Richard Doornbosch: «Conviene impulsar políticas de reducción de emisiones, pero no mediante el fomento de una tecnología concreta, como los biocombustibles»

PREGUNTA.- ¿Son los biocombustibles una fuente realista de energía para el futuro?

RESPUESTA.- Lo son. Es una realidad, ya suponen el 10% de la demanda total de energía, pero estamos hablando de biomasa para uso energético. La pregunta es, por supuesto, cómo habría que transformar y usar esta biomasa de forma óptima. Hemos llegado a la conclusión de que quizás no la estemos aprovechando de la forma más eficiente ahora, lo que quiere decir que podríamos hacer un mejor uso de su potencial. Y el segundo punto es que tenemos que tener en cuenta su valor relativo, no podemos pensar que va a resolver todos nuestros problemas. Existe el potencial, modesto, pero muy importante para algunos países. Pero no se debe de sobrevalorar la escala a la que pueden tener efecto.

PREGUNTA.- ¿En qué medida puede reducirse la dependencia energética mediante el uso de biocombustibles?

RESPUESTA.- Es difícil saberlo, pero creemos que, en términos técnicos, hasta un 20% de la demanda de energía -sólo en el sector del transporte- podría ser suplida por los biocombustibles en el año 2050. Si ése fuera el caso, ésa sería una contribución real y sustancial a la reducción de la dependencia de combustibles fósiles. Pero estamos hablando de un límite máximo, y vemos muy complicado llegar a ese potencial, porque ahora estamos en el 1%.

PREGUNTA.- Uno de los puntos principales del informe es el potencial económico de los biocombustibles. En él se explica que, exceptuando el caso de Brasil, los biocombustibles no son competitivos en un entorno de precios del petróleo de 70 dólares por barril. Pero ahora, los precios que estamos viendo son superiores a los 80 dólares, y las perspectivas económicas apuntan a más de 100 dólares el barril en no mucho tiempo.

RESPUESTA.- Sí, es cierto. Pero la cuestión importante aquí es que el precio del crudo está muy estrechamente correlacionado con el precio de las materias primas. De modo que, cuando los precios del petróleo suben, también suben los de las materias primas que se utilizan para producir biocombustibles, así que no cambia el precio relativo. Por supuesto que el precio del crudo es importante, y que es probable que a medida que sigan subiendo los precios del crudo, más se abaratarán las tecnologías de producción de biocombustibles, pero tienen una economía muy compleja. En primer lugar, porque los combustibles fósiles se utilizan como materia prima para producir biocombustibles. No en su totalidad, sino en un pequeño porcentaje, pero eso se lleva parte de la ganancia. Y, en segundo lugar, en el momento en que sube el precio del petróleo también lo hace el del biocombustible, y eso llega a tener un impacto considerable en el mercado. Sin embargo, la escala del mercado agrícola y alimentario es mucho más pequeña que la del mercado de combustibles. De modo que el impacto relativo que se crea mediante la utilización de materia prima de un mercado distinto a la producción de biocombustible, será enorme, y eso significa que los precios de las materias primas subirán. Es difícil explicarlo, pero la correlación entre los precios de las materias primas y los precios del petróleo son muy altas, lo que ha quedado muy bien demostrado en un informe del banco mundial. En conclusión, podría ser que los biocombustibles no lleguen a ser competitivos incluso con precios del petróleo muy altos.

PREGUNTA.- En referencia a los biocombustibles de primera generación, el informe señala que esta fuente energética está creciendo porque se cree que pronto serán reemplazados por los biocombustibles de segunda generación. Esto da pie a dos preguntas: ¿Diría que los biocombustibles de primera generación van a desaparecer? Y si esto ocurre, ¿en qué plazo?

RESPUESTA.- Es muy difícil decir cuándo la tecnología de segunda generación estará comercialmente disponible, en primer lugar. La gente que conoce estos temas no son, por supuesto, expertos en tecnología, pero estiman que el plazo temporal ronda entre los 5 y los 15 años. Hay barreras tecnológicas sobre las que se está investigando, y no se puede esperar que sea una tecnología plenamente disponible antes de ese plazo. Pero hay que tener en cuenta otro factor, y es que el precio del biocombustible de segunda generación debería ser más bajo que el de primera generación a menos que las políticas salven este obstáculo. Y eso va a llevar mucho más tiempo, así que esperamos que esto ocurra en el medio o largo plazo, a menos, por supuesto, que un país cambie sus políticas. Si se hace, por ejemplo, dejando de subsidiar la primera generación, y se apoya la segunda generación, mediante la regulación o mediante subsidios directos, la situación cambia. Pero eso no está entre las prioridades políticas.

PREGUNTA.- Además, la primera generación de biocombustibles no ha empezado hace mucho y sería difícil que los gobiernos empezaran a primar ya la segunda sobre la primera.

RESPUESTA.- Desde luego, estos subsidios tienen cada vez mayor implantación. Y son cada vez mayores porque están vinculados a la producción: a medida que aumenta la producción, aumentan los subsidios, y es muy difícil de parar eso una vez que se ha puesto en marcha. Porque hay gente que lo ha convertido en su forma de vida, su fuente de ingresos. Obviamente, esto no puede cambiar en el corto plazo.

