La Unión Energética y la dependencia del gas ruso centrarán el Consejo Europeo de este jueves y viernes

Los jefes de Estado y de Gobierno europeos comenzarán su reunión en la tarde de este jueves, una vez hayan escuchado como es tradicional al presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, y lo harán con un debate sobre los trabajos para establecer la futura Unión Energética entre los Estados miembro, y así reducir su dependencia actual de algunas áreas como ocurre con el gas de Rusia. «La unión energética centrará la discusión, en particular en sus vínculos con la seguridad de suministro, el mercado interior y la diplomacia climática», dice la invitación. Para Tusk, «estos son asuntos en los que podemos dar inmediato valor añadido«.

Se espera que los líderes respalden la propuesta de la Comisión Europea a ese respecto para reducir la dependencia de las importaciones rusas, en especial mediante el desarrollo de interconexiones de gas y electricidad que permitan acabar con el aislamiento de regiones como la Península Ibérica. Consecuentemente reconocerán el impulso que supone para este fin el acuerdo firmado en Madrid entre España, Francia, Portugal, por el cual se comprometen a impulsar las conexiones entre estos países, incluida la reanudación del proyecto del gasoducto MidCat. Además tratarán una de las medidas más polémicas que propone la Comisión Europea: que los países tengan que consultar con Bruselas los contratos de suministro energético antes de firmarlos para ver si respetan la legislación comunitaria.

Está previsto que los líderes comunitarios dediquen su cena a tratar la situación en Ucrania y den su respaldo a que se siga aplicando el acuerdo de paz de Minsk en el este del país, que ya ha traído mejoras sobre el terreno con un alto el fuego o la retirada de armas pesadas. Además, fuentes comunitarias explicaron que Tusk prepara una declaración con Merkel y Hollande, que estuvieron presentes en la negociación de Minsk, de cara a lograr el máximo consenso entre los países. Ese texto se enfocaría a «crear vínculos muy fuertes» entre el acuerdo de paz y las sanciones impuestas por la Unión Europea, que estarían en vigor hasta la «total implementación» de esos acuerdos de Minsk.

Pero hay discrepancias entre los países que piden prorrogar ya las sanciones económicas que la Unión Europea impuso a Rusia en julio pasado y cuya validez es de un año, los que consideran que la política de sanciones es errónea y los que creen que hay que dar margen para la aplicación de Minsk. Estas fuentes no descartaron que si hay falta de unanimidad para tratar ahora la cuestión, los líderes podrían trasladar su decisión sobre las sanciones a Rusia a su cumbre de junio.

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