La OIEA destaca el «enorme esfuerzo» de Japón en reducir la radiación nuclear en el área de Fukushima

Ésta es una de las conclusiones preliminares de un informe elaborado por el grupo de expertos de la OIEA que viajó a Japón para revisar los trabajos de rehabilitación en las zonas perjudicadas por el accidente nuclear y que entregó al viceministro nipón de Medio Ambiente, Shinji Inoue, según informó este organismo de la ONU.

El documento reconoció el «enorme esfuerzo» y los «enormes recursos» que las autoridades japonesas están dedicando a sus estrategias y actividades para remediar la tragedia y mejorar así las condiciones de vida de las personas afectadas por el accidente nuclear, incluido el regreso a casa de quienes tuvieron que ser evacuados.

El equipo de expertos de la OIEA destacó «importantes avances» desde la primera misión de este organismo, en octubre de 2011, y señaló que Japón hizo un buen uso de los consejos de aquella visita.

El director de la División de Ciclos de Combustibles del OIEA, Juan Carlos Lentijo, aseveró que «Japón ha hecho un esfuerzo enorme en reducir la exposición a la radiación de las personas en las zonas afectadas, en trabajar para permitir el regreso a sus hogares de las personas evacuadas y en apoyar a las comunidades locales en la superación de los trastornos económicos y sociales».

«El equipo de la misión se quedó muy impresionado por la participación de una amplia gama de ministerios, agencias y autoridades locales en el impulso de estos esfuerzos cruciales», añadió.

Entre las conclusiones del informe, destacó la amplia distribución de dosímetros individuales entre las personas que residen en las zonas perjudicadas, con el fin de que evalúen por sí mismos las dosis de radiación, lo cual ayuda a recuperar la confianza pública.

Además, mencionó avances en el saneamiento de las tierras de cultivo afectadas y la puesta en marcha de medidas de seguridad alimentaria para proteger a los consumidores y garantizar la inocuidad de los alimentos y el agua.

El informe recomendó al Gobierno de Japón que redoble sus esfuerzos en explicar a la población que la dosis de radiación por persona de un milisievert al año, anunciado como un objetivo a largo plazo, no puede lograrse en un corto periodo de tiempo.

En este sentido, apuntó que cualquier dosis de radiación individual de 1 a 20 milisievert al año es «aceptable y acorde con las normas internacionales y las recomendaciones de las organizaciones internacionales pertinentes», como el OIEA, el Comité Científico de las Naciones Unidas sobre el Efecto de las Radiaciones Atómicas (Unscear, según sus siglas en inglés) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El agua radiactiva desbordó doce barreras de protección

Por otra parte, la Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) afirmó que el agua radiactiva presente en los tanques de contención de la central nuclear de Fukushima desbordó doce de las barreras de protección y expresó su temor de que parte de ella haya alcanzado el océano.

La compañía indicó que las barreras de contención tienen una altura de 30 centímetros y que algunos de los tanques contenían al menos 20 centímetros de agua de lluvia. Los trabajadores sólo pueden vaciar un par de centímetros de agua al día, según informó la cadena de televisión pública japonesa, NHK.

El pasado 8 de agosto, el Ministerio de Economía, Comercio e Industria de Japón reveló que diariamente se vierten al subsuelo 1.000 toneladas de agua desde la central nuclear, de las cuales unas 300 contienen sustancias altamente radiactivas que llegan al océano Pacífico.

Desde entonces, las fugas de agua radiactiva no cesaron e hicieron que en el último mes los niveles de radiactividad en Fukushima se hayan disparado hasta picos de 200.000 becquerelios por litro, capaces de matar a una persona.

La Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) sospecha que las fugas radiactivas se deben al desgaste de la resina que une las placas de acero que forman los tanques en los que se almacena el agua contaminada de Fukushima, a pesar de que se trata de un compuesto especial, precisamente, para evitar la permeabilidad.

Si bien, admitió errores de todo tipo. Entre ellos, que los trabajadores se dejaran abiertas las válvulas que controlan la entrada de agua contaminada desde los reactores a los tanques, la ausencia de contadores en todos los tanques y las escasas patrullas alrededor de los tanques para comprobar que no hay fugas radiactivas.

Asimismo, un informe del Comité Científico de la ONU sobre los Efectos de la Radiación Atómica alertó esta misma semana de que los criterios y métodos utilizados por las autoridades y empresas japonesas para medir la radiación a la que estuvieron sometidos los trabajadores de la central nuclear de Fukushima después de la fuga radiactiva desestiman ciertas radiaciones, por lo que el nivel global de las mismas podría ser hasta un 20% superior a lo que se creía hasta ahora.

Los problemas en Fukushima se deben al terremoto y el tsunami que el 11 de marzo de 2011 arrasaron la costa de la prefectura japonesa, dando lugar al peor accidente nuclear de la historia, junto al de la central de Chernóbil, en Ucrania.

Fukushima estaba preparada para un terremoto, ya que Japón se asienta sobre una falla, pero no para un tsunami, por lo que el azote del mar provocó varias explosiones de hidrógeno que hicieron que los núcleos de algunos de sus reactores se fundieran parcialmente.

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