La suspensión de las obras de una central hidroeléctrica en Panamá alarma a los inversores del proyecto

Las autoridades panameñas basaron la paralización en que la empresa promotora incumplió varios compromisos medioambientales. La suspensión del proyecto hidroeléctrico Barro Blanco durará «hasta que se terminen las investigaciones de los incumplimientos», precisó Mirei Endara, la administradora de la Autoridad Nacional de Ambiente (ANAM), el organismo que ordenó la medida. Endara señaló «razones suficientes para comenzar un proceso administrativo en contra de la empresa promotora».

También influyó que la empresa hondureña encargada del proyecto (Genisa) no contó con un plan de gestión arqueológico, taló árboles sin autorización y vertió residuos en el río, entre otras acusaciones. Aunque se adujeran motivos de incumplimiento ambiental para la paralización temporal de las obras, la ANAM indicó que la decisión se tomó principalmente por la falta de acuerdo con los indígenas, que rechazan la hidroeléctrica y realizó protestas y cortes de carreteras que amenazan con extender los próximos días.

El proyecto de Barro Blanco comenzó a construirse en 2008 sobre el río Tabasará, en el distrito de Tolé, a unos 400 kilómetros al oeste de la capital panameña, está avanzado en un 95% y cuenta con una inversión cercana a los 130 millones de dólares. Las obras han sido un foco constante de conflicto con las comunidades indígenas de la comarca Ngäbe Buglé, pues el lago que formará la represa inundará 5,6 hectáreas de terrenos anexos a esa población cuando sea temporada de lluvias.

La comunidad indígena calificó la paralización temporal de las obras de «triunfo» pero exigió más compromiso al presidente Juan Carlos Varela. Los indígenas pidieron que vaya a la zona a explicarles la decisión que tomó su gobierno, que esperan sea definitiva y no temporal. «Tiene que cumplir lo que prometió en la campaña electoral, que el pueblo siempre iba primero», añadió la cacica Clementina Pérez que advirtió que, si Varela no acude próximamente a la zona, la comunidad indígena «extenderá las protestas de manera indefinida».

Por su parte, la empresa promotora del proyecto alegó desconocer los compromisos medioambientales incumplidos y dijo que esta suspensión «unilateral» en pleno verano pone en peligro la conclusión de la obra. «Los inversores están alarmadísimos», alertó Aldo López, gerente de Genisa. Según sus propios cálculos, la planta generará el 2% de la energía que requiere Panamá y producirá 28,56 megavatios.

Durante el anuncio de las suspensión de las obras, la vicepresidenta y canciller de Panamá, Isabel de Saint Malo, envió un mensaje a los inversores extranjeros. «No estamos haciendo esta paralización a la ligera. Nosotros no hemos cancelado la obra, es una paralización temporal. Este es un país respetuoso con la seguridad jurídica de la inversión extranjera», concluyó la canciller.

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