Los accionistas de Repsol dan luz verde al pacto por YPF con Argentina
El máximo dirigente de Repsol, Antonio Brufau, defendió el acuerdo alcanzado con Argentina para indemnizar la expropiación de YPF, señalando que es “equilibrado” para ambas partes y elimina la “incertidumbre” que conllevaría un largo proceso en los tribunales internacionales, cercano a la década. De este modo, Repsol recibirá 5.000 millones de dólares como compensación por la expropiación del 51% del capital social de YPF y las garantías para su pago efectivo, así como el desistimiento recíproco de las acciones judiciales y arbitrales interpuestas y la renuncia a nuevas reclamaciones.
Además, al percibir esta cantidad mediante bonos de deuda pública, Brufau explicó a los accionistas que simplemente por tenerlos en cartera, la cuenta de resultados de la compañía se incrementaría en 400-500 millones de dólares al año por intereses aunque anunció que se pretende monetizarlos en el “corto o medio plazo”.
El acuerdo estipula que Argentina entregará a Repsol títulos de su deuda pública en dólares a través de una cartera fija, por un valor nominal de 5.000 millones de dólares más 500 millones de dólares adicionales en intereses capitalizados, y de una cartera complementaria, por un importe nominal máximo de 1.000 millones de dólares. La entrega de esta cartera complementaria se ajustará de manera que el valor de mercado de todos los bonos entregados a Repsol ascienda, al menos, a 4.670 millones de dólares, con un máximo de 6.000 millones de dólares de valor nominal.
La finalidad es que, descontados los gastos derivados de su gestión así como los intereses que por estos bonos Repsol pueda percibir, la cantidad que reciba como compensación sea de 5.000 millones de dólares. Además, Brufau señaló que Repsol es «libre» para vender cuando desee el 12% del capital social que mantiene en YPF, valorado en 1.400 millones de dólares, lo que otorga a la compañía, según Brufau un nivel de solvencia “muy fuerte” que permite acometer un crecimiento “orgánico e inorgánico” en el futuro con esos 6.000 millones de dólares aproximadamente con los que se saldará el caso YPF.
Antonio Brufau señaló que el acuerdo se alcanzó después de una labor “muy dura y difícil” en la que han desarrollado una estrategia jurídica “feroz” para que Repsol “recupere lo que es suyo” y Argentina “no pudiera escaparse sin pena”. Pendiente ahora de la aprobación del acuerdo por la Cámara de Diputados de Argentina el próximo 23 de abril, Brufau quiso desear “honestamente” lo mejor a Argentina, y espera que “ahora que se le abre la puerta para encontrar inversores internacionales, consiga incrementar su producción de hidrocarburos”.
Finalmente, Brufau recordó que cumplió su promesa de que ningún acuerdo se haría sin la aprobación de los accionistas. También destacó la buena recepción que el acuerdo había tenido entre los analistas, momento en el que quiso resaltar la valoración de Société Générale al respecto: “Libres al fin”.
“Una china en el zapato”
Los accionistas también votaron a favor de la modificación de los estatutos sociales y del reglamento de la junta, con la inclusión de medidas que exigen una mayoría reforzada en las juntas de accionistas, del 75%, con el objetivo de reforzar las mayorías de votos en decisiones clave que persiguen proteger el desarrollo integrado de los negocios de la compañía (upstream y downstream) o pretendan un traslado al extranjero del domicilio social de la compañía. Según explicó el presidente de Repsol, teniendo en cuenta que la asistencia a las juntas se sitúa en una representación del 65% del capital social, este cambio estatutario exigiría para tomar estas decisiones el voto de conformidad de al menos la mitad del capital social de Repsol.
Antonio Brufau rechazó hablar de un “blindaje” de la compañía y aseguró que la modificación estatutaria finalmente aprobada va dirigida a favorecer «la estabilidad institucional, los grandes consensos y proteger a las minorías«; pero sí que recordó que “no hace mucho tiempo” Repsol sufrió otras operaciones de toma de control por parte de «una compañía rusa» (Lukoil) o el impulsado por el ex presidente de Sacyr, Luis del Rivero. “El riesgo está ahí”, apunto el máximo responsable de Repsol, que también advirtió que «quien quiera tener una parte del negocio tendrá que hacer una OPA«.
Por su parte, Pemex, que ya rechazó la propuesta cuando el consejo de administración aprobó en su día plantearla a la Junta, según las palabras de su representante Julio Francisco Poulat, reiteró su negativa a este aprobación ya que “encorsetaría” la gestión de la compañía con una “minoría de bloqueo”, pese a asegurar que «no tiene intención de secundar o promover ninguna separación» de los negocios de upstream y downstream del grupo petrolero español. La respuesta que obtuvo de Brufau es que únicamente va a encorsetar “a aquel que no está en Repsol”.
