Problemas para un reactor nuclear en construcción en Francia que arrastra varios años de retrasos y sobrecostes
En su informe anual sobre la seguridad de las instalaciones nucleares, la ASN subrayó que la puesta en funcionamiento del EPR de Flamanville que debe explotar EDF, «está condicionada por los resultados de las pruebas y análisis complementarios que se llevarán a cabo en la cuba del reactor en la que se detectó una anomalía a finales de 2014«. Referencia a los test químicos y mecánicos en una tapa de cuba similar a la del EPR realizados por Areva, la empresa que concibió este nuevo tipo de reactor, evidenciaron «la presencia de una zona con una concentración importante de carbono».
La consecuencia es que los valores de resistencia mecánica son «más débiles de lo esperado» para un equipamiento clave en el funcionamiento de una central con una vida esperada de entre 60 y 100 años. El organismo francés informó de esta cuestión a sus homólogos de los países en los que también se están construyendo reactores de tecnología EPR, es decir, China y Finlandia. En el caso de Flamanville, Areva y EDF anunciaron nuevas pruebas, cuyos resultados se esperan para otoño y serán a su vez supervisados por la ASN y por el Instituto de Radioprotección y de Seguridad Nuclear.
La cuba de esta nueva central en la costa de Normandía, que tiene 13 metros de altura con un tape de más de 5 metros de diámetro, fue empotrada en enero de 2014 en el centro del edificio del reactor, que ya está soldado a las tuberías del circuito primario de refrigeración. Eso significa que su sustitución acarrearía un mayor retraso de la entrada en servicio; el arranque inicial, previsto para 2012, ya se pasó a 2017. También supondría mayores costes financieros: se habla de 8.500 millones de euros, frente a los 3.300 millones originales.

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