La Unión Europea y Australia pactan interconectar sus sistemas de comercio de emisiones de CO2
La interconexión permitirá básicamente adquirir unidades de carbono en el otro sistema y se traducirá en una reducción del coste de reducir la contaminación provocada por las emisiones, mejorará «la liquidez» en el mercado de emisiones, además de contribuir a apoyar la cooperación internacional en la lucha contra el cambio climático, según informó la Comisión Europea.
El acuerdo fue anunciado por el ministro de Cambio Climático y Eficiencia Energética australiano, Greg Combet, y la comisaria europea de Acción Climática, Connie Hedegaard, aprovechando su visita al país.
El Gobierno australiano se comprometió a abrir negociaciones para lograr interconectar de forma plena ambos sistemas con el Ejecutivo comunitario, que espera a su vez que los Veintisiete aprueben el mandato de negociación necesario en «los próximos meses».
Ambas partes acordaron reconocer mutuamente la venta de sus respectivas unidades de emisiones de carbono y que la interconexión plena se logre como muy tarde el 1 de julio de 2018.
El Gobierno de Camberra se comprometió además a introducir modificaciones para no ejecutar el precio base de las unidades y a aplicar un nuevo límite para utilizar permisos de emisión elegibles para computar como reducción de emisiones atribuidas a los compromisos derivados de Kioto. Las empresas australianas podrán seguir cubriendo hasta el 50% de sus compromisos de reducción de emisiones a través de la compra de unidades internacionales y sólo el 12,5% a través de unidades atribuidas a Kioto.
Hasta que ambas partes promuevan la interconexión plena de sus sistemas, las empresas australianas podrán utilizar los permisos de la Unión Europea para ayudar a cumplir sus compromisos adquiridos en el país de acuerdo con el sistema de comercio de emisiones australiano desde el 1 de julio de 2015.
El ministro australiano confirmó que «desde hoy» las empresas australianas podrán comprar permisos de emisión en el sistema europeo para cumplir sus compromisos nacionales de reducción de emisiones. «Estos acuerdos ofrecen a las empresas australianas un acceso a un gran mercado para reducir emisiones de forma eficaz desde el punto de vista del coste y ofrecer a los participantes del mercado europeo que refuercen sus oportunidades de negocio», agregó Combet.
Además, ambas partes acordaron trabajar para llegar a un acuerdo para registrar los intercambios durante la fase inicial de la interconexión a mediados de 2013.
Hedegaard subrayó que el proyecto supondrá «la primera interconexión plena de sistemas de comercio de emisiones internacional» y constituirá «un logro significativo tanto para Europa como para Australia». «Constituye además una prueba de la cooperación internacional fuerte en materia de cambio climático y contribuirá a un mayor dinamismo para establecer un mercado internacional de carbono sólido«, agregó.
El ministro australiano explicó por su parte que la interconexión de ambos sistemas «reafirma que los mercados de carbono son un vehículo clave para atajar el cambio climático y la manera más eficaz para lograr la reducción de emisiones».



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