Los empresarios de gasolineras responsabilizan de la subida de precios a la escasa competencia

En declaraciones a RNE, Nácher reconoció su «preocupación» por el «cierre del mercado» español, en el que hace una década operaban decenas de compañías y, en la actualidad, «prácticamente son cuatro», y citó a Repsol, Cepsa, BP y Galp. «Esto nunca es bueno, porque el mercado se cierra y los precios se hacen más monolíticos», según dijo.

Junto a este fenómeno, el incremento en los combustibles que siempre parece acompañar a las vacaciones, particularmente las de verano, se deriva, según Nácher, de «la ley de la oferta y la demanda», ya que España produce más gasolina de la que consume y ese excedente «se envía a Estados Unidos, donde en esta época del año se consume más y, por tanto, el precio aquí sube».

Además, matizó que mientras la gasolina subió, el precio del diésel se relajó porque durante los meses estivales la actividad del transporte cae y también la demanda de este producto. «Y también hay que recordar que en abril la gasolina estuvo mucho más cara», recordó.

En cualquier caso, «las familias asignan un capital a la gasolina y, valga lo que valga, eso es lo que ponen y, cuando se acaba, se ha acabado». «Lo que hace unos años era un chiste ahora es verdad: ‘Me han dicho que ha subido la gasolina’ ‘Me da igual, yo siempre pongo 20 euros'», bromeó Nácher, asegurando que aunque en vacaciones se vende más, este año el volumen de negocio es inferior al del año pasado y «mucho menor» que el de 2010.

A renglón seguido, el asesor de CEEES aclaró que las gasolineras «no son un chollo», sino «un negocio como otro cualquiera». «Hay que desmitificar esa idea: una gasolinera es un negocio como otro. De hecho, en los últimos años se han cerrado bastantes. Tenemos en el recuerdo la imagen del monopolio, de cuando era un negocio protegido y seguro. Pero desde que acabó el monopolio en 1994 esto hay que pelearlo día a día», insistió.

Asimismo, apuntó que los empresarios de las gasolineras no son los que fijan los precios del combustible, que «vienen dados por las compañías petrolíferas» y que la percepción general de que las estaciones de servicio son «sitios caros» se deriva de que «todos los productos de primera necesidad parecen caros».

El precio del litro de gasolina repuntó en la primera semana de agosto un 0,77%, hasta superar los 1,44 euros, alcanzando su nivel más alto desde finales de abril, según datos del Boletín Petrolero. Por su parte, el precio del litro de gasóleo sí que encadenó su segunda semana a la baja, tras caer un 0,94%, y se situó en 1,361 euros.

El precio del litro de gasolina se encareció en lo que va de año un 11,1%, mientras que el de gasóleo es un 5,9% más caro que en enero. En términos interanuales, el combustible es un 6,3% más caro.

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