Muchas empresas europeas compran aceite de palma de origen no sostenible

Un nuevo informe divulgado por el grupo conservacionista afirma que únicamente diez de las 59 compañías europeas analizadas adquieren el combustible de manera «limpia» y entre ellas se encuentran Cadbury y Unilever.

«Ha llegado el momento de transformar los compromisos en hechos y transformar el mercado del aceite de palma», indicó en un comunicado el responsable de bosques de WWF, Rod Taylor.

Con unos tres millones de toneladas anuales, la Unión Europea es el mayor mercado mundial del biocombustible, que ya se emplea en uno de cada diez productos a la venta en los supermercados de Occidente, desde patatas fritas, chocolate y mayonesa a champús y pintalabios, y también en el sector metalúrgico, tratamiento de pieles y piensos animales.

Algunas compañías europeas afirman ser conscientes del peligro de la deforestación, pero se quejan de que perderán muchos clientes si elevan los precios de sus bienes.

Por su parte, esta reticencia es vista como una barrera no arancelaria al aceite de palma «sostenible» pero más caro de países como Malasia.

La fiebre del aceite de palma, el cultivo «milagro» que prometía combustibles ecológicos y desarrollo económico en los países emergentes, va camino de convertirse en la principal causa de la deforestación en vastas zonas del Sudeste Asiático.

Por toda la región, las plantaciones se extienden de manera imparable ante la impotencia de los grupos ecologistas, que exigen imponer una moratoria a nuevos cultivos para frenar la desaparición de las selvas y la fauna que los habita.

La situación ha llevado al Banco Mundial a dejar de financiar al sector debido a sus malas prácticas medioambientales y sociales y a su relación con varios casos de corrupción.

Por su parte, los representantes del sector reconocen la amenaza al ecosistema, pero priman los beneficios económicos.

La Mesa Redonda para el Aceite de Palma Sostenible, que se reunirá la próxima semana en Malasia y que aglutina a 420 productores, inversores, manufactureras y distribuidores, es la única organización que, por ahora, ha establecido unos criterios para elaborar el aceite de palma .

Sin embargo, la asociación estima que sólo el cinco por ciento de la producción total cumple esos parámetros voluntarios.

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