La nueva interconexión eléctrica entre España y Francia entrará en operación a finales de junio o julio y pasará de 1.400 a 2.800 megavatios

En un encuentro con medios de comunicación, Collantes explicó que las obras se terminaron a finales del pasado año y actualmente el proyecto se encuentra en fase de pruebas, de manera que una vez comprobado el funcionamiento de todos los sistemas pueda estar en operación comercial en torno a junio.

Una vez en funcionamiento, la capacidad de interconexión entre Francia y España pasará del 3% actual al 6%, una cifra que se sitúa muy por debajo del 10% que recomienda la Unión Europea para 2020 y del 15% para 2030.

Collantes afirmó que el proyecto contribuirá a futuro a bajar el precio de la electricidad a toda a Europa y a España, así como a la creación de un mercado único y a facilitar «la integración las energías renovables», principalmente la energía eólica, contribuyendo al objetivo marcado por la Unión Europea para que en el año 2020 el 20% del consumo de energía sea renovable.

Por ello, REE y su homólogo francés Réseau de Transport d’Électricité (RTE), que invirtieron al 50% en esta interconexión a través de la sociedad Inelfe, ya trabajan en el estudio de una nueva línea, que cruzaría el golfo de Vizcaya y llegaría hasta Aquitania, un enlace submarino de unos 400 kilómetros de largo, aprovechando además el impulso que se quiere dar desde Europa a las interconexiones entre la Península Ibérica y el resto de Europa.

Estos estudios, cuyo coste asciende a unos 10 millones de euros, incluyen también un análisis del fondo marino y prevén estar terminados el próximo año, lo que permitirá decidir si se construye esta nueva infraestructura, que tendría un coste de entre los 1.600 y los 1.900 millones de euros, según las primeras estimaciones.

También están encima de la mesa otros proyectos adicionales para mejorar la interconexión que Collantes, presidente también de la sociedad conjunta Inelfe, no desveló, aunque si afirmó que serán en comunidades distintas a Cataluña.

En lo que respecta al enlace Santa Llogaia-Baixàs, se trata de una línea soterrada de 64,5 kilómetros, de los que 8 kilómetros se encuentran en un túnel que cruza los Pirineos, cuyo coste ascendió a 700 millones de euros (frente a los 70 millones de euros que hubiera supuesto de no haberse tenido que realizar bajo tierra), de los que 225 millones de euros fueron sufragados por una subvención de la Unión Europea y otros 350 millones de euros se financiaron a través de un préstamo del Banco Europeo de Inversiones (BEI).

Sólo no es soterrado el tramo que cruza los Pirineos, que se realiza a través de un túnel de 8,5 kilómetros que transcurre en paralelo a la línea ferroviaria de alta velocidad (AVE). La obra se convierte así en la interconexión eléctrica soterrada «más larga del mundo».

En términos técnicos, Collantes subrayó que este proyecto ha sido «un reto tecnológico» que podría sentar precedentes para futuras interconexiones, debido a la innovadora tecnología VSC «Voltage Source Converter» de corriente continua utilizada y al hecho de que las estaciones conversoras de ambos lados del túnel sean reversibles.

También destacó que la línea se construyó con el consenso de todos los municipios tanto de la parte francesa como de la española, a pesar de que Cataluña resultó «un territorio difícil» por su elevada contestación social.

Además, se trata de la primera interconexión con Francia que se construye desde hace treinta años, y que será el «proyecto más caro» en la historia de REE, lo que permitirá aprovechar mejor el parque generador de ambos países, mejorar la calidad de suministro de las poblaciones del Roussillon y del Empordà (Gerona) y garantizará el suministro eléctrico necesario para el correcto funcionamiento del tren de alta velocidad (AVE) en el lado español.

Otro factor positivo es su contribución a la creación de un mercado único de la electricidad en Europa, lo que debería ayudar a la bajada de los precios en todo el continente.

A pesar de todos estos esfuerzos, Collantes reconoció que «tenemos que correr mucho» para alcanzar el objetivo europeo de un 10% de interconexión en 2020.

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