Narbona considera «muy discutible» que la Comisión Europea asocie la fractura hidráulica a la reducción de gases de efecto invernadero
«Esa es una de las críticas que existen por la experiencia de Estados Unidos», comentó Narbona, que a este respecto advirtió de que el fracking «puede producir emisiones de metano muy altas». Por lo tanto, afirmó que la Comisión Europea incluye este método para cumplir los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y mayor eficiencia energética de cara al año 2030 «con no mucho principio de precaución».
Durante su intervención en el encuentro «Quo Vadis Europa? II«, que se celebra esta semana en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), Narbona también comentó que «incluso hay una línea de subvención prevista para la actividad del fracking en aquellos países que quieran hacerlo», aunque recordó, por ejemplo, que Francia o Bulgaria «lo han prohibido». A lo que se une la oposición de regiones españolas como Cantabria.
Igualmente, comentó el énfasis de la Comisión Europea en sus últimos informes sobre eficiencia energética y el cambio climático «en el impacto sobre Europa» del fracking, haciéndose una lectura «matizada» de los efectos sobre la competitividad que está teniendo la producción de gas no convencional en EEUU, que se está convirtiendo «en un país autosuficiente» con respecto a la producción de gas.
«La Comisión Europea, en su informe, entiende que la incidencia en la competencia solamente se produce en algunos sectores muy intensivos en el consumo de gas, pero que es incierto cuál va a ser el futuro porque dependerá mucho de los precios de la energía en el mercado internacional y de los costes que pueden ir aflorando en EEUU en la utilización de la fracturación hidráulica», manifestó.
Asimismo, incidió en que la Unión Europea pretende con estos informes, «fundamentalmente, reforzar la seguridad jurídica, es decir, que los marcos que establezcan los planes nacionales permitan a los inversores llevar a cabo su compromiso con la seguridad de obtener la rentabilidad que se le otorga»; que los sistemas nacionales «sean coherentes» con las orientaciones europeas; o que se mejore la competencia en el mercado de la energía.
«Es decir, que se permita la entrada y el desarrollo de nuevos actores. Y que se permita a los consumidores elegir de verdad entre las empresas proveedoras y producir su propia energía. Es verdad que a eso le dedica tres líneas, pero como principio está ahí el apoyo a lo que llamamos autoconsumo, autoproducción o descentralización», relató.
EUROPA TIENE UNA «DEBILIDAD TREMENDA» PARA QUE SE CUMPLA KYOTO
En esta charla, Narbona también recordó que para el año 2020, como parte de la Estrategia 20/20/20, se prevé que la Unión Europea haya reducido sus emisiones un 24% con respecto a 1990, es decir, por encima de los objetivos de esta estrategia; que el uso de las renovables alcance un 21% y que también se logre un mayor incremento porcentual en términos de eficiencia energética, aunque en este aspecto «hay bastantes más dudas».
Asimismo, explicó que de cara al año 2030 se planteó una reducción de un 40% de las emisiones, un peso de las renovables de un 27% del consumo de energía y ganar otro 30% más de eficiencia energética. Aunque advirtió de que hacen falta «políticas adicionales» porque «no basta con lo que tenemos».
De esta forma, indicó que lo que pretende la Unión Europea con este panorama es «que haya compromisos a nivel internacional» en relación con el cumplimiento del Protocolo de Kyoto para la Cumbre del Clima de París (COP21) en 2015. Pero advirtió de que la Unión Europea tiene «una tremenda debilidad», y es que «sólo produce un 11% de las emisiones de CO2» a nivel mundial y su poder «es menguante», por ejemplo, con respecto a China (29% de emisiones), a lo que suma que Europa ha «deslocalizado» su producción.
ACUERDOS ENTRE CHINA Y EE.UU. EN PARÍS 2015
Con respecto a China, mencionó que tiene un «gravísimo problema» de contaminación por carbón porque «cada año mueren un millón de personas por la mala calidad del aire en las ciudades», pero añadió «las contradicciones» del país asiático, que «va a seguir utilizando el carbón», mientras intenta implantar tecnologías de «secuestro y almacenamiento de CO2» o fomenta la energía nuclear.
«De cara a la cumbre de París, es muy importante que el principal emisor del mundo (China) llegue habiendo proclamado su voluntad de limitar sus emisiones de CO2 porque hasta hace muy poco EEUU (cuya tasa de emisiones es de un 16%), decía que hasta que no se comprometiera China, no se iban a comprometer», comentó, por lo que considera que es «clave» que estos dos países lleguen a acuerdos para reducir sus emisiones.
«Los acuerdos internacionales, si llegan a producirse, tendrán que dar una señal clara de equidad social. De alguna manera, hay que ir convergiendo hacia un nivel de emisiones per cápita más parecido entre todos los países del mundo, hacia un techo máximo«, comentó, por lo que pide corregir la desigualdad de las emisiones entre los países avanzados y, por otro lado, los africanos, que son «lo más perjudicados» por las consecuencias del cambio climático cuando son los que menos emiten.



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