La UE impondrá desde el 27 de noviembre un recargo arancelario del 24,6% al biodiésel de Argentina

Bruselas aprobó esta represalia comercial tras constatar que las empresas argentinas e indonesias venden este carburante por debajo del coste de producción (práctica conocida como «dumping») gracias a ayudas públicas, causando un grave perjuicio a la industria europea.

«La Unión Europea está abierta a las exportaciones de Argentina e Indonesia, pero no podemos quedarnos parados y tolerar distorsiones estructurales del mercado de materias primas«, dijo el portavoz de Comercio, John Clancy. «Ahora podemos estar seguros de que nuestro sector energético verde no está en riesgo y continuará desarrollándose en beneficio de todos los europeos», agregó.

Las sanciones fueron aprobadas esta semana por los Estados miembros tras una investigación de 15 meses llevada a cabo por el Ejecutivo comunitario. Desde el pasado mayo, la Unión Europea ya aplicaba un recargo temporal del 10,6% a Argentina y del 9,6% a Indonesia.

De acuerdo con los resultados de la investigación, las empresas de Argentina e Indonesia se benefician de una ventaja indebida porque tienen acceso a materias primas a precios artificialmente bajos en comparación con los precios mundiales que se aplican a los productores europeos de biodiésel.

El motivo, según Bruselas, son las elevadas tasas a la exportación que aplican Argentina e Indonesia a las materias primas utilizadas para producir biodiésel (soja y aceite de soja en el caso de Argentina y aceite de palma en el caso de Indonesia).

La investigación concluyó que el margen de «dumping» para Argentina estaba entre el 41,9% y el 49,2% y para Indonesia entre el 8,8% y el 23,3%. No obstante, la Unión Europea decidió fijar el recargo arancelario en niveles inferiores que, según sus cálculos, son suficientes para contrarrestar el perjuicio sufrido por la industria europea: de entre el 22% y el 25,7% para Argentina y de entre el 8,8% y el 20,5% para Indonesia.

«En otras palabras, los aranceles se han fijado no como castigo sino estrictamente para prevenir más daños a la industria de la Unión Europea», sostuvo la Comisión.

Bruselas aseguró además que la decisión se adoptó con total transparencia, y que todas las organizaciones interesadas, incluidos los proveedores, productores, importadores y usuarios de materias primas, tuvieron la oportunidad de expresar sus puntos de vista para garantizar que los beneficios de los recargos sean superiores a cualquier inconveniente.

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