La operación para frenar el vertido de Shell está en fase crítica

Shell continúa tratando de detener el crudo que aún sale del oleoducto subterráneo que vertió desde el pasado día 10 más de 200 toneladas de petróleo al mar a unos 180 kilómetros de Aberdeen (Escocia).

Se trata del mayor derrame sufrido en el Mar del Norte en una década, que cubre un área de 41 kilómetros cuadrados.

El vertido principal se inició el pasado 10 de agosto pero se redujo a dos barriles de crudo diarios después de descubrirse una segunda filtración muy inferior a la primera aunque de difícil acceso.

Según explicó la compañía angloholandesa, el vertido principal va a desaparecer de forma natural y no llegará a alcanzar las costas escocesas, pero las organizaciones ecologistas alertaron sobre su riesgo.

El director técnico de la empresa, Glen Cayley, dijo que en el interior del gasoducto todavía quedan toneladas de crudo.

A la petrolera angloholandesa se le pidió que instale un aparato de contención para ser utilizado en caso necesario, al tiempo que un avión Hércules se encuentra preparado y cargado con detergente, según la BBC.

Para Cayley, si los procedimientos de inspección y mantenimiento se hubieran llevado a cabo sin errores, el crudo no se hubiera vertido.

La organización conservacionista RSPB Escocia pidió una investigación «completa y abierta» sobre el derrame para «determinar si los preparativos de las autoridades y los estándares de la industria son adecuados».

Según su director, Stuart Housden, es necesario «saber qué ha ocurrido, por qué y si aquellos que son responsables darán cuentas ante la justicia».

Las organizaciones ecologistas criticaron estos días la forma de actuar de la empresa así como la falta de información que está dando sobre el vertido.

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