Ante las diversas manifestaciones de accionistas que, haciendo uso del turno de palabra, dejaron patente sus discrepancias respecto a los planteamientos y manifestaciones de los representantes de Pemex en la petrolera española, Brufau se mostró reacio a hablar de la cuestión e incluso solicitó a los accionistas que no incidieran más en sus críticas hacia Pemex con la voluntad de “mirar al futuro”. Pero no negó los problemas internos ni lo que como un accionista llamó, “una china en un zapato”. «Es verdad que es una china, y una china en el zapato se saca sacándose el zapato», sentenció Brufau.
“Punto de inflexión” en España
El presidente de Repsol valoró positivamente la evolución de la economía española y marcó el tercer trimestre de 2013 como un “punto de inflexión” desde el que ha arrancado una tendencia “muy positiva” que lleva a que 2014 haya un crecimiento del 1,2%. Considera Brufau por tanto que la recuperación es “un hecho” si bien remarcó que todavía quedan retos «importantes» por conseguir.
En este sentido, animó al Gobierno a seguir la senda reformista que, a juicio del máximo dirigente de Repsol, “ya está ofreciendo resultados, especialmente ganando en competitividad con el esfuerzo de empresas y ciudadanos y posibilitando que retorne la confianza de los inversores,” mientras manifestó su deseo de que se refuerce la tendencia de reducción del desempleo.
Caída del 6% en 2013
La junta general de accionistas también aprobó los resultados del pasado ejercicio, en el que la compañía alcanzó un beneficio neto recurrente de 1.823 millones de euros, con una caída del 6% respecto a sus resultados en 2012, es decir, 131 millones. Entre las causas de esta pérdida de beneficio, Brufau señaló que las tensiones geopolíticas en Libia provocaron que se tuviera que dejar de producir durante 100 días del año pasado. Además, señaló que la compañía redujo su margen de beneficio en el negocio de refino y que Repsol se vio además perjudicado por la devaluación del dólar, de forma que la compañía se vio “castigada” por valor de 70 millones de dólares.
Durante el pasado ejercicio, Repsol continuó aumentando su producción de hidrocarburos en un 4%, que hubiera sido del 8% de no haber mediado los problemas mencionados en Libia, gracias a la puesta en marcha de tres nuevos proyectos “clave” en Brasil, Rusia y Bolivia. Además, Repsol consiguió en 2013 un nuevo récord en su tasa de reemplazo de reservas, un 275%, según la compañía la más alta del sector a nivel mundial, y que implica que, por cada barril de petróleo producido, la compañía ha incorporado 2,75% en sus reservas.
En su presentación a los accionistas, Brufau destacó diversos hechos que han caracterizado el ejercicio 2013 en el que Repsol reforzó su presencia internacional en países OCDE con diversas adquisiciones de activos de exploración principalmente en Estados Unidos y Noruega. Además, la compañía realizó 9 importantes descubrimientos, obteniendo una tasa de éxito exploratorio del 36% superior a lo que la propia compañía se había marcado en su Plan Estratégico 2012-2016, un 25%.
El presidente de Repsol también destacó del ejercicio 2013 la posición de liderazgo en Europa en el margen integrado del refino así como la venta de activos de GNL (gas natural licuado) a Shell que se completó el pasado mes de enero y, previamente, la venta a BP de la participación de Repsol en Bahía Bizkaia Electricidad. Estas operaciones han supuesto unos ingresos del orden de 4.300 millones de dólares, la liberación de compromisos financieros y deuda no consolidada y una reducción en la deuda neta de la compañía de 3.300 millones de dólares. Con estas operaciones la compañía ha superado el compromiso de desinversiones contemplado en su Plan Estratégico para el período 2012-2016.
De cara al ejercicio actual, Brufau destacó que la inversión total de la compañía en 2014 superará los 3.600 millones de euros, destinados fundamentalmente a exploración y producción (Upstream). Las previsiones de Repsol son realizar 31 sondeos exploratorios y continuará aumentando la producción al ritmo del 7% anual de media, gracias a la puesta en marcha de sus proyectos Kinteroni (Perú) y Perla (Venezuela) y al aumento de las cifras de sus activos productivos en Rusia, Brasil, EE.UU. y Bolivia.
Retribución “competitiva” al accionista
El presidente de Repsol explicó a los accionistas que se continuará con la política retributiva del scrip dividend por un valor aproximado de un euro por acción. Teniendo en cuenta el dividendo abonado en 2013 y la evolución de la acción en bolsa, Brufau valoró positivamente que el retorno a los accionistas de la compañía se encuentra “muy por encima” de los competidores de Repsol. En concreto, según datos ofrecidos por la compañía, el retorno total para el accionista de Repsol aumentó un 26%, frente a un 15% de media en el sector.
Como complemento a la retribución de los accionistas, la Junta aprobó una reducción del capital social de la compañía, mediante la adquisición de acciones propias representativas de un máximo del 2,05% del capital, para su amortización, a través de un programa de recompra.



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