y que estas representan «el futuro», si bien, puntualizó, «creo que las renovables aún no están preparadas para el prime time. Son demasiado caras y no sabemos qué hacer para almacenarlas a gran escala».
«Tenemos un montón de retos que afrontar y yo tengo toda la confianza del mundo en la ciencia, la tecnología y el mundo empresarial para que juntos desarrollen estas tecnologías, pero necesitamos tiempo«, manifiestó el vicedirector del MITEI.
«Quizas tendríamos ya soluciones -apuntó- si hubiéramos aprovechado el tiempo inteligentemente entre la crisis energética de los años 70 del siglo pasado y hoy en día, pero no lo hicimos. Cuando los precios del petróleo bajaron en los 80 nos volvimos a dormir otra vez como sociedad global, y ahora estamos otra vez en la misma situación«.
Con los precios del petróleo en máximos históricos, esto supone otra vez, según el profesor, «una de las mejores noticias para el impulso de las energías renovables, porque son más competitivas».
Armstrong opinó que fijar unas determinadas cuotas para las energías renovables en un determinado período «no es el camino más eficiente ni económico, y tendrá un mayor coste para el PIB», y entendió que es más eficaz para su desarrollo «poner un precio a las emisiones de carbono y dejar que el mercado encuentre el camino más económico para alcanzar esto».
En relación con el impacto que puede tener el accidente de la central de Fukushima en el futuro de la energía nuclear, Armstrong consideró que «todavía es incierto», aunque precisó que en Estados Unidos «no va a haber ningún gran impacto por la simple razón de que no se ha hecho nada» tras el incidente nuclear en Japón.
Señaló que hoy en día «tenemos diseños más seguros para las nucleares que cuando se construyó Fukushima y hay algunas ideas nuevas, como hacer centrales más pequeñas que generen un centenar de megavatios, pero no tengo una respuesta clara» sobre el futuro de la energía atómica.
Lo que sí tiene claro el profesor Robert Armstrong es que «hacia donde hay que avanzar es hacia un uso más eficiente de la energía, gastando menos para hacer las misas cosas».



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