Ocho grandes compañías eléctricas europeas aseguran que viven una «tormenta perfecta» y piden a la UE un impulso a las inversiones para mejorar la seguridad de suministro

Según las empresas, entre las que también figuran ENI, Gasterra, GDF-Suez y RWE, las ocho eléctricas se reunieron en Bruselas en vísperas de la reunión del Consejo Europeo sobre energía y lucha contra el fraude fiscal.

Las ocho empresas firmaron una declaración conjunta en la que se pone de manifiesto la importancia de los desafíos del sector y se proponen acciones adecuadas para revitalizar la política energética europea. A su juicio, «aun hay tiempo de reenfocar la política energética» de la Unión Europea para «garantizar a los ciudadanos europeos precios de energía competitivos y seguridad de suministro».

De esta forma, sus dirigentes llamaron la atención acerca de la «urgente necesidad de remediar la peligrosa situación a la que se enfrenta el sector eléctrico». Entre los firmantes figuran el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, y los consejeros delegados de Gas Natural Fenosa y Enel, Rafael Villaseca y Fulvio Conti, respectivamente.

También participaron en la declaración Gertjan Lankhorst (Gasterra), Gérard Mestrallet (GDF Suez), Paolo Scaroni (Enel), Peter Terium (RWE) y Johannes Teyssen (E.ON).

Para las empresas, la actual «falta de visibilidad y certidumbre regulatorias» provocará «una paralización de las inversiones que repercutirá negativamente en la seguridad de suministro, el empleo y la reactivación de la economía europea».

Los firmantes consideraron que «mantener el statu quo no es una opción» y expresaron su compromiso con la aspiración europea de una política energética marcada por los principios de competitividad, seguridad de suministro y desarrollo sostenible, al tiempo que suscribieron la necesidad de liberalizar los mercados de energía.

Las empresas europeas del sector energético, señalaron, están experimentando una «tormenta perfecta» que está «poniendo en peligro la seguridad de suministro, la transición a una economía con bajas emisiones de carbono y su capacidad para atraer capital».

Ante este escenario, propusieron medidas que incluyen una mejora en el diseño del mercado en la que se incluya una estrategia europea común sobre mecanismos de capacidad en la que «los activos que contribuyen a la seguridad de suministro, en beneficio de los clientes europeos, sean digna y justamente retribuidos».

También abogaron por un mercado europeo de derechos de carbono capaz de apoyar tecnologías respetuosas con el clima y que ofrezca una perspectiva fiable mediante la fijación de objetivos de emisiones ambiciosos pero a la vez realistas y estables más allá de 2020.

También pidieron «un enfoque más sostenible de los mecanismos de apoyo a las renovables que reduzca los costes para los ciudadanos y favorezca la convergencia entre los estados miembros».

Por último, reclamaron un fortalecimiento del marco regulatorio para reactivar las inversiones en tecnologías «con futuro», como el almacenamiento de energía, las nuevas renovables, el gas no convencional, la captura y almacenamiento de CO2 y las redes y contadores inteligentes.

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