La UE negociará con Azerbaiyán y Turkmenistán para construir un gasoducto que traiga gas del Caspio
Se trata de la primera vez que la Unión Europea propone firmar un tratado vinculante para apoyar directamente la construcción de este tipo de infraestructura. El Tratado, cuya negociación correrá a cargo de la Comisión, sólo podrá ser concluido por la Unión Europea si hay acuerdo entre los Veintisiete.
El tratado permitirá impulsar la construcción de un gasoducto submarino que conecte Turkmenistán y Azerbaiyán, que a su vez estará conectado con otros gasoductos que traen gas desde Asia central a la Unión Europea.
El comisario de Energía, Günther Oettinger, recordó que el gasoducto transcáspio «es un proyecto fundamental para que el Corredor Sur pueda traer nuevos recursos de gas a Europa» por lo que avanzó que la intención de Bruselas es concluir el tratado «lo antes posible». «Europa está hablando ahora con una sola voz», celebró.
Bruselas deberá negociar ahora los compromisos legales de las tres partes, los acuerdos bilaterales necesarios para que Azerbaiyán y Turkmenistán puedan construir y garantizar el funcionamiento del gasoducto en sí y el marco legal para traer el gas de Turkmenistán, incluido el reconocimiento adecuado de los compromisos comerciales que se fijen, según informó la Comisión.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y los presidentes de Azerbaiyán y Turkmenistán, Ilham Aliyev y Gurbanguly Berdimuhamedov, respectivamente, se comprometieron el pasado enero en 2011 a identificar recursos para poner en marcha este gasoducto.
Ambos países, que trasladaron a la Unión Europea su disposición de vender «volúmenes de gas sustanciales» a Europa, son proveedores potenciales clave además para los proyectos de interconexión de interés europeo como Nabucco, el interconector entre Turquía, Grecia e Italia y el gasoducto transadriático.
La Comisión propuso la pasada semana crear además un mecanismo que obligará a los Estados miembros a informar a Bruselas de cualquier acuerdo internacional en materia de energía, incluso los que todavía se están negociando. El Ejecutivo comunitario podrá dictaminar si estos acuerdos son compatibles con la legislación comunitaria y con los objetivos de seguridad de abastecimiento de la Unión Europea. Si la conclusión es negativa, los Gobiernos no podrán firmarlos.



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