La Unión Europea decide aplazar su resolución de penalizar el petróleo extraído de las arenas bituminosas
Las negociaciones a nivel técnico en Bruselas no lograron un consenso suficiente para dar luz verde a la propuesta de la Comisión Europea, que planteó revisar la directiva de calidad de los combustibles para establecer un valor medioambiental en función de lo que contamina cada uno.
El comité de gestión competente, formado por expertos de los Estados miembros, ofreció una «no opinión» sobre la propuesta, lo que quiere decir que «no se ha logrado una mayoría cualificada ni a favor ni en contra», explicó el portavoz comunitario de Cambio Climático, Isaac Valero.
Esto supone que la discusión será elevada al Consejo para que las negociaciones continúen a nivel «político», con lo que pasa a manos de los ministros de Medio Ambiente de la Unión Europea. «Lo vemos como un paso necesario en el proceso y ahora el debate avanzará a nivel político. Es una cuestión política y el Consejo es el lugar en donde debe producirse el debate», resumió Valero.
La Comisión Europea pretende que los combustibles provenientes de estas arenas sean calificados como más contaminantes con respecto a otro tipo de combustibles fósiles, debido a que su extracción causa un gran impacto medioambiental al ser necesario excavar grandes extensiones de tierra para conseguir suficiente petróleo.
El sistema de calificación, ya aplicado en el caso de los biocombustibles, establece un valor para cada combustible en función de los gases de efecto invernadero que produce su uso, de modo que el petróleo procedente de arenas bituminosas se «encarece» frente al crudo convencional.
Esta medida permitiría un paso posterior para bloquear la entrada al mercado comunitario de este tipo de arenas porque se les asignaría un valor por defecto de gas de efecto invernadero de 107 gramos de carbono, lo que supone un impacto ambiental mayor que el crudo convencional, con 87,5 gramos.
La iniciativa provocó la alarma de Canadá, país que hizo una apuesta en firme por las arenas bituminosas ya que dispone de importantes cantidades de este recurso, lo que le llevó a ejercer una gran presión sobre Bruselas para evitar que éstas salgan perjudicadas por la revisión legislativa.
La cuestión es tan delicada que se yergue como uno de los mayores obstáculos que impiden a la Unión Europea y Canadá finalizar las negociaciones iniciadas en 2009 para firmar un acuerdo bilateral de libre comercio, que en principio se esperaba para finales del año pasado.
Aunque Valero, evitó calificar los «continuos contactos» entre Bruselas y Toronto sobre las arenas bituminosas como presiones, la comisaria europea de Acción por el Clima, Connie Hedegaard sí reconoció el cabildeo canadiense ante la Unión Europea.
«Con todo el ‘lobby’ que se ha hecho en contra de la propuesta de la Comisión Europea, temía que los expertos de los Estados miembros rechazaran la iniciativa en la reunión de hoy, me alegro de que no haya sido el caso», señaló Hedegaard.
La comisaria defendió que la propuesta europea está basada en parámetros científicos y no es discriminatoria, mientras que Valero recalcó que ésta no supondrá ninguna prohibición sobre la importación de estos productos.
Organizaciones ecologistas, con el apoyo de varios Premios Nobel, reclamaron a la Unión Europea que vete las arenas de alquitrán y acusaron a Canadá y a otras petroleras de presionar a los Estados miembros para que rechacen la propuesta de Bruselas.
La decisión final está prevista para el próximo junio, tras las discusiones políticas que se llevarán a cabo en el seno del Consejo de la Unión Europea.
«Espero que los gobiernos se den cuenta de que los combustibles no convencionales (como las arenas bituminosas) tienen que responder por las emisiones considerablemente más altas que producen«, defendió Hedegaard.
Coalición Clima denuncia que España apoyó en Bruselas las arenas bituminosas
Por su parte, Coalición Clima denunció que la reunión de los representantes de la Unión Europea para decidir un bloqueo definitivo a la entrada de las arenas bituminosas al mercado europeo acabó en «punto muerto» a causa del voto en contra de países como España.
«Las arenas bituminosas emiten un 23% más de CO2 que el crudo, y el Gobierno español apostó por boicotear la aprobación de la aplicación de la directiva europea, capaz de impedir su entrada en los depósitos de los coches europeos», subrayó Coalición Clima.
La organización denunció que la posición del Gobierno español a favor de los combustibles más contaminantes es inaceptable. «Las compañías petroleras y el ‘lobby’ del refino parecen haber conseguido que los políticos españoles antepongan los intereses de la industria a los de la salud pública y la lucha contra el cambio climático», aseguró.
Tras señalar que es evidente que las arenas bituminosas son una de las peores materias primas para combustibles, Coalición Clima pidió al ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, que en la próxima votación en junio se enfrente a los intereses de las petroleras y apoye prohibirlas en Europa.
Greenpeace denuncia el «punto muerto» de las negociaciones
Greenpeace y Amigos de la Tierra expresaron su preocupación por el «punto muerto» al que llegaron las negociaciones. No obstante, confiaron que avancen cuándo los ministros europeos de Medio Ambiente traten la cuestión «en junio», pese a la «ofensiva furiosa» del Gobierno canadiense.
«Ahora que los ministros de Medio Ambiente tendrán que rendir cuentas públicamente veremos quién mueve los hilos en Europa. Las pruebas son claras: las arenas de alquitrán son el combustible más sucio del mundo. La decisión está aún más clara: los ministros deben permanecer firmes ante la industria y prohibirlas en Europa«, explicó la responsable para Transporte en la Unión Europea de Greenpeace, Franziska Achterberg.
La directiva sobre calidad de combustibles se adoptó en 2008 con el fin de reducir entre 2010 y 2020 un 6% la intensidad de emisiones de dióxido de carbono (CO2) de los combustibles usados en el sector europeo del transporte por carretera. La propuesta que defiende la Comisión se refiere a la aplicación de la norma europea y establece cómo los proveedores deben calcular e informar sobre la intensidad de emisiones de carbono de los combustibles fósiles, así como de la electricidad que proporcionan.
La extracción del crudo implica el dragado de gigantescas extensiones de terreno (se necesitan dos toneladas de tierra por cada barril de petróleo producido) y el uso de enormes cantidades de agua y energía para separar la arena del petróleo.
Se calcula que las arenas bituminosas de la provincia de Alberta (Canadá) contienen entre 1,7 y 2,5 billones de barriles de petróleo, aunque sólo una fracción es recuperable con la actual tecnología, lo que las convierte en una de las mayores reservas de crudo del mundo.



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