Nocturno político: entrevista a Soria en «La noche en 24 horas»

Anoche, José Manuel Soria acudió al programa La noche en 24 horas de TVE, en calidad de ministro de Industria, Energía y Turismo, para ser entrevistado por su conductor, el periodista Xabier Fortes, y por los contertulios del programa nocturno del canal informativo de nuestra televisión pública. La entrevista evidenció una forma de comunicación política cuyos elementos son de alto voltaje: politización politizada del encuentro informativo, corrección política (ni una mala palabra, ni una buena acción, ni una concreción), obsesión por la colocación de los «claims» y de titulares, negación de la realidad, simplificación nihilista del mensaje, ausencia de debate, mirada al frente fija, sin pestañear, mesianismo en las soluciones basadas en un modelo «ciego» de fe en el Gobierno (más que confianza), en que éste es un Ejecutivo que hace lo que debe hacer. El «storytelling» marianista se muestra en todas sus dimensiones ante su paroxismo.

Si pasamos al desarrollo de la entrevista, uno de los temas que más ocupó en la misma fueron los procesos estatalizadores sufridos por nuestras multinacionales del sector energético. Así, en lo que se refiere al asunto de las nacionalizaciones en Bolivia y Argentina de las filiales de REE y Repsol, respectivamente, el ministro trató de imprimir con un aire de suficiencia y seguridad en su tono de voz, mayor firmeza que las medidas que ha podido presentar el Gobierno en su ejecutoria. Además, trató, esforzadamente, de diferenciar los dos procesos, sobre la base de sus aspectos formales, seguramente con poco éxito, dado lo preciso del asunto, ya que los dos países están dispuestos a minimizar el justiprecio a pagar por lo expropiado y que, en realidad, la cosa no es tan clara como distinguir carne de pescado.

En lo tocante al déficit tarifario, la respuesta de Soria no pasó de la banalidad y de los lugares comunes. Algo más o menos tolerable hace unos meses, pero que hoy parece increíble, o incluso, preocupante: 24.000 millones de euros es mucho (lo cual es cierto). Hay que resolverlo y puede ser un problema financiero (lo cual también es cierto). Hay que apostar por todas las tecnologías con un mix de generación de equilibrio (lo que parece ‘cool’). Los consumidores deben saber lo que cuesta encender el interruptor (también sería deseable o hubiera sido) en función de las decisiones anteriores, incluyendo de rondón un cierto flirteo con el modelo de costes y precios retroprogresivo en medio del silbo canario que envuelve su prosodia. Y, todos los sectores, incluido el de la minería de carbón nacional, participarán del ajuste y esfuerzo que hace la economía, según el ministro. Además, la minería y la generación de electricidad mediante la quema de carbón autóctono tienen futuro (este año) y, como todo el mundo sabe, en 2018 este sistema de ayudas se acabará fruto del proceso acordado en el seno de la Unión Europea.

Respecto a Canarias, con la presencia, además, del periodista de El País Juan Cruz, el ministro evidenció conocer la existencia del mecanismo compensatorio de los costes extrapeninsulares en el transporte, incluso afirmó la existencia de picaresca por parte de empresas que cobraban a costa del Estado todos los billetes en business o de residentes que no lo son. Ese es uno de los lugares comunes del ejecutivo a la hora de «hablar de los problemas»: la existencia de «gorrones» o de fraudes, indudablemente perseguibles, sin dimensionar el alcance y la participación de los mismos en la resolución del problema. Pero, en todo caso, el ministro calló silentemente respecto a cómo se reintrodujo en la tarifa eléctrica el coste de los sistemas extrapeninsulares, realimentando el déficit tarifario y quebrando el principio financiero anterior. El modelo de financiación de los costes extrapeninsulares vigente fue derogado a través del Real Decreto Ley 1/2012, confirmado con los Presupuestos Generales del Estado 2012.

Por su parte, el periodista de La Vanguardia, José María Brunet, apuntó la necesidad de incluir en ese difuso terreno del consenso político, tan proclive a la presentación de pactos a la búlgara (recuérdese la foto entre Miguel Sebastián y Cristóbal Montoro), la existencia de un acuerdo para el sector energético entre las fuerzas políticas. Una cuestión que parte del hecho aconsejable de que todo lo que es polémico se debe pactar, de que el pacto y el consenso es bueno per sé, sobre todo en los tiempos de la corrección política.

El resto de la entrevista al ministro fue un cruce entre el argumentario oficial del Gobierno, combinado con un ejercicio rocoso y voluntarista de defensa de la actuación del Ejecutivo en el plano macroeconómico, político y nacional, con licencia abierta para la incursión selectiva en distintos aspectos de la cosa pública: desde infraestucturas, sistema bancario, fomento, autopistas, impuestos indirectos…, todo ello espolvoreado siempre de adjetivos y afirmaciones supuestamente tranquilizadores.

Coda. La entrevista de anoche se produce cuando, semana a semana, se «conocen» filtraciones y globos sonda respecto a la posibilidad de que el Ejecutivo promulgue un nuevo Real Decreto Ley para reducir el coste del suministro eléctrico (alrededor de 3.000 millones de euros, es lo último que publica el digital que dirige Jesús Cacho, Vozpópuli), así como la posibilidad tampoco descartada de que se proponga una reforma legal de mayor alcance por trámite de Proyecto de Ley para aumentar el contenido político de la misma. Rumores cuya sustanciación en lo público y en lo publicado se basan en vaguedades ambiguas (de eso que en nuestro país se le llama información) y que apuntan a la imposición de tasas a la generación de energía o la revisión de los costes regulados, sin mucha más explicación o refinamiento económico o jurídico. Dichos rumores sitúan el momento temporal en junio o mañana, según fuentes.

En el fondo, en este modelo de entrevista chocan dos visiones: la de la política politizada frente a una gestora que conoce los mecanismos económicos, de mercado y explica los problemas y las soluciones a la sociedad. Son visiones opuestas, contrapuestas y son como el día y la noche.

La primera considera que, por el hecho de decir algo, ese algo se materializa y existe, y si se dice con mucha seguridad, mucho más. Es la teoría de la confianza que tanto daño ha hecho y hará al Partido Popular en esta etapa. Y, la segunda visión, se basa en una comunicación clara, transparente, gestora, explicativa, sin veleidades manipuladoras, con menos «claims» y menos técnica de comunicación política, con modelo y conocimiento de los problemas, sentido de la gravedad de los mismos y debate y rigor en su afrontamiento. El problema estriba en considerar que eso entorpece la carrera política hacia la presidencia del archipiélago.

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