Portugal, tercer país del mundo en políticas medioambientales a pesar de la recesión

Francisco Ferreira, dirigente de la organización medioambiental portuguesa Quercus, explicó que la «reducción de los combustibles fósiles», tanto por el propio impacto de la crisis como por la inversión en energías limpias, llevaron a Portugal a ocupar el podio mundial medioambiental.

Concretamente, Portugal conquistó la tercera posición del reputado índice «Climate Change Performance« que evaluó el rendimiento de 58 países en el ámbito de la lucha contra las alteraciones climáticas, elaborado por la Red Europea de Acción Climática, que incluye la ONG GermanWatch y la propia Quercus.

Al contrario de Grecia, otro país europeo rescatado que desechó políticas climáticas, Portugal aprovechó la recesión para reducir la dependencia de recursos energéticos y reforzar las medidas ambientales.

«Portugal es un ejemplo de cómo lidiar con la crisis económica (…) reduciendo la dependencia de recursos, aprovechándose de las inversiones hechas por gobiernos anteriores en áreas claves, como las renovables», explicó Ferreira.

La apuesta por las energías verdes fue una de las principales estrategias durante los seis años del Gobierno de José Sócrates (2005 y 2011) para reducir el déficit energético del país a través del plano nacional de embalses y varios concursos de energía eólica.

Entonces, la meta nacional consistía en alcanzar 2020 con cerca del 60% de la producción eléctrica procedente de fuentes renovables.

Hasta septiembre, las renovables ya contribuyeron con el 59% del consumo total de electricidad en Portugal, según datos de la Asociación Portuguesa de Energías Renovables (APREN).

La energía eólica cubrió el 22,2% del consumo total de electricidad en Portugal; la energía de biomasa, el 5,3%; la energía hídrica, el 2,8%; y la energía solar, el 0,98%, según los mismos dados.

«El punto fuerte de Portugal ha sido la contribución de las renovables en la producción de energía eléctrica, mientras que los puntos débiles continúan siendo la reducción del consumo y de la eficiencia energética», destacó Ferreira.

La eficiencia energética mejoró, pero hubo una reducción de consumo por la crisis económica.

Asimismo, los especialistas apostaron por mejorar la eficiencia de energía en los edificios, sobre todo, en los proyectos de rehabilitación urbana.

No obstante, las inversiones en renovables implicaron algunos costes medioambientales que «han comprometido la biodiversidad y la integridad de áreas clasificadas y relevantes para la conservación de la naturaleza», destacó el responsable de Quercus.

Para el especialista, la solución radica en usar espacios ya ocupados y potenciar especialmente la energía solar, pues Portugal disfruta del mayor período de horas de luz de Europa (unas 2.500 horas de media anuales).

Ferreira alertó que los buenos resultados pueden verse amenazados por «la política menos constructiva del actual Gobierno (de signo conservador)» que retiró ayudas a la producción en las renovables como forma de ahorro.

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