¿Por qué TSO? ¿Por qué monopolista? ¿Por qué único?
El incidente del apagón de Barcelona y el recientemente presentado ‘tercer paquete regulatorio europeo’ en materia energética han puesto otra vez sobre la mesa la cuestión del transporte de electricidad y su organización en el marco del sistema eléctrico español. Sirva como otro prolegómeno, relativamente más lejano, aunque no tanto, la introducción en el proceso legislativo que dio lugar a la reforma de la Ley del Sector Eléctrico, de la figura de transportista único. Una cuestión negociada desde el Ministerio de Industria y que pasó sin conocimiento ni concurso por parte de la sociedad ni los reguladores. De hecho, la Comisión Nacional de Energía, expresó públicamente un pronunciamiento, apresurado, ‘in extremis’, que lamentablemente fue publicado en su ‘web’ después de la propia aprobación de la propia Ley.
La actividad del transporte consiste en trasladar la energía eléctrica a través de grandes corredores desde los puntos dónde se genera (centrales eléctricas) a puntos más cercanos al consumo. La red de transporte se conecta a la red de distribución a través de los transformadores. La cuestión estriba en si es posible la existencia de más de un transportista (que debe ser exclusivo en un ámbito geográfico concreto, pero no tiene por que ser único en todo el país). O si la red de transporte tiene que contar con una clasificación meramente técnica (en función de la tensión) o debe atender a su función (esta última clasificación permitiría que determinadas líneas en las grandes ciudades utilizadas en la red de reparto fuesen titularidad de las distribuidoras, que en definitiva son las que se relacionan con esos consumidores, y no Red Eléctrica, que no conoce la figura del cliente). Y, finalmente, la unión de la figura del transportista con la figura del operador de sistema consagra el papel de Red Eléctrica, como TSO (Transmisión System Operador) y cierra el círculo perfecto de la capacidad ‘omnimoda’ de actuación en el sistema eléctrico.
Por otra parte, las empresas distribuidoras han puesto de manifiesto los graves problemas de coordinación en el ámbito de la distribución en las grandes ciudades cuando colisionan las redes de distribución y transporte con Red Eléctrica. Véase el caso del apagón de Barcelona. Muchos expertos reconocen, incluso cercanos a Red Eléctrica, el error de que la compañía presidida por el ex Ministro Luis Atienza, participe en la gestión de la distribución eléctrica en las grandes ciudades, es decir, que debe quedarse su misión a la entrada de los centros urbanos. En el mismo sentido, hay que destacar un conjunto de problemas asociados a las redes de transporte en España: el déficit de inversión en redes de alta tensión (con consecuencias para la alta velocidad y para el suministro en Levante, o para núcleos con alta concentración de centrales generadoras que imponen restricciones muy serias para evacuar la energía procedente de las plantas instaladas).
Pero no solo eso, el transportista único, empresa privada con sueldos y blindajes privados y actuación pública, monopolio en ‘do mayor, impositor de regulación, definidor de costes, “croupier” de esta partida, se ha irrogado capacidades para limitar y obstaculizar el acceso a la red, de determinadas tecnologías. Lo pueden contar perfectamente los operadores eólicos en lo que se refieren a los Planes de Operación. Y, por si fuera poco, actuando como operador de sistema, Red Eléctrica realiza operaciones contra otra empresa privada, en este caso Iberdrola, para intentar achacarle la responsabilidad del déficit tarifario del ejercicio 2006 por su actuación en las casaciones de energía bilateralizadas.
Por todo ello, extremos de comportamientos monopolísticos y de confusión de naturaleza pública y privada, los expertos y la Unión Europea (no sabemos si conocen tanto de nuestra realidad), proponen un modelo en el que el operador de sistema sea independiente del operador de transporte (ISO, Independent System operador), haciendo realidad un modelo plena de separación de actividades, para que cada uno de los agentes, haga lo que debe, de la mejor manera.
Red Eléctrica de España debe dedicarse a las redes, a invertir, a garantizar que cumple con lo que está exigiendo el mercado y el crecimiento de la generación y del consumo. El crecimiento económico, demográfico y social de nuestro país, no puede permitirse comportamientos monopolíticos, ni transportistas únicos, ni TSO, ni definiciones técnicas de las redes, porque no resuelven la realidad.
Si además, se confirman los rumores de que el Gobierno (Ministerio de Industria, Secretaria General de Energía), tiene previsto promover la elevación de su retribución, el mensaje es perfecto.
En tiempos de congelación de tarifas, de reducción de la garantía de potencia, castiguemos a las empresas que han invertido en generación y premiemos a quien no ha invertido en redes de alta tensión al mismo ritmo o han sido declaradas responsables del apagón.
Desde el punto de vista metodológico, la conclusión está clara y confirma todas las teorías económicas sobre el equilibrio en mercados monopolísticos. Siempre sale más caro. Y también las teorías de la burocracia y de la elección colectiva. Siempre sale más caro y son expansionistas en su propio interés.



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