PREGUNTA.- Sobre las políticas de promoción de biocombustibles… Teniendo en cuenta la posible distorsión que determinadas políticas pueden provocar en las decisiones de producción, ¿cuáles cree que son los métodos más adecuados?

RESPUESTA.- Yo no estoy muy a favor de demasiadas políticas de promoción, pero creo que donde debería focalizarse el apoyo es en la investigación y desarrollo, porque eso es algo que el mercado no puede organizar por sí mismo. Y, por otra parte, no estoy a favor de políticas concretas de fomentos de biocombustibles, pero sí a favor de fomentar las emisiones bajas en carbono en el transporte. Aparte de cierto apoyo a la I+D, no creo que los gobiernos deberían de estar impulsando una tecnología en particular, puesto que hay muchas otras opciones para reducir los gases de efecto invernadero, si ése es el objetivo. Por supuesto, si el propósito es reducir la dependencia energética, entonces el debate es otro totalmente distinto. No creo que impulsar los biocombustibles vaya a reducir la volatilidad de precios.

PREGUNTA.- ¿Cree que los objetivos de la Comisión Europea, en materia de implantación de biocombustibles, son demasiado ambiciosos?

RESPUESTA.- Las cifras que yo he visto sugieren que tienen un punto de vista muy optimista, si se quiere hacer de una forma sostenible. Por supuesto que este potencial es alcanzable, pero si la sostenibilidad es un factor a tener en cuenta, los números que maneja la CE son muy optimistas, incluso si estamos hablando de un plazo de 30 años. Pero, por supuesto, la Comisión está trabajando muy duro para conseguir ese suministro del mercado de una forma sostenible, y teniendo en cuenta certificados de la procedencia. Pero no me parecen mal esos esfuerzos, y no me parece que sean ridículos. Pero, personalmente, no veo la necesidad, y no creo que ayude, establecer objetivos específicos de biocombustibles. Lo que sí es positivo es contar con objetivos concretos de reducción de gases de efecto invernadero, pero no unas metas que favorezcan o perjudiquen determinadas tecnologías.

PREGUNTA.- Acaba de mencionar la certificación de biocombustibles como método para garantizar una obtención sostenible del producto. ¿Cree que estos mecanismos pueden ser realmente eficientes? En el informe se expone el caso de los mercados madereros, en los que la certificación no ha tenido mucho éxito a la hora de asegurar la obtención respetuosa de la materia prima…

RESPUESTA.- Creo que es extremadamente difícil. Sólo es posible hacer algo así en una base de cooperación multilateral. Se necesita el acuerdo de todos los países, y además debe ser obligatorio. Si va a ser así, entonces hay una posibilidad. Tenemos ese ejemplo con la industria del diamante, en el proceso Kimberley, obligatorio y multilateral. Sigue siendo difícil, sigue habiendo maneras de burlar el sistema, aunque eso da cierto grado de efectividad. Pero si esto se hace de forma unilateral, sin cooperación entre los países, entonces creo que la certificación no conseguirá su objetivo, que es el de asegurar la obtención de producto de forma respetuosa con el entorno medioambiental y social. No estoy diciendo que no deba hacerse, porque desde luego es una forma de promover las buenas prácticas en determinados países y un incentivo para mejorar los procedimientos. Pero no es una garantía absoluta de que todo lo que obtienes se está produciendo de forma sostenible si no se basa en un acuerdo multilateral.

PREGUNTA.- Hablemos, por último, de la situación de los países subdesarrollados. En este informe, se habla de la necesidad de liberalizar el comercio internacional para dar una oportunidad a estos países de que saquen partido de su ventaja en la producción. ¿Qué se puede decir en este aspecto?

RESPUESTA.- Bueno, es un punto sobre el que también llamamos la atención de una forma general. Si los países están realmente interesados -por ejemplo, en la UE- en reducir sus gases de efecto invernadero, o mejorar su seguridad energética, es una buena idea que adquieran biocombustibles, y ahí no veo la razón por la que tienen que tener aranceles a las importaciones, que impidan comprar biocombustibles con un balance global mucho mejor al mismo precio. Desde ese punto de vista, no le veo sentido, pero por supuesto, desde la perspectiva agrícola, sí. La razón principal para la existencia de esos aranceles es el apoyo al sector agrícola nacional, y para asegurar que las áreas rurales no desaparezcan en Europa. Hay otros motivos por los que estos aranceles siguen existiendo. Y se trata de una posición política, supongo.

PREGUNTA.- Supongo que son dos cuestiones incompatibles, la reducción de la dependencia energética y la no imposición de aranceles para evitar la entrada de producto importado…

RESPUESTA.- Yo no lo veo así. No creo que sea negativo depender energéticamente de otros países. Muchos países son importadores de energía, y es bastante positivo diversificar tus fuentes energéticas. Así que, si puedes importar energía de más países y los biocombustibles te permiten hacer esto a una escala significativa, entonces esto puede tener cierto valor.

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