La mitad de los españoles cree que cambiar sus hábitos de consumo energético no contribuiría a luchar contra el cambio climático

Un estudio reciente elaborado por la Fundación BBVA sobre la percepción y el conocimiento del calentamiento global por parte de la población española pone de manifiesto que se trata de un problema ampliamente conocido y sobre el que la población está muy concienciada.

El estudio se ha elaborado teniendo en cuenta las respuestas de 2.000 entrevistados a partir de 15 años.

Nueve de cada diez personas han oído hablar del problema, pero los niveles de conocimiento varían ampliamente en los diferentes grupos de población. La mayoría, no obstante, conoce las causas o fenómenos vinculados al calentamiento, aunque existe una cierta confusión sobre la relación entre el fenómeno del calentamiento global y el agujero en la atmósfera y la capa de ozono.

El estudio también denota que una amplia mayoría de la población considera que ha habido cambios climáticos en su región, en lo referente a la temperatura media, la variabilidad del clima o las precipitaciones. Sin embargo, la percepción que se tiene de, por ejemplo, el grado de aumento de la temperatura a escala global, está muy alejado de la realidad.

Por otra parte, los encuestados entienden que la mano del hombre es responsable en gran medida de este calentamiento y que el fenómeno tiene una gran relación con los hábitos cotidianos. En este sentido, una amplia mayoría coincide en la necesidad de actuar de inmediato para evitar repercusiones futuras.

Según el estudio de la Fundación BBVA, no existen dudas sobre la existencia del cambio climático ni sobre sus causas. La población es consciente de las emisiones de dióxido de carbono como causantes en gran medida de este calentamiento, derivadas de la destrucción de bosques y el uso de gas y electricidad en la industria.

Por lo que respecta a los hábitos, los encuestados entienden que uno de los más perjudiciales es viajar en automóvil, seguido de la utilización de electrodomésticos de baja eficiencia energética y viajar en avión. En este sentido, otorgan una importancia de más del 50% a una serie de hábitos, entre los que se cuentan el consumo de verduras y frutas fuera de temporada o el consumo excesivo de calefacción.

Estados Unidos es percibido como el país más contaminante, seguido de la Unión Europea y de China. En realidad, China es el país más contaminante (se ha puesto recientemente por delante de EEUU), seguida de EEUU y la UE.

Por otro lado, los encuestados consideran en su mayoría que la tecnología puede tener un papel muy relevante a la hora de aportar una solución al problema.

Llama la atención que sólo uno de cada dos encuestados crea que no es difícil cambiar el estilo de vida propio para reducir la influencia sobre el ambiente. Igualmente, el 49% cree que las aportaciones individuales difícilmente sirven para algo.

Al mismo tiempo resulta significativo que un 42% de los ciudadanos encuestados consideren que no poseen información suficiente para actuar a nivel individual contra el calentamiento global.

Disposición a colaborar

También resulta llamativo comprobar lo que los ciudadanos están dispuestos a aceptar como medidas para luchar contra este calentamiento. En el caso de medidas que no les afectan directamente como consumidores, la aceptación es masiva. Por ejemplo, imponer multas a las empresas que no reduzcan sus emisiones de CO2 es una iniciativa que apoya el 84,1% de los encuestados.

Los ciudadanos -y éste puede ser un mensaje útil para los tomadores de decisiones- estarían también dispuestos a aceptar una tarifa eléctrica por tramos de consumo, es decir, que más cara salga la electricidad cuanto más se consuma. Un alto porcentaje (52,8) también aceptaría una aplicación impositiva a los automóviles según su grado de emisiones.

Pero las malas caras llegan cuando se habla de restricciones al uso de automóviles, por ejemplo. Sólo un 35% estaría dispuesto a apoyar medidas como la restricción del uso de automóviles por matrículas y según los días. Tampoco están dispuestos a aceptar subidas en los impuestos a la gasolina, ni tampoco (lo que puede resultar contradictorio) incrementar la tarifa eléctrica en los hogares para reducir su consumo. Sólo un 18,4% apoyan esta iniciativa, frente a un 66,3% en contra.

Si hablamos de energías menos contaminantes, esa oposición a subidas de precio se diluye. La mitad de los españoles estaría dispuesta a pagar un poco más si tiene la garantía de que se usarían energías menos contaminantes. Un 29% de la población, de hecho, estaría dispuesta a pagar 5 euros más en la factura si la electricidad procediera de fuentes como la solar o la eólica. Un 37% no estaría dispuesto a pagar más.

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *